Cuando hace poco más de ocho años, Alexei Rodríguez Rojas conoció de boca de su hija la intención de correr sobre motos, enseguida el progenitor transitó entre la duda y el miedo.
Pero Alexei no titubeó y desde aquel entonces su hija Briagna Xiomara Rodríguez, natural de Pinar del Río y hoy con 16 años de edad, ha escrito brillantes historias en el motocross cubano y no solo por ser hoy la única fémina que en el país practica esa disciplina.
Recién acaba de titularse campeona en el Nacional de Motocross desarrollado en Sancti Spíritus, donde mostró habilidades, dominio de situaciones extremas, valentía, decisión y ese genético deseo de ganar.
Y digo genético porque heredó esas cualidades de su padre y abuelo, ambos motocrosistas de renombre en Cuba y algo más allá. O sea, que por ahí le entró a Briagna desde bien niña el empeño de andar su vida sobre ruedas, en pistas difíciles, entre peligrosos saltos y curvas complicadas, sobre el polvo y el fango.
Pero más allá de esas cualidades revela en todo momento una sonrisa amplia y transparente, una alegría sempiterna, el don de llevarse bien con todos, incluidos sus contrincantes y esa sabia manera de aceptar que todos quieran saludarla, dialogar y dejar fotos para el recuerdo y lo hace con una sencillez divina.
Briagna es una niña que crece, poco a poco, con una personalidad fresca, sin creídos y al decir de su entrenador Eugenio Cabrera, con una voluntad muy fuerte de crecer también en el deporte del motocross, del cual dice la jovencita pinareña, es su vida misma.