noviembre 22, 2024
Historias

“Zombingˮ, “benchingˮ, “hautingˮ, y otras toxicidades del desamor

Como sacados del fondo del diccionario de Oxford, ven la luz algunos neologismos, encargados de denominar fenómenos, quizá viejos, que han cristalizado con más fuerza en el contexto de las redes sociales digitales y el extendido uso de estas para aventurarse a encontrar pareja.

Si molesto es que luego de la primera cita te dejen plantado o plantada, también es terrible que después de la ruptura, cuando uno de los dos componentes se encuentre estable en cuanto a emociones, el ex o la ex regrese del pasado buscando una segunda oportunidad. Así es el zombing o el zombieing, como también se le conoce a ese fenómeno que ha ganado relevancia gracias a la tecnología.

De acuerdo con el psicólogo chileno Felipe García, salir de una relación se puede convertir en un estresor de gran importancia, en el cual la persona afectada percibe que la situación sobrepasa sus recursos y no puede afrontarla. Si a ello se le suman mensajes para recuperar el lazo, pedir perdón, tener sexo o simplemente fastidiar, entonces se incrementa aún más el daño.

El zombieing, según expertos, es un comportamiento típico de personas narcisistas, poco empáticas e inmaduras, que vuelven a contactar con quien dejaron plantado cuando necesitan sentirse admirados, queridos y atendidos, impidiendo que se logre superar esa dolorosa experiencia, y trayendo consigo un estado de confusión.

En ese momento en que ocurre, lo más importante es no perder la perspectiva de la realidad. No voltearse para mirar y alimentar el ego de alguien más. El amor, como dicen por ahí, no tiene por qué doler ni herir.

Me voy, pero regreso

Por la misma cuerda, aunque distinto, anda el benching, un término proveniente de la expresión “to bench”, que significa “poner en el banquillo” o ser el plan B. Se trata, según los conocedores del tema, de cuando alguien tiene a otra persona como reserva por si su plan A (la que le gusta de verdad) no funciona.

Suena macabro, y lo es, porque esta persona no quiere una relación seria, pero sigue en contacto para manipular o beneficiarse. Usa la táctica de contactar de vez en cuando para que no se olvide de él o ella, siga disponible y no pierda el interés.

El benching, al igual que otros fenómenos de la misma familia, emite señales, como la falta de comunicación durante días; decir que se tiene interés, pero al mismo tiempo presenta dificultades para concretar un momento específico y verse; recibes cosas bonitas de su parte, pero te ignora.

Asimismo, siempre habrá alguien, lamentablemente, que después de haber tenido un contacto muy estrecho contigo, sin ningún motivo aparente empieza a mostrarse distante y frío, o que te oculte de esas otras personas de su entorno, y también deja de contestar preguntas sobre la relación.

Vale recordar que no todo el mundo actúa de igual manera, ni tiene una intencionalidad o maldad detrás; esto puede suceder porque la persona tal vez tenga miedo a sentirse sola, por no querer soltarse del todo hasta que no logre otra cosa segura, por falta de habilidades para enfrentarse a las relaciones, inseguridad, o por miedo a comprometerse o generar ataduras.

El tóxico o la tóxica que nunca desaparece

Aunque quizá menos conocida que las demás, el hauting también constituye otra de las modalidades tóxicas del ghosting en las redes sociales, enfocada en desaparecer por completo de una relación, sin dejar rastro ni mensaje de despedida, aunque con la peculiaridad de que no suele pasar durante las primeras citas, y que también habrá una etapa de “recuperación”, en la cual quien lo hace, intentará acortar las distancias a través de reacciones a los contenidos que publica su víctima.

El hauting no está ligado a llamadas telefónicas, notas por Whatsapp ni alguna otra vía de comunicación directa, sino más bien a formas sutiles como los likes o la publicación (sin contexto) de alguna foto de aquellos momentos que se puedan considerar importantes en la relación. En esta variante aparecerán historias en Instagram, Telegram o estados en Whatsapp, también habrá quien se arriesgue a dejar algún que otro mensaje discreto.

Este fenómeno, a decir de algunos expertos, viene aparejado de un desajuste emocional y mental en la persona que lo sufre dependiendo de la etapa del duelo en la que se encuentre o de las emociones que haya desarrollado, siendo percibido como más aceptable cuando no ha habido contacto físico o intimidad y la relación (de noviazgo) duró solo dos días o menos.

Así lo dejan claro, los investigadores Gili Freeman, Darcey N. Powell, Benjamin Le y Kipling D. Williams, en el artículo Ghosting and destiny: Implicit theories of relationships predict beliefs about ghosting (Fantasma y destino: Teorías implícitas de las relaciones predicen creencias sobre el efecto fantasma), publicado en la Revista de Relaciones Sociales y Personales.

Entre las causas que conllevan a ejercer esta práctica, podrían encontrarse el aburrimiento, la decepción o simplemente la falta de interés. De igual modo, aparece el miedo al compromiso o temor a enamorarse, lo mismo porque no se soporta la sensación de obligatoriedad con esa persona, porque no le gusta su forma de ser o quizás porque ha conocido a otras personas que le atraen más.

Sea cual fuere el motivo, el hauting indica que antes de aventurarse a conocer a alguien es mejor, siempre, tener claridad de las motivaciones y aspiraciones que conllevan a lanzarse.

Para la socióloga Sherry Turkle, por ejemplo, tanto el zombing, el benching o el hauting, han hecho que los jóvenes se habitúen a conversar sin recibir respuesta. Causando, según explica, “serios daños emocionales”, que hacen que la gente se sienta ignorada e ignore a los demás; como un efecto cíclico que podría convertir a víctimas en victimarios.

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