septiembre 20, 2024
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La nueva autobiografía de Britney Spears y los tormentos del pasado

La Mujer que soy es el nombre de la más reciente autobiografía de Britney Spears, el fenómeno global del pop que luego cayó en picada frente a las cámaras.

Al texto, que salió al mercado este martes, se le vaticina un éxito seguro, por mostrarse con sus propias palabras, sin tapujos, aderezadas con la agonía de formar parte de una familia que ella cree que le falló y de una industria que devoró su talento sin piedad.

Desde compartir daiquirís con su mamá cuando era una adolescente, dos años después de volverse una figura fija en el elenco de The Mickey Mouse Club, hasta los 13 años que pasó bajo una tutela, el libro detalla como no conseguía escapar de la influencia de su padre obsesionado por controlarla.

La princesa del pop estadounidense se liberó hace dos años de la tutela que ella dice controlaba cada aspecto de su vida, desde su método anticonceptivo hasta la lista de canciones de sus lucrativos conciertos en Las Vegas.

En los meses siguientes al fin de la tutela su vida personal fue turbulenta: se casó con un exbailarín, anunció un aborto espontáneo, y luego oficializó su separación, encaminándose a su tercer divorcio.

La autobiografía, que lidera la lista de más vendidos de Amazon, fue concluida antes del último episodio de su relación con Sam Asghari, por lo que no figura en estas páginas. Aún así material no le faltará a los lectores, aseguran las fuentes.

Extractos que circularon antes de su lanzamiento, dejaron al descubierto que el libro habla sobre un aborto que ella dice que su exnovio, y colega del Mickey Mouse Club, Justin Timberlake, le instó a concretar luego de enterarse que Spears estaba embarazada de él.

Asimismo, los lectores también podrán enterarse del breve y tórrido romance con el actor irlandés nominado al Óscar, Colin Farrell, que ella describe como una “trifulca de dos semanas”.

La década de los 1990 le trajo fama y notoriedad en partes iguales, y consolidó una base de fieles seguidores ansiosos por enterarse de cada detalle de su vida.

Esto chocó con una agresiva cultura paparazzi que disfrutaba capturarla de rumba junto a celebridades fiesteras como Paris Hilton y Lindsay Lohan.

Spears insiste en que nunca había drogas y que no tenía problemas con la bebida. Admite que tomaba Adderall, un medicamento a base de anfetaminas para el déficit de atención.

Un escándalo público con su segundo esposo, Kevin Federline, y una dura pelea por la custodia de sus dos hijos anticiparon el punto más bajo de su carrera, cuando se afeitó la cabeza y golpeó el carro de un fotógrafo.

“Esas semanas sin mis hijos, perdí el juicio una y otra vez”. “No sabía ni cómo cuidar de mí”, escribió la artista.

Un año después, la justicia nombró a su padre, Jamie Spears, como responsable de su dinero y su vida personal, y durante los siguientes 13 años, se le ordenó a quien podía ver, cuánto podía gastar e incluso se le prohibió tener hijos.

“Demasiado enferma para elegir mi propio novio, pero saludable para aparecer en programas de entrevistas y para cantar frente a miles de personas en diferentes partes del mundo cada semana”, recuerda Spears.

(Con información de agencias)

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