mayo 17, 2024
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El mapa de sensibilidades de Patricia

Por: Joel Mayor Lorán

Siempre me ha emocionado leerla. “Ella sabe que su historia no es común, pero se escabulle entre recovecos de pretextos para no contarla. Ya casi cumple 57, y por cada año tiene tres miedos”. Con ese retrato en letras a Nancy, su dedicada mamá, Patricia fue finalista en el Concurso Nacional de la Crónica.

Difícilmente haya algún colega que no la quiera, o alguna fuente que le niegue los minutos solicitados. La sonrisa le nace tan fácil y bella como cuanto escribe. No porque recargue la cuartilla de adjetivos inútiles, sino por saber contar con elegancia y humildad, con fidelidad y aprecio.   

La joven alquizareña dice preferir los días con sol, pero, como odia la rutina, necesita también días nublados y con viento. Así es la sed de periodismo que siente Patricia María Guerra Soriano: inmediato, vivo, cotidiano…

Ser reportera del sitio digital Cubaperiodistas, no impide dar rienda suelta a su narrativa. Así ganó el Gran Premio en el Concurso de cuentos La noche del capitán, convocado por el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.

“Se habla de periodismo narrativo, de periodismo literario, de periodismo de investigación. En realidad, fuera de esos adjetivos, de lo que se trata es de periodismo.

“No podemos contar una historia ni acercarnos a su realidad, sin haber investigado cuanto hay detrás de sus protagonistas, ni crear un texto musculoso, inspirador, sin meternos en la piel de lo que sucede.

“La contribución de cualquier obra periodística no arranca de un aliento divino, sino de un reporteo, de entrevistas y el regreso al lugar donde viven sus personajes, donde se desarrolla la trama, o de la revisión de artículos y archivos que permitan dar forma a cuanto queremos contar.

“Escribir no es lanzarse a una cuartilla en blanco y sufrir o disfrutar cada letra que se pone. Lleva tiempo de examinar el texto, volver sobre él y hasta eliminarlo por completo, ir de vuelta a la historia, engarzar, decidir qué dejamos y qué no, pasar desapercibidos ante esa realidad, que es la mejor manera de serle fiel a la historia.

“Entonces, el periodismo de investigación es básicamente periodismo literario; no veo una forma de investigar sin hacer literatura… y vicerversa.

“Amo ese enorme y delicioso periodismo de nuestra región. Quiero que mi manera de hacerlo se parezca a mi vida; contar los problemas a través de historias, y que las personas se vean reflejadas en ellas”.

Por eso no sorprende verla en la piel de Mujeres al Sur, un podcast feminista, sororo y emprendedor que, en 15 minutos, cada 15 días, da voz a mujeres latinoamericanas para abordar su realidad, problemas y urgencias.

Combina actualidad y memoria histórica, colonización, esclavitud, clandestinaje, tortura, desaparición forzada, violencia sexual y resiliencia.

Mediante una narrativa conversacional, periodistas y comunicadoras cubanas y argentinas procuran identificar a los oyentes con quienes hablan desde La Habana, Alquízar, Buenos Aires, Montevideo o la selva amazónica.

Patricia, junto al equipo que hace posible el podcast Mujeres al Sur. Foto: El Artemiseño.

Tras apenas dos años de graduada, se confiesa no ser la Patricia del inicio, sino la de 60 episodios después, “con otra manera de vivir el feminismo, de entender al periodismo y de interiorizar espiritual y carnalmente los pedazos más valiosos que las personas entrevistadas regalan con sus relatos de vida.

“Somos nueve integrantes del podcast: Graciela Ramírez y Ana Fernández, de Argentina; Julieta García, Lisandra Ronquillo, Daylén Vega, Yusmilis Dubrosky, Ania Terrero, Alejandra García y yo, de Cuba. Cuando el sueño empezó a rodar, ni siquiera nos conocíamos todas personalmente.

“Narramos detalles de la vida y cotidianidad de mujeres originarias, cineastas, palestinas, médicas, escritoras, científicas, ecologistas, caricaturistas… de casi todos los países de América Latina”.

El 26 de julio cumplirá tres años el podcast Mujeres al Sur. Muchos lo consideran un mecanismo con el mejor instrumental y precisión.

Feedspot (un lector de redes sociales que realiza una investigación exhaustiva, basada en la experiencia, credibilidad, relevancia, calidad, consistencia, longevidad y participación de la audiencia en el contenido compartido), afirma que vale la pena escucharlo.

“Dice Stephen King que las historias no son camisetas de una tienda de suvenires, sino fragmentos de un mundo que no ha salido a la luz. Para contar sonoramente esas vidas, debemos elegir las mejores herramientas que nos permitan no desperdiciar ni un solo matiz.

“Más que un proyecto de trabajo, lo percibo como una parte muy íntima de mí. Su aporte mayor es el encuentro con voces, experiencias, costumbres e identidades de mujeres de tantos países. A mí, como realizadora, me alegra sentirlo como un mapa de sensibilidades.

“Somos de naciones distintas, pero nos une desde el ruido de un bosque o una canción hasta la necesidad de no bajar las manos ante la violencia, de salvar nuestros mitos y creencias, de resguardar nuestros dioses de tanta homogenización cultural, de cuidar la historia…

“Nos une la intención de escribir nuestros poemas más urgentes en la forma que queramos, de criar a nuestros hijos e hijas sin miedos. Y nos enorgullece mostrar nuestros puntos comunes a través de historias de mujeres”.

Patricia y el resto del equipo procuran que la sociedad reconozca al silencio como el mejor cómplice de la inequidad de género.

“En Violencias, un ciclo de tres capítulos sobre femicidios y feminicidios en la región, sumamos testimonios de víctimas, especialistas en el tema, activistas, juristas… una armonía de voces para profundizar en un fenómeno tan complejo como el de los asesinatos por cuestión de género.

“Pretendemos revelar la importancia de abrigar los distintos tipos de feminismo, en cuyo centro están el bienestar social, la justicia y la igualdad.

“Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra, un texto de la periodista mexicana Daniela Rea, a quien entrevistamos, afirma que la violencia es ‘como una piedra que cae en un lago, como ondas que se expanden, que avanzan en el espacio, cada vez más sutiles, silenciosas’.

“Y el silencio nunca será opción para una víctima de la violencia. Ya lo cantó la también mexicana Vivir Quintana en la poderosa letra de Canción sin miedo: ‘Y retiemblen sus centros la tierra / Al sororo rugir del amor’.

“¡Ojalá alguno de nuestros episodios haya sido el despertar de alguien, el darse cuenta de que nadie tiene el derecho de violentar el cuerpo o la mente de otra persona, que la lucha por la equidad está protagonizada por hombres y mujeres de todas las edades, que la mayor libertad se encuentra primero dentro!”

Mientras, Patricia no se cansará de contar historias, de pintar retratos de mujeres valerosas, a letras… y a voces.

(Tomado de El Artemiseño)

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