noviembre 23, 2024
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Luis Angeles León: Más allá del Yeti

Por: Félix A. Correa Álvarez

Oscar es uno de los protagonistas de la telenovela Viceversa. Sí, no ha leído mal. Así se nombra ese controvertido personaje al que todos reconocen como “Yeti”, con el que Luis Angeles León, no solo ha añadido profundidad a la trama mediante su interpretación, sino que también ha destacado como un actor emergente en la escena televisiva del país.

A una edad temprana comenzó en la actuación, cuando se unió al grupo de teatro aficionado Virgilio Piñera, de la Casa de Cultura de Plaza, impulsado por un amigo de la familia. Allí se mantuvo por algunos años, hasta que llegó al grupo Olga Alonso, escenario en el que la adrenalina y la pasión se entrelazaron en cada personaje que defendió sobre las tablas. Al recordar esos momentos, Luis Angeles comparte: “Es una sensación que agradezco seguir experimentando cada vez que piso un escenario. El teatro, aunque suene poético o incluso cliché, ha sido un auténtico salvavidas en mi vida”.

Después de transitar por ambos grupos aficionados, continuó su trayectoria junto a figuras destacadas de las artes escénicas en Cuba como Ketty de la Iglesia, Yanier Palmero, Alejandro Milián y, finalmente, Mario Guerra, quien se convirtió en el centro fundamental de su formación. Pero el destino le tenía preparado que a su vida llegara Teatro El Público, donde, de la mano del gran Carlos Díaz, vivió experiencias enriquecedoras que solo aquellos conocedores de la magia del Trianón, son capaces de comprender. “Aunque también he colaborado con otros directores y grupos, mi corazón siempre ha pertenecido a este escenario que considero mi hogar artístico”, confiesa el actor.

Su paso por el teatro no se limita a una sola compañía. Las tablas de Teatro Buendía, Aire Frío y Ludi Teatro son testigos del talento y la versatilidad artística de Luis Angeles, quien ha desnudado su alma ante el “respetable” en exitosas puestas como La señorita Julia, En nuevos mundos y Ubú sin cuernos, por solo mencionar algunas.

“Esta diversidad de grupos y directores me ha proporcionado una amplia paleta de colores artísticos, un valioso bagaje y una experiencia enriquecedora para mi carrera actoral. Creo en la constancia del trabajo y en los beneficios que esto conlleva”, asegura.

Aunque su presencia en televisión ha sido modesta, con roles generalmente breves, Luis Angeles ha sabido destacarse. Su trayectoria inició con participaciones en proyectos como la serie UNO, la primera temporada de LCB: La otra guerra y Meñique, producido por Canal Habana para el espacio infantil El cazador de cuentos.

Aunque su presencia en televisión ha sido modesta, con roles generalmente breves, Luis Angeles ha sabido destacarse. Foto: Tomada de Alma Mater.

Un momento crucial en su carrera fue su presencia en La presentación, un cuento dirigido por Joe Pérez, con Eduardo Eimil al frente de la dirección de actores. El proyecto no solo le permitió expandir sus habilidades bajo la tutela de Eimil, sino que también estableció la conexión que, eventualmente, lo llevaría al elenco de Viceversa.

— ¿Cómo llegó a ti la oportunidad de interpretar al “Yeti” en Viceversa?

“Llegué al personaje del “Yeti” en Viceversa a través de un proceso de casting. Pasadas tres rondas, Eduardo me llamó para darme la emocionante noticia de que había obtenido el papel. Luego, recibí otra llamada de Loisys Inclán, su directora, lo que me hizo sentir absolutamente feliz. Después de tantos años de actuación, esfuerzos y múltiples intentos en castings, que de repente confíen en ti con la responsabilidad de enfrentar ese papel, para mí, fue una verdadera bendición. Aunque no lo considero un reto, sí era consciente de la responsabilidad que conllevaba, y la asumí con todo.

“El Yeti, como su nombre indica, es un individuo con barba, pelo largo y desaliñado. En el momento del casting, me dirigía hacia esa imagen, aunque aún no tenía el pelo tan largo ni la barba. Sin embargo, siempre me he identificado con esa imagen, es una versión de mí en la que me siento cómodo.

