Por: Vanessa Pernía Arias
Alejandro Zaldívar ha creado sus mundos a partir de micromundos que expresan la rareza de las formas. Rompecabezas. Puzzle dentro de un lienzo digital, conforman un imaginario de sentimientos que alude a la nostalgia de lo onírico. Esa es la manera en que representa sus inquietudes en una dimensión virtual y visual. “Vivo donde se desdibuja el límite entre los sueños y el insomnio, la realidad, la ilusión de estar despierto”.
Alex es un dreamcore, artista visual “por gracia de la naturaleza” que construye en su lienzo infinito una arquitectura de textos, flores, hongos, aves, microorganismos, cuerpos, seres desfigurados, hilarantes, alucinados y genuinos, sin abandonar la belleza que los contiene en pequeños espacios que forman parte de un todo más amplio y profundo. Es como la vida vista a través de lo pequeño, de lo lejano. “No tengo una técnica definida, pero siempre trabajo lo bizarro, un poco oscuro; es lo que me atrapa más, ese imaginario de la rareza”.
Sus inicios en las artes visuales se remontan a los dibujos en las libretas escolares, de eso se dio cuenta cuando leyó su expediente de estudiante y vio que todos los profesores escribían: “Alejandro no atiende y pasa mucho tiempo dibujando en las libretas”. Por ahí comenzó su curiosidad. “Son dibujos que aún conservo, desde el primero que hice en tercer grado hasta el que hice ayer, y desde entonces no he parado ni un día, siempre estoy creando, aprendiendo y buscando una manera de expresar mediante la visualidad, lo que me ha llevado a tener un estilo tan variado, pero aun así el predominio es lo que determina el trabajo de un artista”.
Su lista de referentes visuales es casi infinita, dice; artistas a los que debe, en parte, lo que es hoy. “Me dedico a estudiarlos, a observarlos. Tengo un poco de cada uno. Primero empiezas tomando de ellos hasta que creas un estilo. He bebido mucho de El Bosco, está presente en la etapa de collage que trabajo con Ediciones La Luz, a partir de diseños tupidos de objetos e información en una misma composición, son obras para observar pacientemente”.
En su lienzo encontramos pastiches, referencias, analogías, estéticas y poéticas, submundos llenos de vida y color. “Me interesa que aprecien la obra completa, pero cada detalle en ella, por muy pequeño que sea. Piezas donde intervienen dibujos, textos, simbolismos que he tomado también del cubano Wifredo Lam, de Basquiat, de quien me fascina mucho su manera de crear a partir del neoexpresionismo. También está Picasso, del que tomo los colores, las líneas y esa textura que deja siempre en los brochazos con mucha pintura, porque aunque mi arte sea digital siempre trato de mantener esa visualidad de la textura, sobre todo, por encima de los planos, de los marcos de la pieza”.
Le interesa el juego de las obras dentro de las obras, por lo que pueden aparecer en varias partes de su composición digital. El cómic americano y el grunge cómic es otro de los recursos presentes en sus creaciones, ya sean las historietas con sus texturas y color, escribir sobre las obras, eso le resulta bastante curioso, sobre todo el efecto de texto encima de una pintura. Después de lo visual e ilustrativo, le influyen mucho en su labor el cine y la música, dos de sus grandes pasiones.
En su proceso creativo, puro divertimento según cuenta, hay mucho de distracción, lo que le lleva en mitad de su trabajo a ver una película o jugar videojuegos; de ahí pasará nuevamente al lienzo… La prueba, el experimento, tratar de imitar otros artistas, escoger objetos al azar y darles expresión en la pieza es parte de su itinerario. “Por eso a veces te puedes encontrar los mismos objetos en diferentes espacios, posiciones, texturas, colores, logrando un truco al observar cada pieza y creer que es nuevo”.
