septiembre 19, 2024
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William Vargas: Escribo porque es mi deber, mi propósito

Por: Ángel Ernesto Ramírez Goliat

El paso de los artistas por la sociedad se resume en la impronta que deja su obra en el subconsciente del público. Así, y abierto a otras formas, un artista se define como el portador de mensajes cifrados a manera de rompecabezas destinados a los más necios que buscan encontrar en el arte la verdad, por muy relativa que sea.

Es un error catalogar a un escritor por sus títulos impresos. Más, es todo aquel que destine sus fuerzas al hecho de escrutar, canalizar y transmitir al mundo su visión de la realidad circundante o lejana, incluso la ficción en todas sus variantes.

Frente a mí está un joven escritor guantanamero, un aldeano más que no se amedrenta debido a sus estudios informáticos y a su escasa trayectoria. No. Él reúne fuerzas. Investiga. Imagina un mundo absurdo y entretenido que vale la pena contar. La hoja en blanco para él resulta un mero objetivo superable; y no un obstáculo al cual enfrentarse.

Lo conocí hace años, cuando en mi sed de información y conocimiento leí el resultado del premio Oscar Hurtado 2020 en narrativa. Ahí supe de él. William Vargas, nombre por el cual es conocido en el gremio de la vanguardia juvenil artística, es de carácter sereno y profundidad cognitiva. La cadencia de sus palabras ameniza la conversación con el periodista y trae como resultado el siguiente diálogo:

¿Cómo iniciaste en el mundo de las letras?

–Empecé desde chiquito. Aproximadamente a los diez u once años. Escribía novelas breves que guardaba en mis libretas. Por ahí deben estar guardadas. A esa edad uno cree que escribir es una tarea fácil; al final termina topándome con el monstruo de la realidad donde la catedral que tenías pensada construir, resulta una pequeña parroquia.

¿Sobre qué escribes?

–Me gusta la ciencia ficción, respeto mucho la obra de los escritores que se dedican a tal gesta. Pero yo escribo para mí. Lo hago por la necesidad de expresarme y transmitir después a los lectores como pienso y actúo. Intento trasmitir mi punto de vista. Mi lado de las cosas.

“Yo digo que todo escritor es como una especie de oráculo al que asisten lectores para buscar una premonición, un destino, una realidad en la que se sientan cómodos e identificados. Entonces, escribo porque es mi deber, mi propósito.

“Me siento cómodo en los temas sobre lo absurdo de la realidad y los elementos o sucesos que la acontecen. Esa mezcla con la fantasía, y que nos sucede mucho a los cubanos en el día a día, por increíbles que parezcan, es mi principal línea de trabajo. También me gusta adentrarme en la crítica social; salpicar mis cuentos hasta ahora, porque no tengo un libro aún, de elementos críticos que siempre hacen falta. Siempre y cuando sea para bien y no destruir.

“Estoy escribiendo y recopilando todos mis cuentos. El proceso de pulida y afinamiento de un escrito es algo que nunca termina. Como dicen por ahí: “Una obra nunca está terminada del todo”; pero espero pronto publicar y complacer a amigos y familiares que tanto me lo piden”.

¿Para quiénes están dirigidos tus textos?

–Niños, adultos, jóvenes. Pienso que mientras más personas pueda abarcar, es mejor. Así uno se granjea un público diverso y con heterogeneidad de opiniones respecto a ti. Lo encuentro divertido.

¿Cómo lidias con la ingeniería informática y la literatura?

–Actualmente no tienen mucho que ver, no existe tanta sinergia. Sí algún que otro cuento aislado. Trato de vincularlas mediante la creatividad, pero es algo que actualmente no ha dado resultados.

¿Algún proyecto en mente?

–Sí. Gestiono una comunidad internacional de lectores-escritores llamada Leo, luego existo. Tenemos miembros de Argentina, España, Brasil y Colombia. Nuestro objetivo es incentivar el amor por las artes literarias mediante las campañas de lecturas colectivas y el consiguiente debate grupal. Es muy emocionante ver cómo ha crecido la comunidad. Pueden encontrarnos en plataformas como Instagram y WhatsApp bajo el nombre Leo, luego existo.

Algo más que añadir…

–A los más jóvenes de casa, y al público guantanamero y nacional en sí: Lean; lean mucho. El conocimiento es lo único que perdura cuando todo pasa.

(Tomado de Venceremos)

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