El 9no. Festival de Cine de Verano ha apostado por una manera de asumir el cine como arte compartido, lo cual está en las esencias de esa manifestación. Es una invitación a encontrarse en la gran pantalla, a disfrutar en compañía de historias, personajes y emociones, que honra una tradición que el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) ha defendido desde sus inicios.
En esta ocasión, la cita rinde homenaje a los aniversarios 65 de Animados Icaic, la Cinemateca de Cuba, el Cine Móvil, el Noticiero Icaic Latinoamericano y la revista de Cine Cubano, auténticos hitos de la cultura nacional. Se reafirma así el papel del séptimo arte como memoria, entretenimiento y cultura viva.
La propuesta llega a todo el país con estrenos, ciclos temáticos y presentaciones especiales. El Cine Móvil, esa mítica iniciativa, ha vuelto a recorrer varias comunidades. Se habilitaron espacios al aire libre, entre ellos la Colina Lenin, en Regla, donde se ha evocado la magia de las primeras presentaciones en escenarios poco convencionales.
El Festival recupera clásicos restaurados como Capablanca, de Manuel Herrera, y Vampiros en La Habana, de Juan Padrón, y el estreno del documental sobre el multicampeón olímpico Mijaín López. La programación busca atraer tanto a cinéfilos como al público ocasional, y mantener la premisa de que el cine debe ser accesible para todos.
Los más pequeños tienen un lugar protagónico con la programación especial de Animados Icaic en el cine La Rampa. Allí se celebra la Peña de Federico y se destaca la impronta de personajes icónicos como Elpidio Valdés.
Se suman colaboraciones internacionales con cortos y largos de animación de varios países, así como talleres de creación para niños, jóvenes y adultos bajo la modalidad de puertas abiertas. Es una manera de vincular el entretenimiento con la formación artística y el diálogo intergeneracional.
La Cinemateca de Cuba amplía su alcance con nuevas subsedes provinciales y una programación que incluye muestras de cine indio, una antología italiana y una selección francesa. Se destaca la cuarta edición del Festival Orizzonti, que proyectó obras de Roberto Andó y rindió homenaje a figuras esenciales del cine italiano como Fellini, Pasolini, Magnani y Mastroianni.
Este Festival es una oportunidad para reafirmar el compromiso con la preservación y difusión del patrimonio fílmico.
La programación semanal de la cita se organiza con un criterio que combina tradición y novedad: los martes, cine cubano clásico; los miércoles, ciclos temáticos; los viernes, hitos del cine nacional; y los fines de semana, funciones infantiles por la mañana y propuestas para adultos en la tarde. Esta estructura facilita que cada espectador halle un espacio y que la experiencia cinematográfica se viva como un acontecimiento cultural y social.
El 9no. Festival de Cine de Verano se consolida así como una gran fiesta de la cultura, un espacio para ver, aprender y recordar.
Es mucho más que una simple cartelera: se trata de reafirmar una experiencia colectiva que ratifica que el cine es un puente entre generaciones, geografías y sensibilidades.
En pleno verano, el cine vuelve a ser un punto de encuentro, un lugar donde memoria y actualidad confluyen en la maravilla de las películas.
(Con información de Juventud Rebelde)