noviembre 22, 2024
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Piropos: ¿halagos o acoso callejero?

Por Lisandra Verdecia Morales

“¿Todo eso es tuyo? Mami, tanta carne y yo con hambre. Si cocinas como caminas me como hasta la raspita. ¿Quién fuera esa mochila para estar sobre tus?…” Con frases como estas e, incluso, mucho más agresivas, tienen que lidiar la mayoría de las mujeres en su transitar cotidiano. Piropos, que lejos de causar sensación de halago, son una forma más de acoso.

Suele verse como la manera de resaltar la belleza de otra persona. Quienes así piensan, evidentemente no han lidiado con la incomodidad que generan los susurros de un desconocido al oído; o sentirse desnuda ante las miradas indiscretas, y acechada con la vulgaridad de las palabras. Cierto es que la creatividad tiene rienda suelta en las calles cubanas si de piropos se trata, pero no por la jocosidad de las frases el tema se vuelve gracioso.

La idea de que es normal que un hombre piropee en la calle a una mujer, constituye una expresión cultural del machismo. La reafirmación de las mujeres como tal, no depende del reconocimiento social de su belleza. ¿Qué derecho tiene otra persona, sea conocida o no, de exaltarle sus rasgos físicos de manera burda en cualquier lugar o circunstancia?

Para los que entienden esta práctica como sana, basta ver cómo rara vez un hombre se atreve a decirle piropos a una mujer que va con un acompañante masculino. Nada más obvio, para saber que el respeto entre hombres existe, y que nuestro sexo vuelve a quedar sujeto a mandatos machistas.

Abundan los que no solo se quedan al margen de las palabras, sino que rozan o tocan mientras nos vocean encima. Y como si fuera poco, hay que escuchar a muchos, incluso féminas, defender el hecho de que la forma de vestir de la mujer puede provocar a los hombres y desencadenar actitudes como estas.

Somos libres de vestirnos como deseemos, claro está que hay que saber lidiar con la estética y el buen gusto, pero de ahí a responsabilizarnos por el acoso callejero, va un largo trecho minado de estereotipos sexistas. Es fundamental conservar el respeto a la individualidad e integridad de los seres humanos, para que cada quien decida qué hacer con su cuerpo, quién lo toca o no.

La campaña Evoluciona: el acoso te atrasa, desarrollada en el período 2018-2022, visibilizó las formas de violencia más sutiles o simbólicas, en busca de transformar imaginarios colectivos en torno a las creencias sobre el control del cuerpo y las relaciones sociales de las mujeres. Uno de sus mensajes principales era reflexionar sobre la institución de los piropos como algo normal.

Con un amplio apoyo audiovisual abordó la violencia de género desde otros puntos de vista, y demostró la importancia de cambiar los modos de pensar en torno al tema. A pesar del gran alcance que tuvo la campaña, sobre todo en las nuevas generaciones para quienes estuvo dirigida, mucho falta por hacer en este sentido.

Sin lugar a dudas existen mujeres que también piropean a los hombres en las calles, sin embargo, se ha vuelto común ver a más de una dama cambiar de senda o acelerar el paso para huir de halagos “indefensos”. La sociedad debe concebir el piropo como una expresión no solicitada, y por tanto incómoda y propia del acoso.

(Tomado de periódico Girón)

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