Por: Alejandro García Ortega
En Cuba surgen varios proyectos “por cuenta propia” conducidos por jóvenes. Este texto explora tres de ellos, que tienen propuestas de valor para este verano.
Los últimos años marcan el despunte de pequeños negocios por iniciativa individual o germinados desde el seno familiar. La covid-19 fue un catalizador de ese fenómeno que redirigió las dinámicas de comunicación a espacios virtuales y reconfiguró el acceso a los bienes y servicios. Si a ese elemento sumamos la voluntad del Estado de diversificar los eslabones productivos y vincularlos, desde la legitimidad, a la vida económica del país, uno pudiera caer en la trampa de pensar que “emprender” ahora mismo es, como se dice popularmente: “coser y cantar”.
Nada más alejado de la realidad, pues en la práctica, muchos factores externos golpean a los emprendedores, como la escasez y la inexistencia de industrias cubanas que puedan suministrar de manera constante los insumos o bienes que necesitan los nacientes actores económicos (tanto micro, pequeñas, y medianas empresas: Mipymes, o los propios cuentapropistas).
Esa es la razón por la cual la mayoría de los negocios que surgen se limitan a la reventa de productos que adquieren en las tiendas recaudadoras de divisas con la moneda libremente convertible (MLC) o directamente en mercados extranjeros. Pero… ante estos obstáculos, ¿qué hacer? La respuesta es ¿sencilla?: creatividad y maneras de obrar diferentes.
Somos Jóvenes conversó con tres líderes de emprendimientos que destacan por su originalidad. Los entrevistados poseen en común que sus negocios son resultado de aficiones personales y de la idea de compartir con otros lo que a ellos les gustaba hacer. Esperamos que cuando termines de leer este trabajo, te sientas inspirado y quizás te animes a convertir tus pasiones en tu trabajo futuro.
Olygon, sabores naturales
Christian Oliveros Columbié, natural de Guantánamo, lleva cinco años en La Habana y es el titular del emprendimiento Olygon, negocio que oferta jugos y bebidas naturales. A finales de 2021, siendo aún empleado del sector privado, ya tenía la idea de tener un negocio propio. Comenta que le tomó otro año dar el paso, pero finalmente inició su juguería en diciembre de 2022.
“El pasado 11 de mayo de 2023 cumplimos seis meses de haber lanzado el proyecto de forma oficial, con ventas solamente a domicilio por no haber concretado ningún local físico. Hasta el día de hoy mantenemos los tres pilares que sustentan a Olygon desde su origen: crear productos que nos gustaría consumir, o sea, con una calidad óptima; además, no solo que se estén comercializando, sino creados por nosotros, y, por último, que nuestro negocio fuera algo escaso y diferente a otros que abundaban en nuestros entornos”.
Christian profundiza en que, como todo comienzo, no fue fácil y todavía se tropieza con dificultades en la adquisición de algunas materias primas como las frutas para la elaboración de los jugos. Además, el arranque del negocio, como es lógico, tuvo un lento flujo de ventas porque su presencia en redes sociales era casi nula. No obstante, aunque aún no se ha establecido como quisiera en Internet, apunta que su emprendimiento ha llegado a ser sostenible y con la ayuda familiar y los ahorros han logrado mejorar la infraestructura. Enumera, por ejemplo, una nevera que pudieron adquirir, así como una batidora con mayor potencia y otros insumos necesarios para seguir creciendo.
“Es un trabajo de conjunto, en el que la familia y amigos ayudan mucho. No puedo dejar de mencionar a mi esposa Merlyng González Delás y a mi socio César Suárez Sauto, quienes comparten responsabilidades junto a mí. Todos estamos comprometidos en crear bienes naturales de calidad, pues, aunque nuestros productos estrellas han sido los jugos naturales, también elaboramos puré de tomate, tostones al ajo, chips de boniato, entre otros que son freídos en el sabor exquisito de la manteca de cerdo”.
