Más allá de las apariencias, las similitudes entre un perro y su dueño son profundas y van mucho más allá de los clichés. Diversos estudios científicos recientes demuestran que nuestros compañeros de cuatro patas absorben no solo nuestros hábitos, sino también rasgos esenciales de nuestra personalidad.
Cuando el parecido no se limita a lo físico
Según un metaanálisis de 15 estudios publicado en 2024, existe una relación entre la apariencia de los perros y la de sus dueños. Los voluntarios suelen lograr que la foto de un perro coincida con la de su dueño con mayor precisión que por casualidad: misma complexión, longitud del pelo o pelaje, forma de las orejas… Las similitudes físicas a veces son sorprendentes, especialmente entre las mujeres y sus perros.
De tal amo, tal carácter: personalidad reflejada
Pero la similitud va mucho más allá. Los científicos han observado que ciertos rasgos de personalidad se encuentran en un grado significativo en la pareja guía-perro. Extroversión, ansiedad, emotividad: las medidas psicológicas muestran fuertes correlaciones, en particular para la extroversión (sociabilidad, expresividad) y el neuroticismo (vulnerabilidad al estrés, tristeza). En otras palabras, un guía ansioso tenderá a tener un perro que también muestre signos de preocupación o hipersensibilidad.
¿Cómo se pueden explicar estas similitudes?
Entran en juego varios mecanismos:
- Convergencia emocional: al compartir la vida cotidiana, el perro adapta su comportamiento y temperamento al estado emocional de su dueño, efecto reforzado por la proximidad y la duración de la vida juntos.
- Corregulación: Los humanos y los perros se adaptan entre sí, cada uno influye en el estado interno y la reactividad del otro.
- Fortalecimiento de lazos: cuanto más fuerte sea la relación, más evidente será la “copia” del comportamiento.
El impacto de la conexión emocional
Estudios del Instituto Max Planck demuestran que los perros perciben y reflejan profundamente las emociones de sus dueños. Por ejemplo, los perros de personas que experimentan mucha ansiedad al separarse son más propensos a desarrollar trastornos de ansiedad, lo que demuestra que no se trata solo de adiestramiento, sino también de compartir emociones.
Nuestros compañeros no solo observan: experimentan nuestros estados de ánimo, se adaptan a nuestros estilos de vida y nos ofrecen un reflejo benévolo de nuestra personalidad. Este fenómeno nos invita a cultivar una relación equilibrada y consciente, porque cada momento compartido moldea gradualmente la actitud y la moral de nuestros amigos fieles.
(Con información de agencias)