“No contaba con fotos mías que fuesen funcionales para el casting, así que opté por enviar a Eduardo Eimil unas que casualmente me había tomado una amiga hace algún tiempo, en las que tenía una imagen muy cercana al personaje. Gracias a ellas, me aprobaron para participar en la primera ronda, donde coincidí con varios colegas conocidos, lo cual siempre genera confianza y un ambiente agradable. En esta etapa, compartí una escena de Silvio y “Yeti” con un talentoso actor de mi generación, David Pereira, que conocía desde la ENA.

“Vivir la experiencia con David fue muy agradable, ya que los personajes de Silvio y Yeti, aunque diferentes, son muy buenos amigos, casi hermanos. Ambos pasamos juntos a la tercera roda de casting, sin embargo, al final, David no pudo interpretar a Silvio, y fue entonces cuando descubrí que mi gran amigo Ángel Luis Montaner Capey asumiría ese papel. Ángel Luis me brindó mucha ayuda y consejos, especialmente porque un proceso de rodaje tan intenso, era nuevo para mí. Fue una experiencia muy fácil y enriquecedora a su lado”.

— ¿Cómo describes a “Yeti”?

“Creo que describir al “Yeti” es algo que podría hacer cuando la telenovela llegue al capítulo 80, ya que es un personaje que atraviesa muchas situaciones y experimenta cambios significativos. En su esencia, puedo decirte que es una persona noble y empática a pesar de la inmadurez, el caos y la lucha interna que lleva consigo. Aunque a veces como seres humanos tomamos decisiones equivocadas por diversas razones, creo que lo valioso y hermoso de nuestra condición humana es la capacidad de perdonar y retomar el camino.

“Con este personaje suceden diversas cosas, más allá de la problemática de la droga, y, aun así, en algún punto más adelante, el “Yeti” intenta hacer las cosas bien. Considero que lo admirable y hermoso de haber interpretado a este personaje radica en su humanidad y la capacidad de redención”.

— ¿Sientes que este personaje tiene rasgos similares a tu propia personalidad?

El “Yeti” comparte muchos rasgos similares a los míos, a los de Luis Angeles. Me reconozco totalmente en él, ya que siempre parto de mi propia experiencia para defender un trabajo, basándome en mi verdad, mi discurso y las cosas que quiero transmitir. Sin embargo, el “Yeti” se construyó a partir de situaciones y experiencias que me resultan distantes como persona. A pesar de ello, evito juzgarlo”.

— ¿Cómo te preparaste para interpretarlo?

“Para enriquecer la interpretación del personaje en relación a su adicción a las drogas, me sumergí en diversas fuentes. Me inspiré en la serie Euphoria y en la película de 1995, Diario de un rebelde, donde Leonardo DiCaprio protagonizó un adolescente adicto; exploré reels en Instagram, obtuve información médica especializada y tuve conversaciones con amigos sobre sus propias experiencias o referentes sobre el tema.

“Como el “Yeti” también es DJ, para desarrollar este matiz del personaje busqué referentes musicales, creando mi propia playlist con canciones de bandas como Guns N’ Roses y Red Hot Chili Peppers. Estas elecciones musicales se conectaban con la historia de los vocalistas y encontré puntos de contacto con lo que experimentaba el personaje. Adicionalmente, observé gestos, acciones y reacciones de personas reales que luego adapté y presté al “Yeti”. Este proceso de apropiación y adaptación contribuyó a enriquecer su mundo interior e imaginario.

“No puedo dejar de mencionar la preparación con DJ Sax Leo Milano, un DJ espectacular cuya música me encanta. Tuvimos varios encuentros; de hecho, una vez tuvo una presentación en Malecón 663 y me invitó. Entre los dos, hicimos una mezcla, y ese día fue sumamente divertido, lo pasamos muy bien.

“Considero que cuando realizas un trabajo a profundidad, proporciona un basamento firme en el que apoyarte durante la actuación, brindándote varias referencias a las cuales recurrir”.

Luis Angeles parte siempre de su propia experiencia para defender un trabajo. Foto: Cortesía de Loysis Inclán.

— ¿Hubo momentos en los que enfrentaste desafíos creativos al interpretar tu personaje en la telenovela? ¿Cómo los superaste?

