noviembre 22, 2024
Historias

¿Estás o no estás?: Catch and reléase, banksying o slowfading en Internet

La gastada excusa de “me gustas pero no quiero nada con nadie y tampoco quiero que te alejes de mí”, o la cada vez más común desaparición luego de algunos días de intensas conversaciones en WhatsApp, Telegram u otra plataforma para encontrar parejas; se han convertido en el día a día de miles de jóvenes alrededor del mundo.

Un fenómeno creciente ―según alegan expertos―, para el cual pocas veces estamos preparados, y que expone, la notable influencia de Internet sobre la manera de interactuar y de encarar los sentimientos a la hora de buscar pareja.

Cualquier repaso superficial por buscadores podría llevarnos a términos, en ocasiones, inimaginados, provenientes del inglés en su mayoría, debido a la ausencia de homólogos en español. Neologismos, solo eso, que reflejan situaciones, depresiones e intenciones. Algunos de ellos ya han encontrado espacio en Cuba Joven, otros, como los que hoy mostramos, te servirán de guía a la hora de reconocer cuándo tu relación o la manera de desenvolverte, toca a la puerta de la toxicidad.

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Podría sonar hasta macabro, pero en el mundo de las redes hay quienes tiempo para enamorar, mandar emojis con corazoncitos en los ojos, prometer largos años compartiendo rutinas o la mitad de la cama y, al mismo tiempo en que todo eso ocurre, pasarse semanas planeando “maquiavélicamente” una épica ruptura.

Una especie de autodestrucción, similar a la que planificó Bansky, el artista británico del cual se desconoce buena parte de su biografía, pero que trascendió por preparar con lujo de detalles el performance “Niña con globo”, subastado inicialmente por millones de euros y destruido luego, ante las miradas atónitas de los presentes.

A esa acción se le atribuye el término banksying, tan difícil de pronunciar como de entender, por algunos, el concepto de responsabilidad afectiva y empatía.

Según una encuesta del sitio Plenty of Fish, una de cada cuatro personas ha llevado a cabo esta práctica en su vida, y el 44 % cree que se lo han hecho alguna vez. 

Aunque uno de los pretextos que usan los que planifican una ruptura es “buscar la mejor manera de hacerlo”, no existe y el único vehículo factible es la verdad. Los seres humanos estamos programados para amar y establecer vínculos con otras personas; romper esos lazos duele, y mucho.

¿Qué habré hecho mal?

Otra tendencia, muy similar al popular ghosting, aunque con sus diferencias, es el slowfading, proveniente de la contracción inglesa entre las palabras slow (lento) y fade (desvanecimiento), que en la práctica no es más que ir cortando poco a poco, como para causar menos daño.

Lo cierto, es que se termina hiriendo igual, incluso más, cuando comienza a hacerse notable la pérdida gradual del interés, dejando una huella de inseguridades que afectan, lógicamente, la autoestima.

Me despido de ti, y me voy

“Una mujer lucha por reconstruir su vida después de la inoportuna muerte de su prometido y tras descubrir los secretos que él guardaba”; así se puede leer en internet cuando se busca la frase: catch and release.

Lo curioso es que no indagamos en la comedia romántica homónima de 2006, con Jennifer Garner y Timothy Olyphant como protagonistas, que tal vez fue transmitida un domingo en Arte 7. Por muy raro que resulte, este es el nombre de otro fenómeno, explicable cuando alguien en las redes “usa y tira”, “coge y suelta”. 

Según los entendidos, este fenómeno consiste en mostrar gran interés por alguien, pero como esa otra persona no tiene el corazón de piedra, retribuye cada halago, palabra bonita, emoji, videollamada a destiempo e imprudente, creándose cierta química entre ambos.

Lo más llamativo es que, cuando la persona que enamora percibe el afecto y la atracción que va surgiendo, empieza a perder el interés y cortar. En buen cubano diríamos que “se echa para atrás”.

La víctima, una persona seducida y manipulada, irá percibiendo el cambio, sintiéndose parte de una situación de desamparo, en la cual solo gana el ego de aquel o aquella con quien se imaginó más de una velada romántica. Tóxico, es tóxico, no hay otro nombre ni justificación, aunque las redes sociales, y las aplicaciones para citas, se conviertan en escenarios ideales para la deshumanización. 

La clave para evitar ser víctimas o victimarios de estas conductas siempre partirá de la comunicación y de no establecer vínculos con personas con las que no se está en la misma sintonía y quieren diferentes cosas.

Las actitudes tóxicas dañan, y muchas veces ese daño no es cuantificable a corto plazo sino que va destrozando la autoestima y los sentimientos de otra persona. Nada de catch and reléase, ni banksying, ni slowfading; que la empatía y la comunicación sea la que lleve las riendas y desaparezca esas actitudes tóxicas.

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