noviembre 22, 2024
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Un grito de paz desde la Habana

Foto: Pedro Pablo Chaviano.

La modesta pero perceptible y creciente relación entre los estudiantes palestinos de la Universidad de Ciencias Médicas y una parte de la comunidad universitaria de la Universidad de la Habana, no fue obra de un milagro. Se volvió una realidad a partir de la voluntad de un grupo de estudiantes y profesores, entre ellos muchos militantes de la UJC, de practicar la solidaridad y el acompañamiento hacia ese hermano pueblo. Este escrito es una contribución a la memoria histórica de nuestro tiempo y forma parte de la intención del Comité de la UJC UH de relatar la vida universitaria.

Surgimiento

Como era de esperar, la declaración del Estado de Israel de arrasar con el pueblo palestino conmocionó a una parte de la comunidad universitaria. ¿Qué hacer ante este tipo de eventos, en los que no se tiene la oportunidad de influir directamente en el desenlace del acontecimiento? Hoy, a varias semanas de haber comenzado el movimiento solidario, pudiéramos decir que la respuesta que encontramos fue: 1) crear ambiente de solidaridad entre los universitarios, 2) brindar información veraz e ideas justas y 3) acompañar a la comunidad palestina residente en Cuba. Era necesario organizar el movimiento de solidaridad. La libre iniciativa individual es importante, y el deseo de no quedarse quieto es condición indispensable, pero la clave estuvo en la acción colectiva.

El Comité de la UJC UH y el secretariado de la FEU UH actuaron con rapidez. El Comité hizo pública una declaración en solidaridad con el pueblo palestino [1] y el secretariado de la FEU publicó materiales afines. Los escritos se pueden buscar en sus respectivos canales de Telegram y Whatsapp [2][3].

Posteriormente un miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas de Palestina, participó en la reunión del Comité Ampliado del mes de octubre. En este encuentro los Secretarios Generales intercambiaron para informarse y hacerse una idea más certera de lo que estaba ocurriendo en Gaza y Cisjordania. Pasados unos días, en la Plaza Ignacio Agramonte se realizó un acto público para la comunidad universitaria y familias que asistían a la Feria de las Ciencias [4], en las que una representación de la FEU, la UJC y los estudiantes palestinos de la Universidad de Ciencias Médicas, mostraron sus posturas. Fue en este momento en el que de alguna manera se había armado un vínculo, no ya entre un grupo muy reducido de conocidos, sino entre comunidades conformadas por decenas de personas.

Las actividades de solidaridad tenían lugar en diversas sedes y lo protagonizaban distintos actores del pueblo cubano. No obstante, se sentía la ausencia de una gran movilización que revelara la naturaleza solidaria del pueblo cubano.

Agitación, movilización y marcha

Acto en solidaridad con el pueblo palestino en la UH

Durante la semana del 13 al 19 de noviembre se cocinaron las acciones que serían una previa a la marcha del jueves 23, anunciada el fin de semana del 17 al 19. El grupo involucrado definió entre sus acciones:

1.      Creación de carteles para el desfile.

2.      Agitación en las facultades para promover una conciencia por la paz en Palestina y asistencia a la marcha. Para esta acción se diseñaron panfletos y se habilitaron enlaces de internet donde buscar información veraz sobre los sucesos.

3.      Confección de una bandera palestina con sábanas, que involucraría a estudiantes, trabajadores docentes y no docentes en su creación. Dicha bandera acompañaría al bloque de la UH en la marcha del 23.

Pintada de carteles en el Parque Mariana Grajales

La falta de costumbre y los propios límites de la imaginación política no imposibilitaron al grupo organizador llevar a cabo sus propuestas. En efecto, se repartieron volantes, se hizo contacto con indiferentes, se perdieron clases y hasta se trabajó fin de semana para dedicarlo a estos propósitos. Se hicieron gestiones de conjunto con la dirección de la institución para conseguir pintura y se utilizó el material artístico personal guardado desde enseñanzas precedentes.

En cada una de las acciones se involucró no solo a la comunidad universitaria de la UH, sino también a estudiantes palestinos de la UCM y simpatizantes de la causa de localidades cercanas. A la pintada de los carteles que se hizo en el parque Mariana Grajales, se sumaron vecinos del Vedado, militantes provenientes del viejo continente y hasta un pequeño grupo de niños que jugaban en el pavimento.

Por otro lado, se descubrieron habilidades artísticas, se superaron contradicciones personales internas para la movilización y lo más importante: se estrecharon vínculos políticos y de compañerismo donde previamente no los había. Esto último fue condición de posibilidad del buen ambiente que se distinguió durante la marcha en el malecón.

