agosto 15, 2025
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Sin ganas hoy: ideas para seguir adelante fácil

¿Te ha pasado que te sientas frente al computador con tiempo de sobra y terminas haciendo cualquier cosa menos lo que te habías propuesto? En un mundo donde la motivación se vende como la solución mágica contra la pereza, ¿qué pasa cuando no te sientes listo para conquistar el día?

Es necesario desarmar el mito de que necesitas ganas para empezar. La ciencia lo confirma: la acción viene primero, la motivación después. Y si ya estás harto de esperar el momento perfecto, esto es para ti: estrategias reales para avanzar, incluso cuando tu cerebro te grita que te quedes en la cama.

La motivación depende de varios factores biológicos y psicológicos. Esto no solo influye en tu disposición para encarar las tareas del día, sino que también afecta tus niveles de energía y bienestar emocional.

¡Pero ojo! Esto no significa que no puedas hacer nada al respecto. Los psicólogos aseguran que, una vez que descifras cómo funciona el mecanismo de la motivación en el cerebro, puedes usarlo a tu favor para tomar impulso y ponerte en movimiento.

Aquí tienes nueve consejos desde la psicología que pueden devolverte las ganas de enfocarte y avanzar:

1. Descubre lo que realmente te importa

Cuando no tienes definido tu “por qué”, perder el rumbo es mucho más fácil. ¿Quieres tenerlo siempre presente? Haz una lista de tres cosas que no estás dispuesto a negociar, por ejemplo, salud, familia y tiempo libre.

Cuando te falte motivación, pregúntate, ¿esta tarea está en contradicción con lo que me mueve? Si es así, intenta alinearla con tu propósito.

2. Cambia “no puedo” por “aún no”

La creencia de que no eres capaz de hacer algo es muy paralizante. Si conviertes el “no soy bueno en esto” por “estoy aprendiendo” sentirás un gran alivio. Quizás no puedas completar una tarea en el presente, pero eso es solo cuestión de tiempo. La próxima vez que pienses “esto no me sale”, añádele “aún”. Pequeño cambio, gran diferencia.

3. Sé flexible

A veces, todo lo que precisas para encontrar un poco de motivación es un pequeño cambio en tu rutina: modificar el lugar donde trabajas, ajustar el horario o probar un nuevo método. Estos pequeños ajustes pueden renovar tu energía y perspectiva.

En lugar de forzarte a seguir siempre el mismo esquema, prueba adaptarte con flexibilidad a lo que las circunstancias te ofrecen. Aceptar que no todos los días serán iguales —y que tu motivación tampoco lo será— puede ayudarte a avanzar de forma más leve.

4. Escucha tus emociones, pero no dejes que tomen el control

Tus emociones te dan la pauta de cómo te sientes, pero no son las dueñas de tus acciones. Por ejemplo, puedes estar ante una situación que te provoca miedo y actuar de todas maneras. Cuando aparezca un pensamiento negativo, como “no voy a poder”, agradécele a tu mente por la advertencia y sigue adelante.

5. Convierte a la motivación en un hábito

La motivación va y viene, pero los hábitos se mantienen en el tiempo. No necesitas estar inspirado para lavarte los dientes, ¿verdad? Lo haces porque es parte de tu rutina. Con tus proyectos pasa lo mismo: la clave está en elegir una acción pequeña y concreta —como leer cinco páginas de un libro— y repetirlo todos los días hasta que se vuelva automática.

Cuando eso suceda, ya no dependerás de las ganas, simplemente lo harás.

6. Premia tu esfuerzo

¿Recuerdas la dopamina? Tu cerebro aprende a través de recompensas, y celebrarte es una forma poderosa de mantenerte en movimiento. Cada vez que completes esa tarea que te propusiste, regálate algo que te genere placer o alegría: un café, un paseo.

Con el tiempo, ese pequeño premio se transformará en algo aún más valioso: la satisfacción interna de tachar algo de tu lista de quehaceres.

7. Rodéate de gente que te impulse

La motivación es contagiosa. Cuando ves que otros avanzan, algo dentro de ti también se activa. Por eso, rodearte de personas con objetivos similares puede marcar la diferencia. Busca a alguien —un amigo, una comunidad online o un grupo de apoyo— que comparta tu meta, y propónganse hablar cada semana sobre sus avances.

Compartir logros, desafíos y pequeñas victorias no solo te impulsa, también te mantiene comprometido.

8. Empieza tan pequeño que no puedas decir que no

La autonomía del “yo elijo” y la confianza del “yo puedo” son el combustible que impulsa la acción. Cuando algo te abrume, simplifica la tarea al mínimo indispensable… Verás que dar el primer paso es lo que pone en marcha todo lo demás.

9. Ponte metas claras

Cuando estableces metas claras, sabes exactamente qué pasos seguir. Por ejemplo, “ser más sano” es demasiado general, pero “caminar 20 minutos, tres veces por semana” es específico y fácil de llevar a cabo.

A veces, la motivación te falla cuando más la necesitas. Por eso, no dependas de ella como combustible para tu vida. En lugar de esperar a que la inspiración toque la puerta, construye hábitos inteligentes que activen tu cerebro y te pongan en movimiento.

La acción constante, aunque pequeña, es el único motor que necesitas.

(Con información de Genial)

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