Por: Ana Álvarez, Claudia Fonseca, Ismael Francisco y Carlos Pendás
—¿Esta noche vienen?
—Sí, claro. En pocas horas estaremos ahí. Nos hemos demorado por temas logísticos.
—Gracias, no dejen de venir. Ustedes se han convertido en los ángeles que cuidan a Matanzas todas las noches.
Era agosto de 2022. Y así, de una conversación entre Daniel y un funcionario del Gobierno de Matanzas, nació la idea para nombrar al grupo de jóvenes emprendedores que todos recordamos porque, en medio de la trágica explosión de la Base de Supertanqueros en esa provincia occidental, no pudieron esperar al amanecer para acompañar –y apoyar con lo que lograron recopilar- a quienes batallaban incansablemente contra las llamas.
A un año de aquel terrible accidente, Daniel Abner Ramírez Rodríguez, líder de los Ángeles de la Noche y director de la marca de pinturas Prodanco, recuerda aquellas horas en conversación con Cubadebate:
“Mi mujer y yo estábamos fuera de La Habana cuando sucedió la primera explosión. Regresábamos de Pinar del Río, adonde habíamos ido a recoger a la abuela de ella porque había sufrido una fractura de cadera. De regreso a casa, enciendo el teléfono y veo la noticia. Recuerdo que la primera imagen que vi fue la del Ministro de Energía y Minas en una camilla, porque se había accidentado.
“Era algo abrumador, tan triste. Y nos sentimos fuera de todo aquello que estaba sucediendo. Entonces mi mujer -que siempre ha estado en anonimato, pero que es mi brazo fuerte, mi columna- me dice: mira yo te conozco, vamos a dejar a abuela y los niños con alguien, y nos vamos para Matanzas a ayudar. Vamos a llamar a los amigos, a ver qué podemos recopilar, quién se nos une y vamos para allá con lo que sea. Y así lo hicimos”.
En pocos minutos Daniel ya se había comunicado con Alejandro, dueño del restaurante Caray, quien de inmediato accedió a apoyar. Entonces le tocó el turno a otro amigo, Raúl, dueño de la panadería Paneque, quien también se sumó.
“En cuestión de momentos, dos tres horas máximo, esa primera noche logramos reunir alrededor de 1 200 o 1 300 meriendas. La idea en aquel momento era llegar hasta los bomberos y ambulancieros, la Cruz Roja, el equipo de Rescate y Salvamento. Quizás también llegar a los lugares donde estaban las personas damnificadas.
“Llevábamos lo que pudimos reunir: refrescos, agua, panes, latas de conservas, leche condensada. Hicimos ‘un peine’ por toda La Habana y acumulamos todo lo que pudimos. Compramos con la gente de DelChef, una mipyme que se encarga de abastecer a restaurantes, que nos apoyaron con jamón, compotas, yogurt, hicieron donaciones y algunas cosas nos las dieron a precios por debajo del costo”.
Sobre las cuatro y pico, cinco de la mañana, Daniel y sus amigos llegaron a Matanzas. “Lo que se logró aquella noche en tiempo record fue algo tan lindo –dice-. Y lo agradecieron mucho quienes habían estado horas ‘fajados’ contra el fuego. El pueblo de Cuba tiene unos valores tan grandes, intrínsecos”.
“Aquellas imágenes de las llamas que no querían apagarse y el esfuerzo de los bomberos, que aun cuando habían terminado su turno de guardia querían permanecer allí, nos impactaron mucho. Creo que esa explosión cambió algo en la vida de todos nosotros. Como nos comentó un jefe de los bomberos: de allí no se movería nadie hasta que cesara el fuego. Y así decidimos hacerlo nosotros también. Volver cada noche, para apoyar en lo necesario.