Olygon está enfocado en lanzar su propia línea de fermentados: vinos, vinagres, encurtidos y más, pero apunta Christian que todo es paso a paso, pues actualmente la demanda está siendo la justa y realizan ventas mayoristas a negocios privados, además de que cada sábado participan en la Feria de Línea y L, en El Vedado capitalino.
En cuanto a estrategias de marketing, Christian reconoce que “es imprescindible en la actualidad. Si no estás en Internet, no existes” y aunque no poseen una cantidad de seguidores significativa en redes sociales, sí están trabajando activamente para crecer y con ese propósito han coordinado sesiones de fotografías para visibilizar los productos, por ejemplo.
El proceso de crecimiento de Olygon va desarrollándose sobre la marcha, en la medida en que quienes lo llevan a cabo van aprendiendo cuestiones que no estudiaron en ninguna escuela: como aspectos sobre Economía, Contabilidad, o Comunicación. Por ello Christian enuncia que su formación ha sido autodidacta. Ha tenido que aprender cuestiones de marketing y posicionamiento de su negocio por cuenta propia, empleando muchas veces el propio Internet.
“No tenemos un público objetivo. En general apuntamos a los clientes que deseen llevar una vida sana, y somos conscientes del problema que le podemos resolver a muchos padres para la merienda de sus hijos, así como personas mayores o enfermas, diabéticos, pues ofrecemos servicio a domicilio”, afirma, antes de pasar a responder la pregunta de cómo ve el escenario para emprender en la Isla.
“En mi opinión, por lo que hemos vivido y con los criterios compartidos por otros dueños de negocios, es una realidad que la situación económica del país dificulta el desarrollo pleno de muchos. La apertura en los últimos años ha favorecido a los que teníamos ideas y ganas de crear, pero por otra parte algunas trabas burocráticas y leyes limitan. Por mencionar algunas: la eliminación de los beneficios fiscales para las MIPYMES de nueva creación y, recientemente, el aumento del tipo impositivo a las mismas”.
Esas condiciones complejizan aún más el escenario para emprender. Él es consciente de la línea delgada entre el éxito y el fracaso cuando afirma que, si bien “el porcentaje de negocios que logran sobrevivir luego de cinco años son menos de la mitad en países como España, acá debe ser quizás aún menor por la sensación de inestabilidad, pero es muy pronto para evaluaciones pues ha transcurrido poco tiempo desde que comenzaron de forma masiva los negocios privados”.
No obstante, en esta carrera con obstáculos que es emprender, Olygon es el sueño que día a día está cumpliendo Christian, su mentalidad es pragmática: Más allá de las circunstancias es preciso sobreponerse y crecer.
Doctora Galletica, alimentación saludable e inclusiva
Probablemente a Ariané Cañas Limonta de aquí a unos años —quizá meses— todo el mundo la conozca por el nombre de su emprendimiento, pues es la cofundadora, junto a María Emilia Limonta Cruzata del negocio familiar Doctora Galletica, que también da sus primeros pasos por el mundo de los negocios. En la actualidad cursa sexto año de Medicina y pronto se especializará en Psiquiatría Infantil, pero ahora comenta que siempre fue un sueño compartido por ella y su mamá (médico también) el poseer un negocio de alimentación.
“En enero de 2022 yo comencé un emprendimiento llamado Mãos que era de bisutería de macramé. Sin embargo, siempre quise vincular lo que hacía con la carrera que estaba estudiando. En el mes de noviembre mi mamá y yo durante una conversación de sofá decidimos aventurarnos. Teníamos claro que estaría relacionado con la alimentación saludable y que queríamos especializarnos en un producto en específico, teniendo en cuenta lo que ya yo había aprendido en uno de los talleres impartidos por Cubaemprende”.
