noviembre 22, 2024
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Viceversa: un viaje de ida y vuelta a la juventud cubana desde el melodrama

Por: Jordanis Guzmán Rodríguez

Aunque los sueños y la renovada pasión por la radio cubana seguirán en nuestros corazones un tiempo más, gracias al El derecho de soñar, la realidad es que son muy pocos los capítulos que nos quedan. Esto significa que otras historias se acercan, para, como un espejo, mostraros algunos reflejos de la sociedad que somos y aspiramos a ser.

Viceversa es el título de la telenovela cubana próxima a estrenarse. Con un guion escrito a seis manos por Amílcar Salatti, Yoel Infante y María Claudia Figueroa, la obra pretende ser un viaje de ida y vuelta a la juventud cubana de estos tiempos, esa juventud irreverente y responsable al mismo tiempo, valiente y comprometida con su época y en constante enfrentamiento con las generaciones que le antecedieron; el enfrentamiento de quien se mira en un espejo distorsionado y ve en él algo más que su reflejo.

Para esta producción la Casa Productora convocó a dirigirla a Loysis Inclán, una rigurosa realizadora formada en los policíacos, pero que ha incursionado con mucho éxito en el mundo de las telenovelas con dos obras anteriores. Con su voz dulce y pausada, Inclán tuvo la bondad de conceder esta entrevista donde nos dejó reveladoras pistas de los derroteros conceptuales y argumentales que tendrá Viceversa. La directora se notaba ilusionada y agradecida ante un cuestionario que comenzaba con una imprescindible interrogante:

¿Cómo llega a usted la propuesta de hacer Viceversa? ¿Cómo asumió el reto de dirigir una obra de ochenta capítulos?

—La Casa Productora me convoca a asumir esta telenovela de ochenta capítulos; un reto difícil, complejo, pero todo ejercicio para un realizador es importante, porque nos nutre ese proceso creativo, más si de telenovela se trata, por la complejidad productiva del género y la atención a cada detalle que se debe tener.

¿Cuáles son los mayores atractivos y novedades del guion?

—El centro de la telenovela son tres parejas de jóvenes, lo cual hace muy atractivos los caminos del argumento para el público. Cada una de estas parejas tienen sus características y problemáticas, pero ocurrirá un acontecimiento que les cambiará la vida a todos. Dentro de las temáticas a abordar hay elementos muy interesantes como la espeleología; pudimos filmar en Viñales, estudiamos y transitamos todo el proceso de esa compleja especialidad.

“La música también será un atractivo dentro de la trama, pues abundará la electrónica, asumida por personajes que son disc-jockeys, en donde se estará relatando sus diferentes procedencias, pues existen disc-jockeys con formación musical y otros que se definen así mismo como productores; esto generará rivalidad y tensiones que redondeará la dramaturgia de la obra.

“También abordaremos los dilemas laborales de un médico intensivista y de una joven psicóloga, lo cual nos exigió mucha investigación y asesoramiento por parte de especialistas.  

“Transitar por los diferentes caminos de estos jóvenes, esos que los hacen diferente y semejantes al mismo tiempo, será la nota distintiva de Viceversa. También tendremos buenas dosis de humor, de suspenso; lograr ese equilibrio entre el drama y la comedia es otra de las fortalezas del guion”.

Rodaje de Viceversa. Foto: Casa Productora de Telenovelas.

¿Qué complejidades productivas representó la filmación de la telenovela?

—Muchas complejidades. Es un proceso largo; hablamos de 6 meses en la etapa de pre-filmación y casi diez meses de grabación. Ahora mismo estamos en el proceso de edición. Comenzamos a filmar en Viñales, en las mismas cuevas donde se hicieron muchas escenas, con personajes que tenían que ver con la espeleología; los colgamos de la misma manera que lo hace un espeleólogo, pasaron los mismos riesgos. Tuvimos también unas escenas en los parapentes, que fue algo muy novedoso y complejo, no conocíamos nada de ese mundo y realmente es súper atractivo.

“También el tema de las discotecas que se recrean, un restaurante, un bar, significó una complejidad productiva agregada, pues eran locales que estaban prestando servicio a la misma vez que grabábamos. La figuración, los tiempos de grabación, todos estos elementos hicieron muy compleja la producción de la obra”.  

¿Cuánto le sirvió de experiencia sus colaboraciones previas con Alberto Luberta Martínez a la hora de asumir este proyecto?

—A Luberta tengo mucho que agradecerle porque fue el primero que me llamó para acercarme al género en Entrega: eso me permitió conocer todas las interioridades de las telenovelas. Yo venía de hacer policíacos, algo totalmente opuesto, y entrar en este otro mundo del melodrama televisivo fue atrapante, cautivador. Llevar una línea dramatúrgica de los personajes, estudiarlos, procesarlos, llevar toda esa continuidad, es un ejercicio difícil pero bello cuando vez el resultado.

