mayo 2, 2024
Historias

La historia de Arián Alejandro: Nada de imposibles

Hace unos dos años, Arián Alejandro Rodríguez Agrelo, el comentarista deportivo débil visual profundo, ha ganado popularidad entre el público cubano.

Lo vemos con frecuencia en Pasión Mundial, donde no solo exhibe sus conocimientos deportivos, sino también su talento artístico. Pero ese será un tema del que hablaremos más adelante.

También lo leemos en Alma Mater, Cubahora o Cubadebate. Le dedican una crónica en el Noticiero Nacional de Televisión o lo escuchamos en Radio Taíno, su trabajo habitual. Igualmente, disfrutamos de sus comparecencias en vivo en mesas redondas sobre juegos múltiples, o lo encontramos en el canal de Prensa Latina en YouTube, donde conduce y publica sus comentarios, mayormente sobre fútbol.

Es parte de lo que conoce el público de Arián Alejandro, quien ya se ha hecho familiar entre los amantes del deporte. El habanero de 35 años concluyó la licenciatura en Historia en la Universidad de La Habana el pasado año.

En 2019, había sido habilitado como narrador comentarista deportivo por el Centro de Estudios del ICRT… Y así, una estela de méritos que confirman a Arián como un joven emprendedor y ejemplo de superación personal.

Recientemente, se convirtió en el primer cubano que siendo débil visual comenta un partido de fútbol en televisión nacional. De 1959 hasta la fecha hubo locutores de radio invidentes como Franco Carbón, pero que no eran narradores deportivos.

“Fue un sueño, entre tantos que tengo por cumplir. Gracias a Dios lo hice con un gran amigo que es Camilo Pérez Pérez. Eso te da confianza, te tranquiliza, porque con la persona que narras tienes una gran relación, más allá de la profesión”, cuenta Arián.

¿Pero te avisaron con tiempo?, ¿pudiste prepararte?

–La idea fue de ahora para ahorita. El 8 de enero, Camilo me dijo que se trasmitirían dos partidos, uno del Real Madrid y otro del Atlético. Había ausencia de personal en Tele Rebelde, porque estaban con los playoffs de la Liga Élite.

“Entonces, Camilo me preguntó si me arriesgaba a comentar, mientras él narraba. Incluso, quería que fueran los dos partidos del día, pero le expliqué que no podía con los dos, porque estaba en otras cuestiones de trabajo. No estaría para el primer horario, pero sí para el segundo.

“Tiempo atrás, Camilo me había preguntado que si cuando se diera la cobertura yo sería capaz, y le respondí que sí. Pasó el tiempo, llegó la oportunidad y de un día para otro me dijo: ‘Mañana se ha dado el chance. ¿Lo quieres aceptar?’. Le contesté: ‘P’alante’.

“En Cuba, el sistema de narración y comentario es diferente al de la mayoría de países de habla hispana. Por lo general, es un narrador, acompañado de uno o más comentaristas.

“Aquí son dos narradores, aunque cuando uno narra, el otro comenta. Siempre he abogado por la especialización, porque puedes ser muy bueno narrando, pero a lo mejor ese nivel no lo tienes comentando, analizando. O viceversa. Son características diferentes dentro de la profesión.

“Ya había comentado partidos de fútbol varias veces en la radio, pero para la televisión fue un reto, porque ahí es visual. No puedes lanzarte a la ligera a hacer un comentario sobre algo de lo que está ocurriendo, que las personas están viendo. Y si no vas acorde con eso, puede haber una discordancia.

“Eso me ponía tenso, porque tenía que ser fiel a lo que estaba ocurriendo en mis comentarios. Los códigos de la televisión son diferentes, en ese sentido”.

En audio, declaraciones de Arián sobre ese primer comentario

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Una lucha contra el tiempo en los primeros años

Cuando Arián Alejandro tenía un año y medio de nacido, ya pronunciaba pequeñas palabras, lo normal para un niño de su edad. Lo preocupante es que no caminaba y eso, a su edad, no era normal. El primer diagnóstico que recibió fue que tenía trastornos mentales. La noticia golpeó a toda la familia y empezaron a llegar pruebas por aquí y por allá.

