¿Qué percepción tienen los jóvenes cubanos de José Martí, el Héroe Nacional, político, revolucionario, poeta, periodista y prosista, a 170 años de su nacimiento?
En medio de crisis económica y migratoria, una pandemia, bloqueo y más medidas coercitivas unilaterales; en una época de grandes avances tecnológicos en la comunicación, en la cual se vive bajo un flujo constante de información y desinformación, contenidos audiovisuales que en muchos casos llevan el consumo hacia el terreno de lo que conviene al mercado; de globalización cultural que propicia confluencias creativas y diversidad, pero también plana homogenización; de incertidumbre y tensión a escala global, ¿qué lugar tiene el Apóstol entre las nuevas generaciones y cuánto pueden necesitarlo?
Laura Álvarez, estudiante de Periodismo, manifestó que lee a Martí menos de lo que quisiera y no tanto como lo necesita.
“Las personas de mi generación van a dar una respuesta parecida. Cuando se acaba la enseñanza básica (primaria y secundaria), ya no tienes la exigencia de leerlo tanto. Después, en el pre, para las pruebas de ingreso sí, pero cuando entras a la educación superior se va de tu campo, y si lo lees es porque quieres y no porque la enseñanza lo pida. Después de que entré a la universidad, en primer lugar, no tengo tiempo, y segundo, porque la escuela no me lo exige, tampoco lo hago”, comentó.
Un estudiante de idioma, de 24 años, Bryan Gamas, dijo que no lee a Martí: “Por supuesto, conozco algunas de sus obras de mi etapa en la escuela, Ismaelillo, La Edad de Oro, Versos sencillos, pero nunca me he aproximado a su obra por curiosidad, casi siempre fue por los profesores de la secundaria y el pre, que te mandaban a leerlo”.
Para algunos, la escuela juega un papel fundamental en la difusión del pensamiento martiano que no siempre se cumple de la manera más acertada. Se perpetúan esquematismos en la enseñanza, superficialidad y un anquilosamiento que no se ajusta al presente y a las nuevas formas de comunicar e informar.
“No creo que después de pasar por el sistema de enseñanza cubano pueda decir que lo veo como un autor accesible; para nada, sobre todo porque te lo tallan en mármol”, comentó Álvarez.
Según la estudiante de Periodismo, “es una figura tan llevada y traída que hay veces en que dices ‘yo lo interpreto de esta manera, pero en la escuela me lo están dando de esta, ¿cómo será?’. Entonces, es complicada esa interpretación, porque es una persona de un caudal intelectual muy complejo. Lo veo como un referente desde el punto de vista periodístico, ideológico… Un referente de persona consecuente, honesta, de verdadero revolucionario, de alguien que busca cambios profundos aunque te cuesten una amistad o la vida”.
Gamas afirmó que nunca ha sentido curiosidad por su obra. Piensa que “muchas veces en las escuelas no se motiva a los muchachos a leer ese tipo de libros, sino que se les dice ‘tienes que leer esto’, cuando sería mejor buscar otras maneras para que se aproximen a una figura histórica como José Martí”.
Para Daniela Ortega, una joven periodista, el Apóstol es una figura cercana para los cubanos de muchas generaciones.
“Desde que somos pequeños aprendemos quién fue, su obra, su quehacer revolucionario. Entonces, es una de esas figuras con las que uno crece, de las que siempre descubres un poco más y que, realmente, es bastante accesible para los cubanos”, dijo.
A juicio de Ortega, es antigua la forma en que instituciones y organizaciones comunican el pensamiento de Martí y su obra.
“Tenemos un público cada vez más exigente, tecnológico, conectado, expuesto a muchísimo contenido bastante atractivo. Entonces, muchas instituciones cubanas tienen un desafío grandísimo en cómo difundir la obra de José Martí de una manera en que los jóvenes prefieran adentrarse en ella antes de ver otro producto comunicativo”, señaló.
Sobre las enseñanzas de la obra martiana, Ortega comentó: “Uno las aplica, pero directamente, sin pararte a pensar ‘esto lo aprendí en una obra de Martí’, porque forma parte del ADN de uno desde chiquito”.
Los jóvenes encuestados hablan de la escuela y formas de enseñanza, de la comunicación y las instituciones, de sus experiencias personales. Hay que pensar, también, que dentro de la familia comenzamos nuestro andar por la vida, recibimos las primeras nociones o lecciones sobre valores, tradiciones, cultura, identidad… Ahí comienza todo. Dentro de todo ese bagaje puede estar el ámbito martiano.
¿Cómo puede Martí guiar a los jóvenes?
Para Lil María Pichs-Hernández, coordinadora de la revista Martillando, del Movimiento Juvenil Martiano, y especialista en relaciones internacionales de la Oficina del Programa Martiano, el estudio de la vida y de las obras del Apóstol nos acerca a “una persona increíble, un paradigma, un modelo de ser humano”.
Martí escribió sobre un ser humano necesario, el homagno, hombre magno, diferente, capaz de entregarse por completo a los demás. Pichs-Hernández comentó: “Describiendo a esta persona, se convirtió en ella. El paradigma al que nos guía, de repente es él mismo. ¿Cómo puede Martí guiar a los jóvenes? Primero, mediante su ejemplo. Segundo, es un pretexto perfecto para estudiar, siempre tener hambre de conocimiento y de imágenes y realidades diferentes, y descubrir la causa última de las cosas”.
La especialista en relaciones internacionales de la Oficina del Programa Martiano consideró que la forma en la que las generaciones jóvenes conectan con Martí está “totalmente mediatizada”, porque acceden a la obra del Apóstol mediante los medios de comunicación, las redes digitales y la producción editorial. Por lo tanto, “las apropiaciones que los jóvenes puedan hacer están condicionadas por estos materiales que se ponen a su disposición”.
Asimismo, señaló que las formas en que se abordan la vida y la obra de José Martí en los medios de comunicación y los productos editoriales influyen en que se cree una visión anquilosada y simplista del Héroe Nacional.
Otros elementos que influyen en la percepción que los jóvenes cubanos puedan tener de José Martí son sus realidades y el ámbito familiar.
Según Pichs-Hernández, si ha habido un momento clave para acercarnos a Martí es el actual. “Las crisis nos obligan a acercarnos a nuestros paradigmas para buscar un norte y continuar con nuestra existencia. En ese sentido, el Maestro no podría estar más cerca de nosotros, teniendo en cuenta la necesidad que hay de él en la actualidad”.