“Así surgió Doctora Galletica. Luego de investigar y recopilar información, comenzamos a probar con viandas y recetas de galletas que no llevaran harinas. De esta forma llegamos a las galletas de yuca. El 3 de diciembre de 2022, en una Feria en la Quinta de los Molinos, ofertamos nuestro producto por primera vez. Fuimos con cinco paquetes, uno para que las personas lo probaran y cuatro para vender. La respuesta de los presentes fue maravillosa, aunque también recibimos algunas críticas constructivas que nos ayudaron a llegar al producto que tenemos hoy. Desde ese día adoptamos esa costumbre de llevar un paquete para que las personas lo probaran y así atraíamos al público”.
Cuenta Ariané que este negocio ha llegado a ser sostenible en el poco tiempo que lleva activo, y en la medida en que se ha promocionado también ha aumentado la demanda. Muchas personas contactan a Doctora Galletica con requerimientos específicos de alimentación como pueden ser la intolerancia a la leche, al huevo, propensión a la diabetes mellitus o porque simplemente algunos clientes desean llevar una alimentación más sana.
En cuanto las dificultades que ha atravesado, Ariané señala que, al ser las galleticas el resultado de un proceso artesanal y contar con pocos recursos para la elaboración, a veces la capacidad de producción es menor que a la demanda. Además, apunta que la mensajería ha sido uno de los motivos para enfocarse en encargos de compra al por mayor, pues ella misma hizo un tiempo las entregas de los productos y llegó un momento en que no daba abasto; las distancias a recorrer eran significativas desde Alamar al resto de La Habana.
Por eso coincide con otros emprendimientos en que el principal reto es la obtención de materia prima. “Esto hace que hoy puedas sacar el producto, pero mañana puedes no encontrar la materia prima o está más cara y entonces tienes que subir el precio constantemente. La dualidad monetaria: MLC y Peso cubano tampoco ayuda a lograr una estabilidad. Estos aspectos han llevado a muchos emprendimientos a cerrar o quitar productos del catálogo. Creo que hasta que no se solucionen estos problemas de abastecimiento seguirán quedando muchos en el camino”, afirma.
Pero en el caso de la Doctora Galletica, se muestra optimista con su idea de negocio y comenta que planifica ofertar otros tipos de galletas, así como una línea de aderezos. “Nuestra meta es tener un centro de elaboración que nos permita ampliar la producción y llevar nuestros productos a todo el país. Queremos convertirnos en una marca de referencia cuando se hable de alimentación saludable e inclusiva”.
Para cumplir ese objetivo deberá capacitarse lo más posible y seguir estando a la altura de los retos que se le presenten. La doctora galletica es consciente de ello y agradece las enseñanzas de este nuevo trabajo. Afirma que emprender le ha dado mucha seguridad y herramientas para comunicarse mejor, y a siempre buscar alternativas a situaciones que puedan parecer frenos y sobreponerse. Por eso recomienda a todo el que tenga una idea o un sueño que lo emprenda, que lo haga, la satisfacción y la sensación del crecimiento es mucho, concluye.
D´eco, cosmética natural
Si has llegado hasta aquí en la lectura y no te ha dado sed ni hambre, estás a salvo, porque en este último emprendimiento no hablaremos de comida, sino del cuidado de la piel, importantísimo con este sol y los calores de verano. Llegó el turno de D´eco, otro de los negocios surgidos durante el azote de covid-19.
Resulta que Diana Bermúdez Navarro (la muchacha detrás de D’eco) inició su negocio por una necesidad personal de encontrar productos personalizados que le ayudaran a cuidar su piel, pues los que ofertaban las tiendas no le favorecían. Así fue como comenzó a elaborar jabones y aceites propios. Pronto pensó que quizás había otras personas con necesidades similares a las de ella y se dio cuenta de que podía ayudar a llenar ese “vacío” de productos cosméticos.
“D’eco es un negocio familiar, en el que participan mis abuelos, mis padres, mi pareja y yo. Es una marca respetuosa con el medio ambiente, pues tratamos de generar el mínimo de desechos, y trabajamos con muchísimos empaques reciclables”, detalla Diana, quien es licenciada en Logofonoaudiología, profesión que dejó de ejercer para poder dedicarse completamente a su emprendimiento.
