Por: Yaima Cabezas
El 19 de octubre es un día para reflexionar sobre nuestra salud. El cáncer de mama es una de las primeras causas de muerte en mujeres, aunque aproximadamente entre el 0,5 y el 1 por ciento de las cifras corresponde a hombres.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2020 más de medio millón de personas fallecieron por ese motivo. Se trata del cáncer más común en mujeres de todo el mundo, una enfermedad que no distingue en edad, sexo, nivel social o procedencia, que puede tocarle a cualquiera, aunque sí existen factores de riesgo como la edad, el antecedente genético, la obesidad, el consumo de tabaco y alcohol, la menopausia tardía, y otras condicionantes ambientales.
Debemos conocer que en la prevención puede estar la solución. Por eso la comunidad internacional reitera la magnitud de autoexaminarnos regularmente, de observarnos y tocarnos con la finalidad de detectar cualquier anomalía, y, lo más importante, de acudir a los especialistas de inmediato si encontramos sospecha que ayude a concebir el diagnóstico precoz.
Afortunadamente en la actualidad han avanzado mucho las investigaciones para contribuir a una mayor supervivencia, pero es insuficiente porque no todas las personas en el mundo cuentan con el mismo nivel de acceso a los servicios médicos. Y porque por mucho desarrollo que exista en este campo, de nada vale si no se busca temprano criterio especializado.
Cada año por estas fechas en el mundo se realizan campañas para concientizar y hacer global la alerta para que atendamos de manera anticipada cualquier indicio porque la clave de este mal está en atajar a tiempo, para poder arrancarlo de raíz. También es un llamado para que el cáncer de mama sea prioridad para los sistemas de salud en todo el planeta, y que de ese modo se logre incrementar el acceso de la población a controles y tratamientos de manera oportuna.
Ese tipo de tumor que se crea en las células y estructuras de las glándulas mamarias, puede diseminarse por todo el cuerpo a través de los vasos sanguíneos y linfáticos, y crear así metástasis. Sin embargo, podrá extirparse por completo si no se encuentra disperso.
Otras maneras que ayudan a prevenirlo está en seguir una alimentación sana y equilibrada, hacer ejercicios físicos, evitar las drogas. Fíjese que estas son recomendaciones para casi todo mal, parece ser la clave para llevar una vida saludable con el menor riesgo.
¿Cómo podemos estar pendientes? ¿Cuáles son los principales síntomas y signos que podemos identificar en un autoexamen? Lo primero que debemos saber es que cualquier rareza que encontremos debería alertarnos. Si descubrimos un bulto, o una variación en la forma del seno, o cambios en la coloración, tamaño, textura, en fin, sobre todo hacia la zona de la axila o alrededor del pezón.
De igual forma debemos prestar atención a si de repente notamos arrugas, una hendidura, secreción, costra o despellejamiento, y, sobre todo, dolor o molestia. También debemos ser observadores ante la pérdida repentina de peso y la inflamación de brazos.
La OMS refiere que el cáncer de mama representa el 16 por ciento de todos los cánceres en pacientes femeninos, y que una de cada ocho mujeres podrá desarrollarlo a lo largo de toda su vida, por tanto, debemos prestarles atención a las señales del cuerpo, sin paranoia, con objetividad y constancia porque su detección temprana puede revertir el pronóstico totalmente con cirugía y tratamientos.
Desde finales del siglo pasado, la cinta rosada es símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. A veces es vista con temor porque se parece a la muerte, pero sin dudas es una manera de promover en público el conocimiento, apoyar, alertar su existencia, y ofrecer una esperanza a quienes están lidiando la batalla de resistencia.
Recordemos que la autoexploración es la manera más segura de aumentar la supervivencia.
(Tomado de CubaSí)