No tardó el dictamen médico definitivo, que indicó que tenía retinosis pigmentaria, enfermedad para la cual ya había tratamiento en Cuba, en especial en La Habana, a finales de la década de 1980.

Tras el diagnóstico, los especialistas concluyeron que Arián no caminaba porque apenas veía. Pero la novedad no detuvo a su familia. Era una lucha contra el tiempo para evitar que perdiera completamente la visión.

Gracias a mi madre, Ana Susana Agrelo Estrada, hoy conservo un poquito de visión. En cuanto me detectaron la enfermedad, buscó soluciones y desde los dos años recibo tratamiento con ozono. Ella ha sido todo para mí. Ha estado en todos los momentos de mi vida.

“Y en mi carrera profesional ha sido clave. Cuando en 2014 comencé a trabajar en la COCO, de madrugada, ella me llevaba. Actualmente, me acompaña a cada programa. Me lleva y me trae. Aunque tengo amigos y mi novia que también lo hacen, ella está presente casi al ciento por ciento. Sin su apoyo, yo no podría realmente”.

Arián y su mamá Ana Susana Agrelo Estrada. Foto: Cortesía del entrevistado.

En sus primeros años de vida, Arián fue feliz. Estudió en una primaria convencional, con niños que no tenían ninguna situación de discapacidad. Jugó baloncesto y cuatro esquinas. No cubría al campo, porque no veía la pelota para fildear, pero bateaba para los dos equipos.

En el baloncesto formaba parte de la selección de su escuela y competía con otras del municipio Cerro. También estuvo en talleres de teatro, jugaba a ser dentista y cantaba en la mayoría de los matutinos que le tocaban a su aula.

He tenido suerte y compañeros que me han ayudado mucho. Me leían la pizarra o me prestaban la libreta para que mi mamá me leyera en casa.

“Con los profesores no tuve grandes dificultades, siempre hubo alguno que otro que en principio hizo rechazo, pero luego se resolvió”.

La secundaria la pasó en la Abel Santamaría, escuela especial para ciegos y débiles visuales. Ahí aprendió cómo es la vida y el trato a las personas en situación de discapacidad.

“Mi mamá decidió llevarme a la secundaria especial, teniendo en cuenta que es una edad compleja. Fue por visión de madre, temor, quizás para protegerme del bullying que pudiera ocurrir. Aunque en la primaria la mayoría de las cosas habían sido positivas.

“Además, a veces los profesores de las escuelas convencionales no están preparados para atender a niños como yo o, al menos, a principios de los 2000 no lo estaban. Siguen así, pues las personas con discapacidad no somos mayoría en un grupo social.

“La experiencia fue diferente a la primaria en cantidad de estudiantes y el modo de vida, pero ayudó en mi formación docente y como ser humano, en ganar sensibilidad. Aprendí a relacionarme con personas como yo”.

En esa etapa conoció el sistema braille, la máquina, las hojas, la regleta con el punzón. Lo aprendió gracias a una de sus mejores amigas, Amaya, actualmente doctora en Psicología.

“Me enseñó los códigos y las combinaciones de las teclas para escribir las letras, pero como mantengo un resto visual fui despreocupado y no le di seguimiento. Lo aprendí en la secundaria, pero he olvidado prácticamente todo”.

La secundaria pasó deprisa. Arián estuvo en el grupo musical de la escuela. Iba a cantar a diferentes lugares, como el zoológico de 26. También practicó natación.

Siempre fueron sus pasiones: el deporte y el canto, las que continuó en el técnico medio en informática, que pasó nuevamente con adolescentes sin problemas visuales.

Arián siempre ha sido un apasionado de la música. Foto: Cortesía del entrevistado.

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¿Cómo te preparas para los comentarios en vivo?

–Voy escuchando las estadísticas y memorizando de programas de radio y televisión. Las acumulo en mi cabeza. O, si las atrapo por el teléfono, quizás hago capturas de pantalla, guardo páginas web en documentos o grabo audios que me ayuden a recordar algunas, y las voy enviando a mi chat privado, donde dejo algunos números que necesito aprender.