La mezcla de diferentes elementos enrumbados hacia lo posmoderno es punto de partida hacia otros mundos posibles en la obra de Alejandro Zaldívar. “No intento ponerle límites a la creatividad. Yo dejo que todo fluya, así que no me limito a nada. A veces me gusta mezclar arquitectura con flores, hongos, microorganismos, y todo juega un papel diferente. No me gusta limitarme a la hora de utilizar cosas naturales para que adquieran una reinterpretación diferente. Me interesa el uso de flores y plantas para crear animales nuevos, y así voy trabajando hasta que siento la satisfacción de que está bien para mí. Muchas veces no intento decir nada con ello, simplemente sacar algo dentro de mí, desde un pensamiento muy abstracto y difícil de decir”. No busca con sus obras necesariamente que el espectador entienda su mensaje sino hacer una reinterpretación del mismo.
Alejandro se aferra al lienzo digital como formato de sus creaciones, supone para él “un recurso infinito”. “Me gustaría trabajar las obras físicas, tener pinturas, hacer esculturas, intentar el performance, la instalación; no le pongo límites a la creación. Realicé varios trabajos de pintura física y escultura, pero la escasez de recursos me llevó a abandonarlo. El lienzo digital siempre estará ahí de manera infinita y me permite deshacer las cosas cuando quiera, repetir, hacer variaciones, sin tener que gastar materiales reales, lo que también me ahorra tiempo. Es trabajar sin límites de recursos”.
Actualmente con parte de su obra se ilustra “La luz te pertenece”, campaña de promoción del libro y la lectura de Ediciones La Luz, casa editora de la AHS en Holguín; un viaje trasgresor hacia la visualidad editorial de un sello que apuesta por lo novedoso, funcional y atractivo para todos los públicos desde diferentes formatos y plataformas.
“Trabajar con La Luz ha sido un tesoro. La primera vez que trabajé con ellos tenía 15 años y fue como modelo para las fotografías de portada de varios de sus libros. Luego Robert Raez, diseñador de la editorial, se interesa en mi trabajo y me propone ser colaborador frecuente. A Luis Yuseff, editor jefe, le cautivó mi trabajo con el collage y me propuso que mi obra fuera parte de la visualidad permanente de La Luz. Se interesaron mucho por mis ¨fondos negros con polvo cósmico¨, esa sensación de profundidad que hay en mi obra, y así trabajamos para la visualidad de la campaña La luz te pertenece hasta crear el personaje del «Ícaro» de la misma, y con eso me divertí muchísimo porque no ponen límites a tu trabajo, y también me ayudan mucho con las ideas. Me gusta porque comprenden el trabajo que hago y cuanto significa para mí y para ellos”.
“Lejos de ser un mero reproductor de Celestino antes del alba a través de figuraciones más proclives a colocar un espejo frente a las páginas, Alejandro Zaldívar se adentra en lo temerario de otras vías a través de su personal elección para convertir la lectura figurativa del texto en la reconstrucción imaginativa del mismo, y en ese rumbo, adentrarse en la novela no con los ojos del lector, sino con los del artista que se apropia de todo lo refulgente –aves, flores, cuerpos, centelleos, pálpitos– para entregar su Celestino personal, desde lo viable del arte digital”, escribió el escritor Eugenio Marrón en las palabras de presentación de la muestra personal Pedazos de nube, su primera exposición y pórtico del XXIV Premio Celestino de Cuento.
Pedazos de nube fue una evocación al libro de Reinaldo Arenas en el 80 aniversario del escritor holguinero, fue la remembranza de Alejandro sobre un Celestino muy personal. ¿Acaso un Alejandro-Celestino?
“No imaginé que pudiera tener tanta repercusión, sobre todo en redes sociales. Luego de ello me llegaron muchísimas ofertas de trabajo. Un paso muy importante en mi carrera, especialmente porque es mi interpretación de Celestino antes del alba. Estoy súper feliz del resultado”.
Para Alejandro no es tan larga la distancia que separa al hombre de su destino: “El camino aunque difícil y lleno de retos será nuestro mejor maestro. La osadía de ser uno mismo, de defender la locura es lo que nos identifica como seres únicos”. Aun traza mapas mentales de sus últimos insomnios, busca en retazos de sueños simples las formas más complejas, aquellas que cumplen con todas las reglas para hacer arte del olvido.
(Tomado de AHS)