Los principales errores de los aspirantes que acuden a una entrevista de trabajo son la falta de preparación y la impuntualidad, según la experiencia de Alejandro Paz, Country Manager de Robert Walters, consultora global especializada en la búsqueda y selección de mandos intermedios y directivos en México.
Para preparar bien una entrevista de trabajo, Paz aconseja hacer una investigación previa sobre el hipotético empleador. «Un buen ejercicio es meter el nombre de la empresa en un motor de búsquedas, a ver si nos salen noticias actuales y relevantes que nos ofrezcan información útil«, afirma.
En ocasiones, cuando el contacto con el aspirante para organizar una entrevista de trabajo no lo realiza directamente la empresa sino un headhunter o un cazador de talento, es posible que la vacante ofrecida sea confidencial, de manera que el candidato no conoce ni la compañía ni el cargo exacto para el que se postula. En estos casos, Paz recomienda preguntar al intermediario la posición y tareas a desempeñar, para armar adecuadamente tanto el currículo como la entrevista en función de estas orientaciones. El experto invita, asimismo, a averiguar el nivel jerárquico de la persona encargada de hacer la entrevista. ¿Director administrativo?, ¿Responsable de Recursos Humanos?
La primera impresión importa
La imagen es la carta de presentación, la primera impresión. Hay que vestirse en función de la posición que se aspire a ocupar, pero que, como norma general, funciona lo que denomina business casual: con un vestuario adaptado al estilo corporativo de la empresa, con colores neutros y que evite prendas de tonos muy llamativos; forma de actuar comedida (moderación en la forma de hablar o de comportarse) y pocas estridencias en ambos casos, de acuerdo con los expertos en recursos humanos.
«Con la pandemia, las entrevistas de trabajo presenciales se redujeron al 10%; el 90% eran virtuales«, recuerda Paz precisamente a través de la pantalla de un ordenador, por videollamada. En este contexto, cobran importancia el entorno o ambiente en el que se encuentra el candidato, qué muestra de su vivienda, cómo es la iluminación, si hay ruido, si la cámara está bien colocada. «El reclutamiento en virtualidad se ha humanizado. El aspirante ha de mitigar las distracciones, pero entendemos que no todo el mundo tiene en casa un espacio de trabajo«, matiza el experto. Así que se acepta con mayor naturalidad que un niño o una mascota salgan puntualmente en plano.
Las experiencias importan
Los entrevistadores miden cada vez más las competencias mediante preguntas abiertas: ¿Cuéntame una situación difícil que no supiste resolver? o ¿Por qué dejaste tu trabajo anterior?. En el mundo de los recursos humanos se les denomina «preguntas que retan», y se conmina a preparar al detalle las respuestas, y a practicarlas en casa, pero sin mentir. «Al menos en Latinoamérica, afirmar que has dejado un empleo por tu mala relación con tu jefe puede resultar complicado«, reconoce Paz. Entonces, ¿cómo elaborarlo de una manera más bonita pero sin faltar a la verdad? «Quizás con un Decidí dejar la empresa al comprobar que no terminaba de llegar a acuerdos con mis jefes; creí que era lo mejor para todos, pone a modo de ejemplo.
Tranquilidad y honestidad
En el caso de que nos pregunten por nuestros defectos o puntos débiles, la honestidad vuelve a ser la mejor herramienta, defectos tenemos todos, pero es bueno enfocarlos como áreas de oportunidad o de mejora, de tal manera que se traslade la conversación de negativo a lo positivo, de la debilidad a la fortaleza. “Es importante que, antes de la entrevista, sepamos identificar aquellas skills o capacidades que nos permiten avanzar y que nos dan una ventaja como candidato a esa posición en particular”, sugiere María Gómez Seco, responsable de Adquisición de Talento y Movilidad de BBVA.
Pero también “aquellas en las que tenemos que seguir creciendo; hay que hacer la reflexión, y que incluso preguntemos a las personas que nos rodean y que han trabajado con nosotros, sobre qué skills nos definen y por qué”. La experta de BBVA concreta que es fundamental pensar en ejemplos concretos en los que esas capacidades han aparecido: “De esa forma, cuando durante la entrevista nos pregunten, podremos contarlo a través de situaciones concretas, que siempre van a aportar seguridad a nuestros argumentos”. Se puede reconocer que el nivel de inglés es intermedio, pero añadir qué estamos haciendo para mejorarlo, por ejemplo.