Para ella legalizar la marca y los productos no fue tarea simple, tomó varias semanas de espera; sin embargo, hoy D´eco es un proyecto que goza de bastante reputación en las redes sociales en las que se desempeña: Instagram y WhatsApp.
El catálogo de los productos de D´eco en la actualidad incluye una amplia variedad de artículos como jabones, cremas, lociones, aceites, exfoliantes, protectores solares, entre otros. Estos productos están diseñados para ayudar a mantener la piel limpia, hidratada, suave y saludable.
Una de las características de este negocio, según nos dice su titular, es que trabajan con tiendas en La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Ciego de Ávila, y el municipio especial Isla de la Juventud. “El tema del traslado interprovincial es complicado, normalmente los hacemos a través de los taxis. Pero con las dificultades actuales del combustible, empeora el transporte”.
Diana reconoce que emprendimientos como el suyo existen muchos hoy día, pero un eslabón imprescindible para ellos es la comunicación con el cliente desde el momento en que contacta por primera vez. “Nuestro catálogo online tiene todas las explicaciones de los productos, pero tenemos personal disponible para comunicarnos directamente con cada persona por redes sociales. Y aunque creo que hablar de presencia sólida en redes puede ser complicado, en la actualidad tenemos más de seis grupos de WhatsApp y la cuenta de Instagram con más de 4000 seguidores que por lo general son bastante activos con nuestra marca”, afirma.
Otra de las características distintivas de D´eco es que brinda periódicamente consejos o “tips” para el cuidado de la piel a través de su cuenta en Instagram. No es un secreto que la mayoría de los emprendimientos cubanos fortalecen su presencia en esa red social que, aunque tiene muchas limitaciones para Cuba en el tema monetización o de ubicación de los contenidos, es la predilecta por las facilidades de visualidad que brinda.
A pesar de las dificultades en la adquisición de materias primas, el equipo de D´eco se mantiene en constante crecimiento; apunta Diana que sacan productos nuevos casi todos los meses, que son bien recibidos por los clientes y que, “aunque emprender es muy complicado y en Cuba no existe una cultura formada en este tipo de negocios, hay una señal muy clara y es que cada día surgen muchos más emprendimientos”.
Por eso, ella no duda en recomendar a los que estén pensando en comenzar un proyecto que persigan sus sueños y que no duden en el éxito que les espera si trabajan con dedicación.
Emprender ¿moda o necesidad?
A pesar de que los últimos años puntean el florecimiento de negocios en el sector privado, la estadística que maneja la Oficina Nacional de Estadísticas e Información llega hasta el año 2021 y refleja 1 millón 500 mil trabajadores en el sector no estatal, de los cuales 596 mil son trabajadores por cuenta propia.
Datos más actualizados del Ministerio de Economía y Planificación señalan que hasta el día 17 de mayo de 2023 se habían aprobado en Cuba ocho mil 178 nuevos actores económicos, cifra que sí es ilustrativa del acelerado despunte si tenemos en cuenta que las primeras 35 Mipymes se aprobaron en el país en septiembre de 2021.
Como hemos visto, más allá de las motivaciones para llevar adelante un negocio, que pueden variar en dependencia del contexto y la individualidad de cada cual, quien se anima a emprender confía que ese camino es una forma de alcanzar la independencia financiera y la realización personal.
Por otro lado, los niveles de inflación han alcanzado un punto tal, que el salario promedio no alcanza para adquirir productos básicos; de ahí que emprender sea “la tabla de salvación” para algunos, y para otros sea el pluriempleo que les permite llegar a ese fin de mes.
En cualquier caso, y a modo de conclusión, si emprender es una moda o una necesidad no es aquí el punto clave, puesto que el saldo a nivel de país siempre será positivo en la medida en que se generen las condiciones idóneas para que las personas desarrollen proyectos prósperos. Todo suma si se trata de contribuir a una mejor sociedad con actores económicos competentes.
(Tomado de Somos Jóvenes)