“No creo que haya enfrentado desafíos creativos porque, como mencioné, me encantó el “Yeti”; me enamoré del personaje desde que leí el libreto. Investigué, busqué, me sumergí, y estudié mucho. Me gusta jugar y divertirme haciendo mi trabajo, porque, sinceramente, ¿para qué hacerlo si no es así? El momento entrar al set y actuar, regalar y recibir algo, aunque no siempre se recibe, es algo que vivo intensamente. Pierdo la cabeza y me dejo llevar, fluyendo. Me entrego al proceso y a la escena, intentando siempre dar lo mejor de mí.

“Sí, hay escenas más complejas que otras, algunas que cuestan más, pero nunca experimenté esa sensación de angustia o bloqueo creativo. No tuve esa presión gracias a la confianza en el director, esa persona detrás del monitor que va guiando. Es un viaje en el que uno no está solo, así que no sufrí de sequías creativas por todas estas razones que te he compartido”.

— Las telenovelas suelen tener ritmos de grabación intensos, ¿cómo manejaste esta primera experiencia?

“Recuerdo un momento, durante una escena importante, que tuve que hacer un retake de varias escenas. El plano general quedó bien, conectado con la situación, pero al pasar a los planos cerrados, algo ocurrió y me bloqueé. Afortunadamente, estaba Eduardo Eimil dirigiendo la minitécnica y, como él tiene años de experiencia trabajando con actores, se acercó a mí y conversamos mucho. Además de ser un proceso de aprendizaje, le dimos otra interpretación a ese suceso importante para mi personaje.

Bajo la dirección general de Loysis Inclán y la tutela de Eduardo Eimil, el rodaje de Viceversa fue una verdadera escuela para Luis Angeles. Foto: Cortesía de Loysis Inclán.

“Los ritmos son violentos, pero los enfrenté desde lo que soy, desde el respeto hacia mis compañeros y hacia mí mismo, asumido con disciplina y trabajo constante. Creo que eso fue lo que me salvó, junto con el amor hacia el oficio y la profesión. Suena a cliché, pero realmente creo que fue el amor lo que me ayudó y salvó en ese proceso”.

El hombre detrás del “Yeti” en la pantalla, nos invita a un viaje más profundo dentro de su vida, donde la diversión, el aprendizaje y la versatilidad definen su enfoque hacia la actuación. “Soy una persona que trata de divertirse con lo que hace y aprender, por lo tanto, no creo que deba preferir un género”, comparte.

Para él, esa elección recae en el espectador, quien tiene el poder de decidir qué tipo de historia desea presenciar. Del mismo modo, respecto a los personajes, Luis Angeles los ve como herramientas en función de contar esa historia, sin que definan sus preferencias, sino que están intrínsecamente ligados al relato.

No importa si es un protagonista, un secundario, rico o pobre, lo más importante es que la historia llegue”, enfatiza. “Cuando la historia se aleja de mi “zona de confort” y me enfrento a personajes más incómodos, el trabajo se vuelve más enriquecedor”, desafío que, según el actor, le obliga a estudiar, superarse, investigar, y disfrutar a plenitud de ese proceso.

En el plano personal, Luis Angeles, lejos de constituir solo un rostro televisivo, se presenta como un individuo dedicado, en profundidad, a su bienestar físico y mental. Sus rutinas trascienden las tablas o los sets de filmación; las extiende a la pista de carrera, espacio en el que experimenta liberación y calma. Además, disfruta de los momentos íntimos con sus seres queridos, donde la conexión familiar impulsa cada vez más al actor, comprometido con la autenticidad.

Asimismo, reflexiona sobre el equilibrio entre trabajo y vida personal. Anticipa un ajetreado calendario con Ludi Teatro, Aire Frío y El Público. Sin embargo, en este instante, abraza la tranquilidad de enero, permitiéndose la oportunidad de reinventarse y replantearse, especialmente en el contexto de la influencia de las redes sociales y el fenómeno de la telenovela.

Mientras Luis Angeles León se sumerge en días de paz y reflexiones, el futuro permanece abierto y lleno de posibilidades. Este actor multifacético nos invita a explorar más allá del “Yeti”, con el propósito de descubrir una vida rica en experiencias, desafíos y constante renovación.

(Tomado de Alma Mater)

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