mayo 9, 2024
Historias

Booktubers cubanos: Las nuevas lecturas de la era digital

¿Qué estudiante ha leído con entusiasmo los textos exigidos por la Academia, cuando les prometen exámenes a partir de las obras? Ah, pero ¿qué efecto tiene en los más jóvenes que la recomendación –y no imposición- venga de sus youtubers favoritos?

Cuestionados por unos y apreciados por otros, los booktubers suelen ser jóvenes apasionados por la lectura, que colocan sus videos sobre libros y literatura en la plataforma de YouTube. Su público, mayormente joven y apegado a las nuevas tecnologías, es precisamente el segmento poblacional que las editoriales comenzaban a considerar “perdido”.

Una cámara o móvil con fotografía aceptable, un ordenador y un lenguaje ameno y desenfadado suelen ser elementos imprescindibles para tener éxito como booktuber. Estos jóvenes suelen comunicarse “de tú a tú” con su público y, aunque algunos se centran en géneros concretos (literatura adolescente, fantasía, novela negra y romántica, entre otros), suelen hacer más que reseñar libros en sus videos.

¿Qué tipo de contenidos les permite conseguir, en ocasiones, más de un millón de visitas?

Entre los audiovisuales más gustados están los que presentan “tops” de libros, los que hablan de los próximos títulos que leerán los booktubers, los que muestran cómo ordenan los textos en su habitación, qué portadas les gustan más y cuáles menos, los retos sobre disímiles cuestiones, entre otros, que no suelen exceder los 10 minutos.

Lo anterior suele ser un arma de doble filo, pues muchas veces los booktubers han sido criticados por falta de rigor, de criterio de selección (en ocasiones escogen las obras más comerciales) y por la superficialidad, que, como en la mayoría de las redes sociales, a veces aflora en este movimiento que se asienta en YouTube.

Sin embargo, en muchos casos, estos videos y la comunidad que se genera en torno a ellos funcionan como un club de lectores donde cada semana se propone una nueva obra para analizar y comentar luego en conjunto. O sea, se potencia la lectura colaborativa y se fomenta una actividad social, de esas que en ocasiones los adultos temen que los más jóvenes pierdan.

El movimiento booktuber en Cuba

El movimiento booktube también ha llegado a Cuba. Foto: Canal de YouTube Real y Mágico, de Víctor R&M.

El fenómeno de los booktubers surgió hace alrededor de una década y tiene sus raíces en el mundo anglosajón. No obstante, también se ha extendido a la cultura hispanohablante y ha llegado, con todas sus peculiaridades, a nuestro país, donde el incremento de la conectividad ha posibilitado que las personas, además de consumir contenido de internet, sean, por sí mismas, creadoras.

Víctor R&M es de los booktubers pioneros de la Isla. Su canal surgió en marzo de 2018 y, aunque por esas fechas sus seguidores eran mayormente de España y países latinoamericanos, desde finales de 2021 se ha incrementado su público cubano.

“La relación con la audiencia ha sido progresiva y en ascenso. Se trata de un proceso paulatino de construcción de contenido que el público acompaña y, cuando se hacen bien las cosas, agradece. En ese camino, se aprenden muchos aspectos de manera autodidacta. Por ejemplo, yo al principio no hacía el guion de mis videos. Ahora estoy experimentando diferentes tipos de guiones, porque así optimizo más el tiempo”, comenta.

Ser booktuber en Cuba es tarea compleja. Normalmente se deben pagar altos precios por una conexión no siempre rápida, además de acceder solo de manera digital a algunos libros que son tendencia y no existen físicamente en el país, cuando se trabaja para una comunidad obsesionada con el fetichismo de tener y mostrar el libro físico en pantalla. Tampoco son baratos los medios y herramientas imprescindibles para hacer videos, y hay que tener conocimientos básicos de edición, para lograr un trabajo atractivo.

A pesar de las dificultades, Daína Rodríguez González, editora de Cubaliteraria, explica que ya se puede hablar de un movimiento de booktubers cubanos, incipiente aún si se compara con países de la región como México y Argentina, pero “dueño de una producción interesante, que pondera los contenidos sobre literatura cubana y, por sobre todas las cosas, es una producción autónoma con respecto a los dictámenes de canales oficiales en los que se ejerce la crítica, y a las prioridades de las editoriales”.

Esa capacidad de los booktubers cubanos de alejarse de la posición de poder que ejerce la crítica para dialogar con la audiencia como un lector más, así como su visibilidad creciente a partir del aislamiento pandémico, llamó la atención del Instituto Cubano del Libro, que exhortó a su única editorial digital (Cubaliteraria), a convocar a los primeros concursos nacionales de booktubers.

Para Daína Rodríguez, ese ha sido un paso esencial para el futuro del movimiento, pues permitió visibilizar su existencia de cara al público y a la industria del libro, además de generar relaciones potenciales entre las editoriales y estos creadores de contenido.

