septiembre 20, 2024
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¿Cómo se beneficia tu cuerpo cuando dejas de beber alcohol?

¿De qué manera limitar el consumo de bebidas alcohólicas, incluso suprimirlas puede beneficiar tu salud? A esta pregunta le encontró respuesta el profesor de Hepatología de la Universidad de Plymouth, en Reino Unido, quien explicó recientemente que en personas de hígado graso tras solo dos o tres semanas de abandono del alcohol ese órgano vuelve a sanar y a tener un aspecto y funcionamiento como si fuera nuevo.

El hígado, a decir del investigador, es el que, de todos los órganos del cuerpo humano, posee una capacidad más alta de regeneración. Hasta el punto de que puede volver a crecer incluso después de una amputación del 70%.

En palabras de Dhanda, “dejar de beber también tiene efectos positivos sobre el sueño, la función cerebral y la tensión arterial, reduce el riesgo de padecer varios tipos de cáncer como el de páncreas o de colon y reduce el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”.

La ciencia ha demostrado que no existe una cantidad de alcohol segura. Siempre que bebes un vino, por ejemplo, estás alterando la salud de tu cuerpo en general. De ahí que algunos expertos sugieren reconfigurar la manera de socializar y relajarse tras un día de mucho estrés.

“Si dejamos de beber y solo tenemos un hígado graso, este puede volver rápidamente a la normalidad. Si el hígado ya estaba cicatrizado, con cirrosis, dejar de beber alcohol le permitirá sanar y mejorar su función, pero sin deshacer todo el daño que ya ha sufrido”, valoró Dhanda.

Otro estudioso del tema, el investigador de la Universidad de Auburn, en Alabama, Paul Thomes, considera que los niveles de alcohol en sangre son un factor importante que daña los órganos. “El tiempo durante el que las moléculas tóxicas se acumulan en las células y los tejidos determina el grado de daño”.

El hígado descompone el alcohol en una forma menos tóxica para que pueda ser eliminado en el organismo. Durante este proceso, el alcohol se transforma primero en acetaldehído, que es muy tóxico y un conocido carcinógeno.

Por lo general, el acetaldehído se desintegra muy rápidamente; sin embargo, si este proceso se retrasa o se interrumpe, ya sea debido a niveles elevados de alcohol en sangre o a otro factor subyacente, como medicamentos que interfieren en el metabolismo hepático, puede acumularse en todo el organismo y causar daños.

Este daño puede afectar a todos los órganos del cuerpo, lo que se traduce en una serie de riesgos para la salud a largo plazo derivados del consumo crónico de alcohol, como hipertensión arterial, cardiopatías, enfermedades hepáticas y un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.

Tal vez sea el momento de preguntarnos como sociedad, y tú como sujeto, si queremos seguir metiéndonos en el cuerpo un veneno que nos mata lentamente, o si nos rendimos a la evidencia científica y lo dejamos a un lado definitivamente. Se puede vivir perfectamente sin él.

(Con información de Código Nuevo y National Geographic España)

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