“Antes de mis 15 años, cuando aún no existían las computadoras en Cuba, todo era sobre la base de ver programas de radio y televisión y guardar las estadísticas en mi cabeza. Y como casi siempre me reunía con personas a quienes les gustaba el deporte, compartía información y criterios. Podía estar con mi papá, con amistades de mi mamá o jóvenes como yo, seguidores del deporte. Iba hablando de lo que me acordaba y así no se me olvidaba.

“Cuando llegaron las computadoras, intenté crear un archivo de documentos word, pero esa información lamentablemente la perdí, porque se han roto los discos duros o perdido las memorias flash.

“Antes de las computadoras, aprendí mucho por libros que mi mamá me leía. Ella buscaba el dato que me interesaba”.

Junto a Carlos Hernández Luján en el programa Zona Deportiva, de Cubavisión Internacional. Foto: Cortesía del entrevistado.

¿Cuál es tu método para comentar sin ver lo que está sucediendo?

–Me guío por lo que dice el compañero que está a mi lado narrando y por los conocimientos que tenga del deporte, en este caso, del fútbol. Es muy importante saber las reglas y conocer a los jugadores.

“Aunque quizás no los pueda distinguir, sé cuáles son sus posiciones en el campo y sus características. Tengo en mente cuáles son los futbolistas con capacidad de regatear, los que dan menos pases entre líneas para realizar buenos centros, los que patean de media distancia. Tengo en cuenta todo eso y cuando se menciona a esos jugadores en la narración, voy generando ese criterio.

“Hay veces que un partido lo están dando por la televisión, pero si lo puedo buscar en internet por alguna radio o emisora, combino dos o tres transmisiones a la vez. Escucho lo que dicen en un lado y lo que dicen en el otro. Y si no es para comentar el mismo día, pues busco con tiempo. Al final de un juego estudio cuatro o cinco narraciones, explicaciones de especialistas del tema y, a partir de ahí, genero mi criterio. No tomo el de nadie, sino que agrupo ideas para construir el mío”.

En audio, narración de Arián

Y la coherencia en los textos escritos, ¿cómo la logras?

–Los teléfonos modernos traen el sistema Talkback, que lee cualquier cosa que toque. En la computadora, tengo el sistema Sodelscot Estandar que lee los textos que uso, sean documentos word o de sitios web.

“Me sé el teclado de memoria, como todas las personas que son casi invidentes o de baja visión. Ese sistema, Sodelscot, cada vez que tengo un punto, lee todo lo que he puesto y una vez que haga esto, voy escuchando lo que puse.

“Después, a mi mamá, mi novia, un amigo o un compañero, quien sea que esté a mi lado, le pido que me corrija los dos o tres errores que pueda haber. Pero, básicamente con ese programa, Sodelscot, pongo el punto y me lee todo lo que pongo. De esa forma, voy conociendo lo que escribo y luego arreglo lo que haga falta.

“La computadora tiene un ícono que se llama lupa, que pone grande todo lo que señalo con el mouse. Una vez que termino de copiar el texto, con ese programa le doy ‘copiar’ y empieza a leer el texto completo.

“Así, voy escuchando todo lo que escribí. Si hay algo mal, si falta una letra. El Talkback que traen los teléfonos modernos me va diciendo las letras que voy tocando y así sé lo que estoy escribiendo. Aunque no escribo mucho en el teléfono. Soy de mandar audios, pero cuando hay que escribir algo corto, igual me lo dice”.

Arián, un hombre de fútbol. Foto: Cortesía del entrevistado.

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El amor por la historia de Cuba y el comentario deportivo

En 2018, Arián Alejandro hizo su prueba de oposición para optar por la carrera de Historia de Cuba. Siempre tuvo claro lo que quería estudiar. En septiembre de ese año ingresó en el curso para trabajadores.

“Le pedí permiso a todos los profesores. Llevaba una grabadora y grababa las clases. Por ahí estudiaba junto con la bibliografía que daban, la mayoría digital. Se podía leer en la computadora. Mi mamá y mi novia, Marianne, me ayudaban con eso.

“Con esas dos personas que me leían, tenía un camino muy avanzado, más las clases de los profesores cada sábado. Realmente, no se me hizo tan complejo el mundo universitario como pensaba y todos los profesores me ayudaron.