Lo mismo ocurre con las llamadas competencias blandas, como organización del tiempo o trabajo en equipo: si se flaquea en alguna, no es malo reconocerlo, siempre y cuando se añada qué se está haciendo para desarrollarla. “Las soft skills o capacidades blandas son cada vez más relevantes para el buen desempeño en cualquier posición. Con toda seguridad, durante la entrevista se van a tratar de analizar”, añade Gómez Seco.
Logros alcanzados y objetivos
Hay que plasmar en el curriculum vitae indicadores concretos y comprobables de los logros alcanzados y los objetivos cumplidos. Datos llamativos que funcionen como disparadores para desarrollar luego en la entrevista de trabajo, y que lleven la sinceridad como bandera. Si son fidedignos, el aspirante podrá hablar luego de ellos de manera natural; si se magnificaron, probablemente quede en evidencia en la conversación personal.
¿Y preguntar por el sueldo?
A Alejandro Paz le parece esencial preguntar por el sueldo cuando el candidato no está buscando trabajo, sino que es una compañía, o un headhunter, el que lo contacta. «En esos tanteos previos le preguntarán por las expectativas laborales«, confirma. Ese aspecto es clave para continuar negociando y que ninguna parte pierda el tiempo. El aspirante ha de conocer «con pesos y centavos» su sueldo actual, no solo el salario, sino los incentivos y cualquier otro tipo de contraprestación que reciba. Lo normal en estos casos es pedir un incremento salarial de entre un 25% y un 30%.
Si es el profesional quien está en búsqueda activa y contacta, el incremento solicitado suele situarse entre el 10% y el 20%. Y, a juicio de Paz, seguirá siendo perfectamente válido que pregunte por el sueldo, siempre que lo haga en el momento oportuno, cuando venga a cuento o el entrevistador le haya dado pie a ello. Se debe evitar abordar el salario, las vacaciones o los incentivos nada más comenzar. «Es como en una relación de pareja, hay que ir poco a poco«, bromea.
Paz aboga porque el aspirante sea proactivo y haga preguntas, «pero inteligentes«, según apostilla. Querer saber cuáles serán los siguientes pasos en el proceso de selección es, en su opinión, una de ellas, así como una buena forma de conocer cuándo, cómo y de boca de quién recibirá el feedback de la compañía.
Lenguaje corporal: lo que dice tu cuerpo
Las entrevistas de trabajo son experiencias angustiosas para muchos candidatos. Aunque a menudo nos centramos en lo que decimos durante estas entrevistas, es fundamental reconocer que la comunicación no verbal desempeña un papel igualmente importante. El lenguaje corporal, que incluye la postura, las expresiones faciales e incluso el contacto visual, puede moldear la percepción que el entrevistador tiene de ti e influir en el resultado de la entrevista.
1. Sonrisa tensa:
Una sonrisa que no atrae la mirada puede parecer falsa o poco sincera. Es lo que se conoce como “sonrisa de labios apretados”, un signo común de incomodidad, incluso cuando se intenta parecer amable.
Lo que puedes hacer: Piensa en algo agradable o relajante para provocar una sonrisa más genuina. Una sonrisa que involucra a los ojos (una “sonrisa de Duchenne”) es mucho más auténtica y transmite calidez.
2. Asentir demasiado con la cabeza:
Mientras que asentir un poco con la cabeza puede indicar que estás interesado, asentir en exceso puede hacer que parezcas demasiado ansioso por estar de acuerdo o complacer al entrevistador. También puede parecer poco sincero.
Lo que puedes hacer: Asiente de vez en cuando para mostrar que escuchas activamente, pero compénsalo con pausas en las que reflexiones sobre la pregunta o el tema que se está tratando.
