noviembre 23, 2024
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La transición de Thalía

Por: Liudmila Peña Herrera

Thalía Quesada Salas luce un frondoso cabello afro, sano y muy llamativo. Si algo no disimula esta muchacha de 24 años es el orgullo por sus orígenes y por el camino que ha debido recorrer para deconstruir estereotipos y amarse tal cual es.

“Desde niña, mi mamá siempre me trató muy bien el cabello —rememora. Para mí el peinado nunca fue un trauma. Como mi mamá es enfermera, me levantaba de madrugada y, medio dormida todavía, me peinaba. Yo ni lo sentía. En la época de la escuela, me encantaban mis moñitos con lazos grandes. Me miraban medio raro, pero yo era feliz así. Una vez, me halaron un lazo y lo rompieron. Yo terminé fajada y me llevaron a la oficina de la dirección.

“Me hacía una cebolla con unos moldes porque tenía bastante pelo. Entonces los niños me echaban papel adentro del huequito de la cebolla, me ponían pedazos de chicle que se me pegaban al pelo: fue horrible. En esa etapa sufrí muchísimo”.

Va desgranando sus recuerdos en paz, aunque de vez en vez aparece una sonrisa agridulce mientras cuenta:

“Como en la mayoría de las familias cubanas negras, en la mía, las mujeres se alisaban el cabello por cuestión de estereotipos. Tampoco yo escapé de esa práctica. Nunca fui de plancharme el pelo. A mí me encantaba mi cabello natural, pero mi abuela no podía peinarme porque era mucho trabajo para ella. Al final terminó desrizándomelo.

“El primer día de la secundaria fui con el cabello suelto. Una muchacha se atrevió a preguntarme: “¿Y por qué tú tienes el pelo así?” Porque mi pelo es así, le dije. Nunca se me va a olvidar eso. Son etapas que han marcado mi vida de manera diferente, pero creo que he aprendido mucho de eso. El desriz me provocó pérdida del cabello con el tiempo, sin hablar de los momentos traumáticos de ardor y dolor”.

Más de una década después de aquellos sucesos, Thalía no culpa a su familia; más bien le agradece la posibilidad de inquietarse por el tema:

“Ellos me permitieron darme cuenta de la gran desinformación que había sobre el cuidado del cabello afro rizado en nuestro país. Por eso, a los 21 años decidí realizar la transición a mi cabello natural”.

No es casual que una de sus experiencias favoritas haya sido protagonizada por una niña a quien no le gustaba que nadie la peinara:

“Cuando le pregunté el por qué, me dijo que porque le halaban mucho el pelo. Empecé a peinarla suavemente y, cuando llegué a la mitad de la cabeza, me di cuenta de la cantidad de cabello que tenía partido. La peinaban con un cepillo, con el cabello seco. Por eso ella sufría. El cabello rizado debe peinarse húmedo para que no duela. Cuando terminé, la niña estaba feliz: le gustó el peinado y me dio un abrazo que me sacó las lágrimas”.  

ThaliAfro Cosmética Natural

En medio del aislamiento por la covid-19, Thalía cursaba el segundo año de la carrera de Medicina. A la par del estudio, en mayo del año 2021 comenzó a atender sus inquietudes emprendedoras. El impulso mayor surgió ante la imposibilidad de adquirir productos de calidad para su cabello, ya que resultaban inalcanzables para su limitada economía. Por eso, decidió dejárselo natural y buscar fórmulas para cuidarlo. Fue así como nacieron los cimientos de lo que luego sería su proyecto ThaliAfro Cosmética Natural.

“Con la ayuda de mi abuela, comencé creando aceites, como el de coco, romero y linaza. Luego, gracias a la ayuda de mi prima Maidelis Vega, recopilamos envases para las cremas definidoras de rizos y el gel de linaza. También hicimos jabones —relata la muchacha, con el entusiasmo desbordándole la mirada—. En la actualidad contamos con más de 30 productos naturales para el cuidado del cabello y la piel”.

Al principio todo fluyó de forma empírica. Después tomaría cursos optativos sobre Medicina Natural Tradicional (MNT) en la Universidad de Ciencias Médicas del municipio de Arroyo Naranjo, en La Habana. Asegura la joven que esos estudios, junto a las orientaciones y los libros de su madre, que es enfermera y máster en MNT, le ayudaron a entender cómo funciona cada activo y sus beneficios.

Más adelante, se inscribió en uno de los cursos de Cosmética Natural Casera que imparten desde España, vía online. “Encontré mucha inspiración en estilistas extranjeras, como la colombiana Cirle Tatis —precisa. En Instagram y YouTube tiene videos esenciales para personas que se encuentran en la transición hacia su cabello afro rizado”.

Entre sus productos más demandados se encuentran la crema definidora de rizos y el gel de linaza, aunque también elaboran variedad de jabones para diferentes tipos de piel, mascarillas faciales, serums faciales y capilares, geles faciales, bálsamo labial de maracuyá, cremas, champú y aceites a base de plantas, rizomas y flores autóctonas.

El proyecto defiende la filosofía de reciclaje para ayudar a la conservación del medioambiente. Por eso, si un cliente entrega más de cinco frascos vacíos, puede llevarse un producto gratis.

Uno de los secretos de Thalía Quesada es que la impulsa la necesidad de ayudar, de mostrar nuevos caminos, de educar…

“Recuerdo la primera muchacha que empecé a peinar con mis productos. Ella había sufrido un accidente de moto y le habían hecho una cirugía en la frente. Antes, solía estirarse el pelo y usar pañuelos. Después de la operación se empezó a dejar el cabello natural. Un día me contactó para que la ayudara porque quería que el cabello le tapara la cicatriz.

“Le enseñé cómo utilizar los productos. Cuando terminé de peinarla, se miró en el espejo y empezó a llorar. Se vio hermosa, sin necesidad de ocultar su cicatriz porque, además de peinarla, le hice entender que aquella marca simbolizaba su nueva oportunidad para seguir viviendo, para cambiar y mejorar. Han pasado más de tres años y ella sigue usando mis productos y se peina conmigo”.

Cuando habla la emprendedora, la estudiante de Medicina que sueña con especializarse en Dermatología para ayudar a sus pacientes, pero también para desarrollar una línea de dermocosméticos, sus palabras revelan que su proyecto va mucho más allá de las cremas y los aceites:

El racismo y el desconocimiento tienen un impacto negativo en las mujeres y niñas. Y el racismo lleva a la discriminación y marginalización basada en el color de la piel, afectando la autoestima, la salud mental y el bienestar en sentido general. También limita sus oportunidades educativas, laborales y sociales —subraya la joven emprendedora. En tanto, el desconocimiento perpetúa estereotipos y prejuicios, afectando la forma en que se tratan y perciben a las mujeres y niñas de diferentes orígenes étnicos. Esto puede resultar en exclusión, discriminación y falta de igualdad de oportunidades. Es importante promover la educación y la conciencia sobre estos temas y fomentar la inclusión y la diversidad”.

(Tomado de Bohemia)

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