diciembre 11, 2025
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Cuando la rutina erosiona el amor: cómo volver a conectar

Una crisis de pareja no siempre significa ruptura. Si hay amor y ganas de trabajar en recomponer el vínculo, es posible reconstruirlo y hacerlo algo incluso más sólido, estable y duradero. En este proceso es que interviene la terapia de pareja, un tratamiento psicológico clínico orientado a la resolución de problemas que surgen en las relaciones románticas.

Motivos para acudir a terapia

El motivo más común son los problemas de comunicación y los desacuerdos. Desde cómo repartir las tareas del hogar hasta la crianza de los hijos, pasando por el estrés laboral, los problemas de sexualidad o las infidelidades. La vida cotidiana desgasta la relación y puede generar distancia.

La psicóloga Alicia González advierte sobre la idealización de la pareja: “Muchas veces idealizamos a alguien y, con el tiempo, descubrimos aspectos de su personalidad que no nos gustan y que no se pueden cambiar. Ese es el ingrediente perfecto para discutir a menudo”.

Además, recuerda que no tenemos educación sobre relaciones. Lo que aprendemos viene de películas o cuentos, y muchas veces arrastramos malos hábitos: no expresar cariño, no decir “te quiero”, no dar besos o abrazos. La terapia ayuda a incorporar esas pequeñas acciones que construyen una relación sana. Ayuda no solo a nivel de la pareja, sino también en lo personal e individual, al permitir que estar en contacto con las emociones y darles la atención que necesitan.

Cómo funciona la terapia

La terapia combina sesiones conjuntas e individuales. La primera siempre es en pareja, para conocer la situación y definir objetivos. Después, se trabaja en comunicación, límites, expresión emocional y sexualidad, desmontando creencias irracionales sobre el amor.

Reconstruir la relación

Cuando se inicia una vida en común con tu pareja, los problemas se acumulan con el tiempo hasta que un evento puntual desencadena la crisis. Estos momentos, como toda crisis, pueden servir como oportunidades. Aunque atravesar dificultades sea duro, pedir ayuda y comprometerse a trabajar juntos puede devolver la complicidad y el disfrute compartido.

La psicóloga Concepción Rodríguez Pérez señala: “Cuando hay una crisis, los dos tienen que crecer. Si uno se queda atrás, la relación se rompe. Muchas veces hay que resolver aspectos individuales, cosas que llevamos en nuestra propia mochila y que se despiertan en el contexto de pareja”.

Infidelidad: cuando se rompe la confianza

Las infidelidades son una de las de crisis más frecuentes en las parejas. Cuando ocurren, lo primero que se busca es entender, sin juzgar, por qué y cómo se ha llegado a esa situación. Luego, habrá que ver si hay intenciones de ambas partes de seguir adelante después de este episodio.

En estos casos, el perdón debe ser genuino y la confianza reconstruida poco a poco. “No sirve decir te perdono y sacar el tema en cada discusión. Eso solo abre más distancia”, advierte González.

Rodríguez añade: «El amor es imprescindible, pero no es suficiente nunca. Es algo que cada uno siente individualmente y lo necesita para ser feliz, para vivir. Es como el oxígeno. Pero son necesarias muchas cosas para recomponer la pareja. Respeto, entendimiento, capacidad de escucha, empatía».

Prejuicios en la era del postureo

Todavía existen prejuicios hacia la terapia de pareja. Para muchos, admitir que van es reconocer que su relación no es perfecta. En tiempos de “postureo” en redes, mostrar vulnerabilidad puede dar vergüenza. Pero acudir a terapia es un paso valiente y positivo, igual que ir al médico por un problema físico.

Cambios vitales y crisis de pareja

Dado que las crisis se suelen dar en los momentos de cambios, a veces es posible prever esos cambios y estar atentos para nutrir más los espacios de la pareja en esas etapas. Aunque los cambios que ocurren en nuestra vida no siempre son previsibles (enfermedades, cambios laborales repentinos o pérdidas), hay ciertas situaciones planificadas en las que se suelen plantear crisis porque se ve alterado el modo en que vivíamos hasta ese entonces. Ejemplos comunes son tener hijos, acompañarlos en su crecimiento, cuando se independizan o al quedarnos solos.

Rodríguez aconseja anticiparse con rituales y espacios compartidos como una cena semanal, salir a bailar o planear actividades juntos. Estos hábitos fortalecen el vínculo y ayudan a que la pareja respire.

La terapia de pareja no es un signo de fracaso, sino de valentía. Es una herramienta para reconstruir vínculos, aprender a comunicarse mejor y crecer juntos. Porque el amor es imprescindible, pero no suficiente, hacen falta respeto, empatía y escucha para que la relación sea realmente sana.

(Con información de agencias)

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