Una de las acciones más importantes fue la confección de la bandera. Téngase en cuenta que hubo que coser 9 sábanas blancas y conseguir suficiente pintura para un área de aproximadamente 6 x 12 metros. Justo el día antes de la marcha, se puso la inmensa tela blanca en una calle aledaña a la Plaza Agramonte, frente a la Facultad de Matemática y Computación. Toda persona que pasaba podía embarrarse la mano con pintura de color rojo, verde o negro, como para reflejar que eran las manos de todos las que estaban dispuestas a contribuir a la causa palestina.

A la izquierda, un cartel en la Plaza Agramonte de la UH. A la derecha, un panfleto para movilizar para la marcha

Finalmente en la tarde del 23, salió de la Plaza Agramonte de la UH un grupo de estudiantes y profesores con los carteles y la bandera confeccionadas. El punto de encuentro para la UH fue F y Malecón, allí se congregaron cientos de universitarios de varias facultades. El vínculo creado previamente con los estudiantes de medicina del hermano país, se hizo evidente. Palestinos y universitarios de la UH marcharon juntos, como un mismo bloque, a lo largo de todo el recorrido. No fue extraño que el tramo más emotivo fue el pedazo de malecón cercano a la embajada norteamericana. Se lastimaban las gargantas mientras se desfilaba a gritos de «El que no salte es yanki»; y como quien no tiene más remedio porque le hierve la sangre, se vociferó una consigna que previamente había sido objeto de autocensura: «Yanki cochino, suelta al pueblo palestino». La chavacanería está en segundo plano cuando de frente está el mayor cómplice de «la gran pena del mundo». Era el más profundo desprecio del pueblo cubano hacia la política estadounidense.

Confección de la bandera palestina en la colina universitaria de la UH.

Los cánticos y consignas (muchas de ellas nuevas) no solo no se detuvieron una vez que se llegó a la Piragua, sino que desafió la música del propio acto y una vez finalizado. La efervescencia del grupo que acompañaba la bandera era tal, que arrastró consigo a una parte de la multitud que no era de la UH. Se fue al Monumento al Maine y mantuvo su febril movilización durante unos cuantos minutos. ¿Qué estaba pasando? Sencillamente esa porción de pueblo no se quería ir. Fue preciso seguir gritando, seguir aprendiendo.

De ahí… de vuelta a la Universidad de la Habana, pararon el tráfico y siguieron repartiendo papeletas. Terminan subiendo la escalinata mientras entonaban el Himno de Bayamo y del 26 de Julio. Acto seguido le ponen la kufiya palestina al Alma Mater como acto simbólico: se hizo muy nuestra la causa de ese hermano pueblo.

No había que saber tocar el tambor, solo dejarse llevar por el ritmo del pueblo, que bien lo tenemos presente. Eran jornadas tristes, sin embargo había felicidad. Si la felicidad está en la lucha, ¿cómo nos íbamos a sentir después de los esfuerzos y los vínculos creados? No es nada extraño que en las imágenes se vean sonrisas, expresiones alegres y bocas lanzando gritos descomunales. Era el pueblo cubano siendo él mismo.

Confección de la bandera palestina en la colina universitaria de la UH.

¿Y ahora qué…?

El climax alcanzado durante la marcha evidenció el compromiso de una parte de la comunidad universitaria de la UH y el inicio de un vínculo político con la comunidad palestina. El trabajo realizado permite afirmar que los vínculos y enseñanzas alcanzadas no serán reversibles fácilmente y permite pensar de manera objetiva en una profundización de la solidaridad y la proyección internacional de ambas organizaciones. Los nuevos métodos (para los involucrados) empleados y vínculos establecidos sirven como base para las futuras acciones políticas (movilizativas, de concientización, organización, etc) a desarrollar en la Universidad y fuera de ella. Es por estas razones que podemos considerar que el cierre de un ciclo da inicio a otro cualitativamente distinto, y posiblemente superior en efectividad. Solo en los tiempos venideros conoceremos cuánto se avanzó en la búsqueda de un nuevo escalón que garantice más organización, nuevos métodos y mayor movilización.

Si bien no estaremos en el corto plazo con el mismo nivel de efervescencia, será indispensable mantener mínimos creativos y movilizativos. Ni la causa del pueblo palestino terminó ni la FEU y UJC se han reivindicado por completo. Queda tramo por recorrer para los que están y los que vendrán.

Hasta la Victoria Siempre

Venceremos

Referencias:

  1. http://www.cubadebate.cu/especiales/2023/10/12/los-ninos-las-piedras-y-ramallah/
  2. Canal de TG del Comité de la UJC UH: https://t.me/UJC_UH
  3. Canal de TG del secretariado de la FEU UH: https://t.me/FEU_UH. Canal de WhatsApp: https://linktr.ee/feu_uh_aqui.
  4. https://youtu.be/az7WqiP9Tg8

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