“Tener un nombre que nos identificara como grupo nos quitó una carga de encima. Cada noche coincidíamos con nuevas personas, y a la hora de decir quiénes éramos decíamos el nombre de nuestros negocios; pero nunca fue el propósito hacer publicidad ni nada parecido. Por eso nos pareció tan lindo el nombre de Ángeles de la Noche. Por lo que significa la palabra ángel, la pureza. Además, llegar de noche a los lugares donde se nos ha necesitado se ha convertido en una especie de ‘marca de agua’.
“Siempre contamos con la disposición del Gobierno y el Partido que apoyó para que este movimiento se desarrollara. Cuando Matanzas, estábamos viviendo en el país una de las crisis fuertes de la gasolina, sin embargo, muchos partidos y gobiernos municipales nos brindaron su apoyo. Se coordinaban unos con otros y nos estaban esperando para ayudarnos con el tema del combustible.
“Muchos nos criticaron porque asumieron que estábamos aprovechándonos del momento para publicitar nuestros negocios, pero no fue así. Las publicaciones que entonces hicimos en redes sociales eran para que todos aquellos que habían colaborado con el movimiento supieran que su aporte, grande o pequeño, había llegado a su destino”.
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La obra de Daniel y sus amigos no se quedó solo en Matanzas. Meses después, tras el paso arrollador del huracán Ian por las provincias occidentales del país, volvimos a escuchar de este grupo de jóvenes, a quienes se les fueron uniendo muchos otros. Cada uno de ellos pasó a formar parte de los Ángeles de la Noche, ninguno iba a título personal, sino que lo hacían porque comparten una esencia común: “hacerles saber a los damnificados que el corazón de Cuba entera estaba con ellos allí”.
“Al suceder lo de Pinar de Río, tomamos la decisión de activarnos y articularnos una vez más. Hicimos el llamado a través de las redes y muchas personas se nos unieron. Buscamos bien donde poder comprar y optimizar el dinero que aportarmos y el que nos donaron. Fue esencial el apoyo de Norma Goicochea, presidenta de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (Acnu), quien nos presentó al diputado y líder del proyecto Quisicuaba, Dr. Enrique Alemán. A Enrique lo llamamos el ‘ángel mayor’, porque tiene mucha experiencia en este tipo de trabajo; ellos siempre están en contingencia, y nos mostraron cómo optimizar los recursos y maximizar nuestro alcance”.
Pinar del Río sobrepasaba desde el punto de vista logístico a Matanzas. No obstante, gracias al esfuerzo conjunto, se trasladaron hacia allá alimentos, artículos de aseo, camas fowler; “pero, sobre todo, lo que más llevamos es amor, que es la esencia de lo que somos nosotros”.
“Para apoyar a los damnificados por las fuertes lluvias en Granma también se nos unieron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap), Carlos Lazo y Puentes de Amor, el proyecto A Cuba hay que quererla, la Quinta de los Molinos, la Universidad de La Habana…entre otros muchos. Esto ha sido a lo largo del tiempo una ‘batería de carga’.
“Siempre que suceda algo vamos a estar como dijo el General de Ejército con el pie en el estribo. Porque apoyamos incondicionalmente la obra de la Revolución, lo que se ha logrado, la independencia de pensamiento, el deseo de luchar por una humanidad más justa, más libre, más rica y más llena de valores.
“Los Ángeles de la Noche, más que un proyecto, es un movimiento de amor, de solidaridad, de humanidad, que nuclea en sí instituciones, emprendedores, artistas, y también al Gobierno, al Partido. Los Ángeles somos una representación bien pequeña de todo el esfuerzo del pueblo de Cuba. Eso significa mucho para las personas que pasan por momentos difíciles.
“Nuestro país está pasando hoy por momentos muy duros. Cada día el bloqueo es más fuerte y la vida de la gente ha empeorado producto precisamente de esas limitaciones que nos impone el bloqueo. Hay quienes dicen que el bloqueo es en contra del Gobierno, de nuestros dirigentes; pero el pueblo y el Gobierno son la misma cosa”.
Daniel se considera un privilegiado por vivir en Cuba. “Esta generación de emprendedores somos privilegiados, y estamos para sumar, para apoyar, y no para restar”.