“Me hicieron casi todas las pruebas orales, salvo una o dos que hubo que escribir, pero le dieron permiso a mi mamá para que me escribiera el examen. El 98% fueron orales y no hubo ningún profesor que pusiera un pero.

“La tesis la hice con mi novia. Fue un poco estresante, como le pasa a todo el mundo, pero al final salió superbien”.

Ya graduado. Foto: Cortesía del entrevistado.

En 2019 llegó la posibilidad de habilitarse como narrador comentarista deportivo. Y no perdió la oportunidad.

Durante el curso, hice pareja de evaluaciones con él en la clase de narración. Me percaté de la gran memoria de Arián Alejandro, no solo para recordar números, sino también para no olvidar voces.

“Tú narrabas béisbol y yo comentaba. Nos fue bien. La historia la conoces. El primer día cuando nos reunimos con el claustro de profesores, expliqué que era una persona con una discapacidad visual, pero que mi sueño era ser comentarista deportivo.

“Les comenté que si estimaban que, por mi discapacidad, no debía pasar el curso y ejercer esta profesión, que lo decidieran así, pero le romperían el sueño a alguien cuya vida era ser comentarista deportivo. Todos me contestaron que no había problema, que mi dificultad visual no era un freno para nada y que podía pasar el curso perfectamente.

“Nunca tuve dificultades. También grababa las clases. Me exigían y evaluaban al mismo ritmo que a todo el mundo. No había diferencia. Lo único es que, mientras todos narraban, yo tenía que comentarle a todo el mundo.

“Fue un curso en el que aprendí muchísimo y cuento con compañeros como tú, Daniel Gotay, Javier Argüelles, gente buena con la cual he hecho una gran afinidad y que después me ha seguido ayudando en mi carrera profesional”.

Arián junto al comentarista Dulier Reyes. Foto: Cortesía del entrevistado.

Sus primeros pasos haciendo comentarios fueron en la COCO, en los programas Amanecer Deportivo y Hablando de Deportes, a propósito del Mundial de Fútbol Brasil 2014. Así, teniendo participaciones cuando lo llamaban, estuvo buen tiempo. La oportunidad llegó en 2016 con El Balonazo, programa fijo en el que aún continúa.

“Nada más que me gradué como narrador comentarista, me contrataron oficialmente en la COCO y Radio Rebelde. En enero de 2020 comencé fijo en Radio Taíno. A la televisión llegué en 2018 con el programa Cubavisión Deportes de Carlos Hernández Luján, y comencé habitualmente en enero de 2020 en el programa Zona Deportiva.

“Después, llegó la pandemia. Se paró todo, pero en 2022 empecé en Noveno Inning, de Canal Caribe, y Pasión Mundial, de Tele Rebelde”.

Actualmente, continúa su trabajo en Radio Taíno. El año pasado, ganó un premio nacional en el Festival Nacional de la Radio con el podcast Punto Extra, que cuenta con 80 episodios. La propuesta aborda el deporte internacional y la trascendencia del deporte cubano en el mundo.

Escuche el podcast Punto Extra

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¿Y Pasión Mundial?

–Llegó de casualidad. No lo iba a hacer desde un principio. Serían Camilo, el presentador y los analistas Alejandro Rodríguez y Eduardo Grenier, pero finalmente Alejandro no pudo. Se abrió ese hueco y Camilo me llamó y me explicó que era un programa por el Mundial de Fútbol y que yo sería uno de los analistas.

“Me preguntó si podía. Debían ir a buscarme al ICRT, de lunes a jueves, porque el fin de semana contaba con mi novia. Tanteé el terreno, no había problema con eso y entonces llamé a Camilo y le dije que aceptaba.

Estaba un poco nervioso, porque nunca había estado en Tele Rebelde. Era un público mayor. Ya había trabajado en Cubavisión Internacional, pero ahora se trataba del canal que más la gente sigue, el de los deportes en Cuba.

“Al principio hubo muchos nervios, pero como hicimos muy buen piquete todo ha fluido. He sido bien acogido por la dirección del canal y del programa. Y lo más lindo es la familia que hemos creado.