3. Comprobar constantemente la hora:
Si miras el reloj o el teléfono durante una entrevista, aunque sea de forma sutil, es señal de que no estás totalmente implicado o de que te estás precipitando en el proceso.
Lo que puedes hacer: Mantén el reloj y el teléfono fuera de la vista durante la entrevista para evitar tentaciones. Concéntrate por completo en el entrevistador y en la conversación.
4. Apoyar las manos en la cara:
Tocarse la cara, como frotarse la barbilla o darse golpecitos en la boca, suele ser un gesto subconsciente que indica ansiedad, incomodidad o pensamiento. También puede interpretarse como un intento de ocultar algo.
Lo que puedes hacer: Coloca las manos tranquilamente sobre la mesa o en tu regazo. Si sientes el impulso de tocarte la cara, respira hondo y vuelve a centrar tu atención en la entrevista.
5. Estar de pie o sentado demasiado cerca o demasiado lejos:
Acercarse demasiado puede hacer que el entrevistador se sienta incómodo o abrumado, mientras que sentarse demasiado atrás puede parecer ansioso o distante.
Lo que puedes hacer: Encuentra el punto óptimo: mantén un espacio cómodo, generalmente un metro, y demuestra que estás en sintonía.
6. Reflejo excesivo:
Aunque reflejar el lenguaje corporal del entrevistador puede ayudar a establecer una buena relación, exagerar puede parecer artificial y hacerte parecer incompetente y poco digno de confianza.
Lo que puedes hacer: Reflejar sutilmente los gestos y el lenguaje corporal del entrevistador con moderación. Concéntrate más en mantener una conversación fluida y natural.
7. Pasar por alto las diferencias culturales:
Lo que se considera lenguaje corporal apropiado en un país puede percibirse de forma diferente en otro. Por ejemplo, mientras que en muchas culturas occidentales mantener el contacto visual se considera un signo de respeto, en algunas culturas asiáticas puede considerarse una falta de respeto o una confrontación.
Lo que puedes hacer: Si vas a hacer una entrevista para un puesto en un país extranjero o en una empresa internacional, tómate tu tiempo para investigar las diferencias culturales en la comunicación no verbal. Por ejemplo, en Japón, inclinarse es una señal de respeto. Entender estos matices te ayudará a evitar malentendidos.
8. Mirar hacia abajo o evitar el contacto visual al responder:
Si tiendes a evitar el contacto visual cuando respondes a preguntas, esto puede sugerir falta de confianza o que estás ocultando algo.
Lo que puedes hacer: Asegúrate de mantener el nivel de la mirada y de interactuar ligeramente con el entrevistador mientras respondes. Si necesitas un momento para pensar, mira ligeramente hacia un lado en lugar de hacia abajo para evitar parecer derrotado o inseguro.
9. Mala presencia en la entrevista virtual:
En la era del trabajo a distancia y las entrevistas virtuales, las señales no verbales son tan importantes en línea como en persona. Las entrevistas virtuales plantean retos únicos, y el lenguaje corporal puede ser más difícil de leer. Además, las dificultades técnicas pueden restar valor a la imagen profesional que intentas proyectar.
Lo que puedes hacer: Asegúrate de que la cámara esté a la altura de tus ojos, de modo que no mires hacia abajo o demasiado lejos de la pantalla. Siéntate en una zona bien iluminada y evita los fondos que puedan distraer. Practica manteniendo una postura natural mientras te aseguras de estar visible y bien iluminado, igual que harías en una entrevista en persona.
10. Expresiones faciales incoherentes:
Tus expresiones faciales deben ir en consonancia con lo que dices. Si estás hablando de una oportunidad interesante, pero tu cara parece aburrida o distraída, envía un mensaje contradictorio. Las expresiones faciales incoherentes pueden hacer que parezcas poco sincero o desinteresado.
Lo que puedes hacer: Presta atención a tus expresiones faciales mientras hablas. Si estás hablando de un tema difícil, asegúrate de que tu rostro refleja empatía. Si estás hablando de algo emocionante, tu expresión debe reflejar ese entusiasmo. Ser consciente de cómo tu cara refleja tus palabras puede reforzar tu mensaje.
(Con información de agencias)