En este último aspecto puede radicar el punto de giro en la evolución del movimiento booktuber, en la medida en que, sin perder su autonomía, las editoriales les garanticen acceso a novedades de sus catálogos, a diálogos potenciales con autores y trabajen mancomunadamente por enlazar las comunidades virtuales y físicas en torno a los libros que se producen en Cuba hoy.

Víctor ha podido establecer esas alianzas. “Con la primera editorial que colaboré informalmente fue con Arte y Literatura. Me les acerqué, les dije que era booktuber y me abrieron las puertas”. Reconoce, sin embargo, que a veces las alianzas pueden suponer la presión de leer y comentar un libro, que quizás no es la obra que el creador digital quiere leer en ese momento.

El primer Concurso Nacional de Booktubers fue el impulso que necesitaba Ana Iris Mariño para abrir su canal de YouTube, un proyecto que llevaba tiempo entre sus planes.

“La convocatoria no pudo llegarme en mejor momento. Por primera vez me atreví a grabar un video personal para mis sitios de redes sociales, donde mezclé mi pasión por el audiovisual y la literatura con conocimientos que había adquirido en mi vida profesional”, comenta.

Para el Primer Concurso Nacional de Booktubers, Ana Iris Mariño hizo una reseña del libro Negrita, de Onelio Jorge Cardoso. Foto: Yilena Héctor Rodríguez/Cubadebate.

Aunque Víctor se especializa en la elaboración de videos relacionados con la literatura, el libro y la lectura, otros creadores, como Ana Iris, buscan abrir el diapasón de su contenido hacia asuntos cotidianos como el transporte, la política o el medio ambiente.

“También he pensado en construir una especie de programa informativo con el acontecer de las bibliotecas cubanas como eje central. Actualmente, casi todas tienen, al menos, un perfil en Facebook. De conjunto con la Biblioteca Nacional podría crearse un video semanal que recorra los sucesos más relevantes de esos centros”, dice Ana Iris.

Para ambos e, incluso, para su público, la literatura cubana es fundamental.  “Creo que a las personas les interesa el contenido hecho desde Cuba, sobre todo escuchar criterios de cubanos sobre determinados autores nacionales”, comenta Víctor.

Sobre la dicotomía entre el formato impreso y digital, se sienten atraídos por el primero, por la importancia de mostrar el libro físico en pantalla para el trabajo que realizan, pero reconocen que el objetivo fundamental es que las personas lean, en cualquier formato.

“Yo recomiendo los libros, así de simple. Es ridículo pedirles a los jóvenes y a los nativos digitales que utilicen más el papel cuando nacieron casi sin saber para qué sirve. La responsabilidad de booktubers radica más en el contenido que en la forma, y se basa en recomendar buenas lecturas, apropiadas para la edad de nuestro público meta”, explica Ana Iris.

¿Por qué suele ser efectiva esa recomendación?

Porque, hasta ahora, el único mediador entre el lector y el catálogo de una editorial era el crítico literario. Pero los booktubers son -de igual manera- lectores, con criterios más desprejuiciados y con la peculiaridad de ejercer influencia sobre una comunidad con la que comparten características, gustos y experiencias vitales. Ello hace que su público sea más receptivo a sus sugerencias de lectura que quizás a las que provienen de familiares, maestros o especialistas de programas televisivos. En buena lid, los booktubers aumentan las posibilidades de que las obras lleguen a los lectores indicados.

Dejando volar la imaginación -como si del argumento de un libro se tratara- pudiéramos generar ideas sobre los próximos pasos del movimiento booktuber en Cuba.

“Irá en ascenso, tanto en la creatividad como en la aparición de mayor cantidad de booktubers. La comunidad será dominada por los adolescentes y los adultos jóvenes. Creo que habrá mayor presencia de Wattpad y de libros en formato digital, aunque son un poquito más difíciles de reseñar en un video. Contará de seguro con muchísimo apoyo institucional y quizá cada editorial tenga en la nómina de trabajadores a sus booktubers colaboradores”, dice entusiasta Ana Iris.

Para Víctor, el desarrollo del movimiento depende de que los cubanos tengan fácil acceso a internet, sobre todo a los contenidos que demandan más tiempo y consumo de megas. Pero, sobre todo, está condicionado por el interés de las personas. “Es un contenido que, de acuerdo con las necesidades de las personas, va a trascender o no”.

En todo caso, se trata de un proceso atractivo que apenas comienza en la mayor de las Antillas, donde cada vez más jóvenes se abren paso en el entramado de YouTube. El verdadero rumbo del movimiento lo decidirán sus participantes, los booktubers y su compromiso con sus seguidores.

Ganadores del Primer Concurso Nacional de Booktubers. Foto: Yilena Héctor Rodríguez/Cubadebate.

En video, recorrido de un booktuber por la Biblioteca Nacional

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