“Todos los días, cuatro o cinco personas me paran en la calle para hablarme del programa, de fútbol. Lo más importante es que me permite comentar del deporte que más disfruto: el fútbol”.

Al principio anunciaba que hablaríamos del tema en Pasión Mundial, ¿cómo surgió esa idea?

–Un día estando Blanca Rosa Blanco como invitada, se me ocurrió hacer un juego de palabras vinculadas con el fútbol, porque al principio del programa había que dar un titular periodístico. No soy periodista, pero dije: ‘Quiero hacer algo diferente’. Se me ocurrió hacer un juego de palabras con el nombre de Blanca Rosa Blanco y lo que estaba pasando en el Mundial.

“A partir de ahí, surgieron cosas similares con invitados como Alicia Echavarría, Roly Peña…, en dependencia de los programas en que hayan trabajado o lo que hayan hecho. Yo utilizaba esos nombres y los vinculaba con el fútbol.

“Después, empecé a hacerlo por el Día de las Madres, el de la Mujer, el de los Padres, a convertir en poesía términos netamente de fútbol. Entonces, se volvió habitual que yo comenzara Pasión Mundial haciendo algo poético. De hecho, Roly Peña me apodó ‘el poeta del deporte’.

“Fue en mayo o junio del año pasado, tocando la guitarra en mi casa, que se me ocurrió la canción de Pasión Mundial. Al otro día, se la enseñé a Camilo y a Gretel.

“Ellos, sin decirme nada, comenzaron a preparar el camino para grabar la canción y ponerla en el programa, para que fuera el comienzo o el cierre. Gretel habló con Abel Geronés y Christopher Simpson. Fue un sueño para mí. Escribir una canción, ir a un estudio de música, donde nunca había estado, que se grabara el tema con mi propia voz y que se pusiera en un programa de televisión.

“Incluso, he cantado la canción en otros espacios como Mediodía en TV. Cuando invitaron a Camilo, me dijeron que fuera para que cantara la canción de Pasión Mundial con Geronés. Y así fue. Una experiencia muy linda”.

Junto al grupo de trabajo de Pasión Mundial. El analista Jesús Muñoz y el presentador Camilo Pérez. Foto: Cortesía del entrevistado.

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Los miedos y sueños de Arián

¿Has sufrido discriminación?

–En quinto grado, al principio una profesora no se comportó de forma adecuada conmigo. Literalmente, me ofendió. Me hizo llorar. Era un niño. Al día siguiente, mi mamá habló con ella y me tomó mucho cariño.

“Y en el técnico medio de informática, la primera directora me preguntó qué yo hacía en esa escuela si tenía una discapacidad visual. Luego todo mejoró. Con el tiempo, entendió mi situación.

“En mi primer centro laboral, la jefa de recursos humanos, como había que hacer recorte de personal, me quería mandar a una mesita ‘a vender’. Decía que eso era lo que hacían las personas como yo.

“A veces, en la calle me he encontrado con seguidores que me han dicho: ‘Yo pensé que eras normal, que no tenías ningún problema’. Pero, en sentido general, cuando hago un balance de mi vida, la discriminación la he sentido más de personas que me tratan con lástima que por esos recuerdos. Pero me quedo con los que han visto mis capacidades. Eso tiene más peso”.

Hay dos personas especiales para Arián. Son su mamá y abuelo paterno, que fue periodista deportivo mucho años en Prensa Latina.

“Murió cuando yo tenía un año, pero por todos los cuentos que he escuchado de él y lo que he aprendido de lo que me han contado, es mi otra persona especial.

“Como él, sueño con cubrir algún día unos juegos múltiples o ir a un Mundial de Fútbol. Para ellos, mi mamá y mi abuelo, es todo lo que hago. Por ellos, trato de ser mejor cada día. Sé que voy por el camino correcto. Son mis guías. 

“Y a los jóvenes, les digo que no dejen de soñar. Nada es imposible. Tiempo al tiempo, que la vida premia”.

Arián junto a su novia Marianne Frade. Foto: Cortesía del entrevistado.

En video, mensaje de Arián Alejandro a los jóvenes

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