Por: Carmen Maturell Senon
La ves sonreír cuando siente de lejos el canto de un ave. En sus tiempos libres opta por visitar los lugares alejados de la ciudad o simplemente sentarse en un parque; cualquier sitio en dónde pueda estar en contacto con la naturaleza es perfecto para ella. Lleva siempre los binoculares a cuestas y si pasas más de 20 minutos a su lado, probablemente te imparta una clase de ornitología; de esas que ella da en la Universidad de La Habana y que te dejan con anhelo de saber más.
¿Qué tiene de singular el Zorzal Real? Me pregunto, cuando me dice que es una de sus aves favoritas y quizás la más semejante a su personalidad. Y lo comprendo luego de indagar en las características del ave.
El Zorzal Real es una especie terrestre muy común en Cuba. Muchas veces pasa desapercibida ante nuestros ojos, se ha adaptado a convivir en las ciudades. Un ave curiosa, que le gusta llamar la atención vocalizando silbidos pareados. Un ave habladora, alegre, como lo es la protagonista de estas letras: Daniela Ventura del Puerto.
“Siempre tengo curiosidad por todo, desde filosofía, música, hasta tecnología o arte. Pienso que es importante encontrar lo que te hace feliz y mantener la curiosidad. Me considero una persona extrovertida, me gusta mostrar lo que me apasiona, y apasionar a los demás”.
A Daniela Ventura la conocí en el I Taller Internacional de Anillamiento de Aves realizado en nuestro país. De allí salió con el galardón de ser la anilladora de aves más joven en Cuba, además de pertenecer al grupo ornitológico Birds Caribbean.
Si le preguntas el porqué de su inclinación por la Biología, reseña sus gustos por los animales desde niña. Los padres comprándoles revistas con las maravillas de la biología cubana y ella, con tan solo siete años, diciendo que estudiaría a los murciélagos, a las mariposas y a cuanta especie nueva descubriera.
“Empecé la carrera de Biología en el 2015 y me vinculé a los programas de la Universidad de la Habana sobre educación ambiental y trabajos de investigación de aves. También, siendo estudiante, tuve la oportunidad de asistir al Congreso de Birds Carribean, pienso que fue un antes y un después en mi vida. Conocer a casi todas las personas que estudian Ornitología en Cuba contribuyó a mi decisión de ser ornitóloga”.
Aunque educar es una de sus pasiones, ser profesora en la Universidad de la Habana representa un reto para la joven bióloga. Más que la típica enseñanza clásica, busca nuevas formas de mostrarles a sus estudiantes las distintas especies de aves y apasionarlos con la fauna cubana, porque para ella, la Biología transversaliza su vida.
“La primera vez que tuve un ave en mis manos me cambió la vida y siento que le puede pasar a cualquier persona. No podemos ver a la naturaleza solamente desde un punto de vista científico, es importante saber que somos parte de ella y compartimos lugar con otras especies. Por tanto, nuestras acciones pueden perjudicarlas”.
Sin dudas las aves están por doquier. Las puedes apreciar en la ciudad o haciendo sus recogidos por el campo, en la época de migración y de reproducción. Las ves y sientes como te seducen en el aire. Daniela lo sabe, expresa que observar y escuchar la ornitofauna cubana es más que un hobby.
“La ornitología es uno de los campos más estudiados en Cuba, sin embargo, falta mucho conocimiento de la historia natural de las especies residentes. Hemos estudiado más a las aves migratorias, que las nuestras y quisiera aprovechar los anillamientos para investigar ese proceso”.
Si bien la Biología es considerada una ciencia masculinizada, hace unos años la balanza se ha invertido. Las estadísticas demuestran como desde el 2019, ellas representan alrededor del 62,6 por ciento de las matrículas en las aulas. Para Daniela Ventura, que también se desempeña como la principal responsable de la estación de Anillamiento de Aves de la provincia habanera, los logros obtenidos en este indicador suponen desafíos en un camino de constantes aleteos.
Sobre los estereotipos y brechas de género existentes alega: “Se puede pensar que la Biología es para hombres, sobre todo la de campo que requiere fuerza física y estar en condiciones donde generalmente no es común ver a una mujer. No obstante, ya no es así, sabemos que para cumplir con los objetivos se necesita trabajar en equipo. De hecho, muchas biólogas pueden asistir a las expediciones porque tienen familias que cumplen con su rol”.
A Daniela le gusta estár en el monte, desconectada del mundo, como ella dice. Disfruta tanto su trabajo que ser profesora y anilladora le parecen eternas vacaciones. Quizás sea más que un zorzal real, quizás sea todas las aves que estudia constantemente, porque ella, también tiene alas para volar.
(Tomado de Muchacha)