noviembre 22, 2024
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¡Peso Pluma llegó a mi barrio!

Por: Arnaldo Mirabal Hernández

Confieso que estaba seguro del inminente encuentro, pero nunca imaginé que la cosa se daría de manera tan inmediata. Además, siempre sospeché que su voz nasal y poco atractiva me llegaría desde algún bicitaxi o bocina portátil de esas que inundan con su música el paseo de Nárvaez, pero no: Peso Pluma desembarcó en el añejo DVD de una vecina, y no con un tema, sino un recital completo.

Para quienes no estén al tanto acerca de quién escribo, les advierto que no se trata de un boxeador, aunque asuma ese mote. Mis palabras van dirigidas al nuevo fenómeno musical del momento: el afamado Hassan Kabande, un cantante (si puede llamársele así) mexicano que cultiva un género también en boga, conocido como Corrido Tumbado.

Para los amantes de la música azteca, que en esta isla son muchos, puedo advertir que la novedosa tonada sí conserva cierto aire del legendario corrido mexicano, pero impregnado también con sonoridades modernas provenientes de la música urbana, como el trap, el rap y el reguetón.

Si a algunos les causó asombro que un “talento” como el del Bad Bunny resultara tan ponderado al punto de arrasar en las listas de éxito y hasta llevarse a casa premios que lo catalogaban como Compositor del año, según la Sociedad Americana de Compositores, imagino que no se sobresalten al leer que Peso Pluma le arrebató varios récords al cultor de trap portorriqueño, tras  lograr posicionar 25 temas de manera simultánea en la lista de Hot Latin Songs, después de salir al mercado su tercer disco, Génesis.

Lo cual demuestra que, si ayer nos alarmábamos por algunas letras de cierto segmento del género urbano, los corridos tumbados también nos agredirán con temáticas como el sexo, cosificación de la mujer, violencia, exaltación a la figura de los narcotraficantes, etc…

Ante la influencia que puede generar en las nuevas generaciones, en regiones como Cancún han tomado cartas en el asunto prohibiendo la difusión de este género con motivo de letras en apología de la violencia.

El propio mandatario mexicano Manuel López Obrador cuestionó la valía de esta nueva corriente que tanto atrae a los jóvenes, haciendo un llamado a la población en general a no pensar que las letras de estas pistas musicales eran “la modernidad actual, o el éxito de las personas modernas”.

Como bien ha demostrado la historia hasta el cansancio, prohibir un género musical, o cualquier otra manifestación artística, muchas veces resulta contraproducente, ya que semejante acción a menudo incita a perseguir esa obra censurada.

La industria musical, esa a la que le endilgan el término “academia” para ofensa de los filósofos griegos de la antigüedad, no se preocupa demasiado en la consecuencia que puede tener la divulgación de ciertos contenidos, los cuales la psicología sí ha confirmado con enjundiosas investigaciones que pueden incidir y moldear el comportamiento de los jóvenes.

Mas, parafraseando un tema de Shakira, a los mandamases de las grandes disqueras solo les interesa facturar. 

A ellos se suman la globalización cultural y la hiperconectividad que propician que las personas, como mi vecina, accedan a todo tipo de información en cualquier momento del día, aunque sea de calidad tan discutible como las canciones de Peso Pluma.  

(Tomado de Girón)

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