“Luego me volvió a convocar para Tan lejos y tan cerca, la cual fue un desafío pues nos dividimos en dos equipos a la misma vez; trabajar al unísono en una misma novela fue un ejercicio interesante pero complejo; es el primer ejercicio que se hace luego de mucho tiempo, de poner a crear a dos directores con dos visiones diferentes en dos unidades productivas a la vez para crear una misma obra. Esto requirió un trabajo mancomunado de la estética que queríamos seguir.

“Por estas razones, a Luberta le agradezco muchísimo por la posibilidad de adentrarme al mundo de las telenovelas, porque lo admiro, porque aprendí enormemente de su trabajo y porque hoy puedo emprender este viaje en Viceversa por las experiencias anteriores a su lado”.

¿Es Viceversa un proyecto con pretensiones de llegar a sectores del público atípicos en el espacio telenovela?

—Es algo complejo de definir. Yo diría que la telenovela a quien quisiera sumar más es a los jóvenes. Este género es más para otro tipo de sector etario, según los estudios de audiencia de los últimos tiempos. Pero al tener protagonistas jóvenes intentamos capturar ese público juvenil que a veces se resiste a las telenovelas. Sabido es que el melodrama tiene una forma, un estilo abierto a todo tipo de edades y sectores, pues prima ante todo el amor, ese que nos toca a todos por igual. Pero la idea es esa: sumar un poco más a los que están algo distante de las telenovelas; esos jóvenes que siguen más ahora las series en tendencia.  Quizás Viceversa por su contenido y la forma les sea atractiva.

¿Cómo fue él fue proceso de casting y de preparación de los actores noveles?

—Fue un proceso largo: supuso buscar a todos estos jóvenes que conforman las historias principales, lograr la química entre ellos, que fluyera. Era muy importante, que la relación de amistad o de amor se sintiera viva, real. Había que conformar las diferentes familias con actores que se asemejaran físicamente; también hubo una intención de hallar rostros nuevos, frescos, actores que no hubiesen tenido la experiencia de las telenovelas, para buscar esa diversidad. Se comenzó por llamar a casting a varios actores que uno pudiera tener idea de su cercanía a los respectivos personajes, se prepararon con sus escenas y poco a poco fuimos seleccionando los indicados para cada rol.

“Me acompañó en esta aventura Eduardo Eimil, que es un excelente director de actores, excelente profesional, que me ayudó en este extenuante proceso de casting. Hubo personajes que nos costó encontrar más que otros, pero al final se tomaron decisiones que creemos fueron las indicadas para la obra y su aceptación popular.

“En el proceso de ensayos y preparación, Eduardo Eimil fue clave, pues nos ayudó a visualizar los personajes, a transitar con ellos desde sus primeros conflictos hasta el clímax de la obra. Logramos en ese proceso ensayar bastante, que los actores estuvieran cercanos a la profesión de sus roles, que pudieran investigar. Se intentó que tuvieran toda la información necesaria, y que esta se viera reflejada en sus interpretaciones”.

El propio nombre de la telenovela nos sugiere rupturas formales: ¿Cuánto hay de cierto en esa percepción?

—Como mismo el nombre lo dice hay rupturas muy duras; rupturas de seres que toman caminos diferentes, y eso luego regresa de cierta manera, pero con una mirada opuesta. Al preguntarle a uno de los guionistas, Amílcar Salatti, por qué el título, él nos contestaba que Viceversa es cómo mirarnos al espejo donde ves la imagen que deseas, la imagen de ti mismo o la que regresa de cierta manera según las marcas, los golpes de la vida.

¿Cuáles serían esos deseos y expectativas de Loisys Inclán con la puesta en pantalla de Viceversa?

—Los deseos de cualquier realizador audiovisual: que nuestra obra guste, que detrás de todo ese esfuerzo y pasión la gente se sienta identificada, la abrace y entienda todas esas situaciones a las que le hemos entregado tanto.  Sobre todo, que guste y que llegue a todo el que quiera adentrarse en Viceversa.

¿Con qué palabra definiría esta telenovela?

—Realmente elegir una palabra es difícil para definir todo el concepto que encierra para cada realizador una obra. Pero, aunque suene cursi, yo usaría la palabra amor:  Viceversa está hecha con mucho deseo, con mucho sacrificio y mucho amor por parte de cada uno de los implicados en el proyecto: desde el equipo técnico hasta el amplio elenco de actores.

La pasión con que la experimentada realizadora nos habla de su nuevo “hijo” creativo, nos hace presentir la rotundez de una buena historia, comprometida con el país que hoy somos y con la juventud imparable y viva que habita en él. De Viceversa habremos de hurgar mucho más en próximos trabajos para comprender hacia dónde nos conduce este viaje de ida y vuelta a nuestras vivencias y emociones.

(Tomado de CubaSí)

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