noviembre 22, 2024
Historias

Yass Beltrán: “Tengo que seguir peleando para que la gente quiera verme en la pantalla”

Yass Beltrán se mete en la piel de Yasmany en El derecho de soñar y, actor y personaje se convierten en uno. Automáticamente, el público conecta con las angustias y conflictos detrás del joven editor. Luego, interpreta a Michel, el capitán que no para hasta desentrañar el paradero de los delincuentes en el policíaco Tras la huella. El televidente agradece el producto final, resultado de la entrega del artista, de ese empeño con el que se aprende y defiende cada línea del guion.

Luego de “cuatro rondas exhaustivas de casting”, Alberto Luberta y Ernesto Fiallo apuestan por Yass para interpretar a Yasmany. “Lo que más me atrajo del personaje fue su humanidad y la manera en la que evoluciona pese a las vicisitudes. Se mantiene fiel, enamorado y siendo consecuente con lo que él profesa como humano y persona real”.

Si tuviera que definir a Yasmany, el actor—sin ser absoluto—defiende la tesis de que cada rol tiene matices y colores, no obstante, dice que para él Yasmany es una posibilidad de educar y trasmitir al televidente esos rasgos que lo hacen humano, equivocarse, aprender y seguir.

“Interpetarlo me aporta la posibilidad de revivir la etapa de cuando era estudiante en el Instituto Superior de Arte (actualmente Universidad de las Artes), pero desde un punto de vista diferente. Soy papá, han pasado más de siete años desde que me gradué, pero son los mismos problemas: la necesidad de una vivienda, pagar un alquiler, no tener los implementos para trabajar y poder expresarme mediante el arte. La vida constantemente me iba poniendo trabas para buscar soluciones”.

—Ahora que ve el producto terminado, ¿hubiera hecho algo diferente?

—Generalmente cuando se termina un proyecto siempre uno se queda con deseos de haber mejorado o cambiado determinadas cosas. A veces no puedo ver lo que hago en televisión porque en esos horarios estoy trabajando. Pero, creo que le hubiera dedicado más tiempo a estudiar el fenómeno de la radio, aunque en el guion de la novela estaba bien planteado lo que se quería. Luberta y Fiallo son dos directores que saben lo que quieren, hablan claro y ensayan mucho para que el resultado sea óptimo.

“Yasmany es una posibilidad de educar y trasmitir al televidente esos rasgos que lo hacen humano”, asegura el actor. Foto: Tomada de Instagram.

—¿Cómo fue el trabajo con estos directores?

—Es como como trabajar con un niño grande. Luberta siempre se está riendo, bromeando. Es muy inteligente, sabe lo que quiere y te explica las cosas al duro y sin guantes. Él te dice ‘esto es lo que quiero’, y no hay rodeos. ‘Vamos a salir a buscar aquello’.

“Por otro lado, Fiallo es serio, pero te dice las cosas de una manera más sutil, y si eres inteligente la captas, y si no, hay que volver a repetir. Me divertía muchísimo con él porque es un tipo muy irónico; la gente inteligente generalmente es así.

“Fiallo y Luberta son dos caras de una moneda, con diferentes caracteres, pero tienen en común el deseo de hacer y el talento. Son los dos directores con los que siempre quise trabajar en una telenovela, y tener la oportunidad de que me dirigieran juntos, fue un bombazo”.

—¿Y con el resto de los actores?

—Asumimos el reto de hacer una telenovela en homenaje a la radio. Primó en el trabajo el intercambio, la retroalimentación, tanto entre los jóvenes como otros que son cátedras de la actuación en Cuba. El derecho de soñar marcó una pauta en la amistad con varias artistas, figuras de la radio y actores con reconocimiento nacional e internacional.

—¿Qué significa la radio en la carrera de Yass Beltrán?

—En la Escuela Nacional de Arte damos una asignatura que propiamente tiene que con la radio en donde te enseñan técnicas para trabajar en este medio. Los actores cubanos no tenemos una formación radial porque muchas personas la subvaloran. Creo que todos los del gremio debiéramos pasar por la radio, porque es un vehículo para expresar los sentimientos de un personaje o una intención solo con la voz. Eso es muy difícil.

“La radio para mí es una asignatura pendiente. Tengo que dedicarle tiempo, adentrarme, porque es un lenguaje diferente. Hay que aprender a respetarla”.

—¿Cuál crees que sean las características que permitirán que el público conecte con El derecho de soñar?

—La novela no se llama así por gusto. Muchas personas han juzgado la novela precipitadamente y han emitido críticas porque toca temas sensibles. Creo que cuando interioricen de qué va y cuál es la verdadera trama de los personajes y de la novela —independientemente de que el discurso sea homenajear a la radio— El derecho de soñar va a marcar un antes y un después en la perspectiva del público cubano.

“Los actores cubanos no tenemos una formación radial porque muchas personas la subvaloran”. Foto: Tomada de Instagram.

Sobre el personaje de Michel en Tras la huella, Yass Beltrán refiere que tener un rol fijo le da la posibilidad de desdoblarse y hacer algo diferente. “Los términos técnicos y la dinámica policial de la serie condiciona un comportamiento. Eso a veces te limita”.

En lo personal, el policíaco lo ha ayudado a darle mayor visibilidad y a ganarse el respeto de un público que sigue con asiduidad ese espacio, con antecesores que dejaron la vara alta, como Su propia guerra o Día y Noche.

A la hora de construir un personaje, primeramente, Yass escucha lo que quiere el director, el guionista o el dramaturgo. “Trato de pensar que haría en esa situación, y a partir de ahí comienzo a crear. Si el director está de acuerdo, continuó esa línea”.

El actor dice que su carrera está en una etapa peligrosa. “Si no concientizo que, aunque estoy en un buen momento, tengo que seguir hacia adelante, puedo quedarme donde estoy y no es el objetivo. Mi carrera está en una etapa soñada, mi esfuerzo convertido en fruto. Estoy viendo el resultado de mi trabajo, de mi empeño, de mi estudio, del día a día porque no ha sido un proceso corto. Eso lo veo cada vez que una persona me escribe algo bonito en las redes sociales, o me dan un criterio de lo que piensan, que no necesariamente tiene que ser positivo”.

De sus 32 años, Yass Beltrán le ha dedicado 18 a la actuación. “Tengo que seguir peleando para que la gente siga deseando ver a Beltrán en pantalla”, agrega, y eso es una tarea bien dura.

“No creo en las casualidades y si Dios quiso que llegara y pasara por tantos procesos difíciles y complicados, significa que había algo al final del túnel, una recompensa. Dije ‘es por aquí y aunque sea largo y fuerte el camino, voy a luchar por eso’”.

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