Por estos días, Cuba se ha mantenido al tanto del Campeonato Mundial de Voleibol que acontece en Eslovenia. Allí la selección nacional quedó tercera de su grupo en la fase de clasificación y buscará el sábado ante Italia el pase a cuartos de final.
Para continuar en competencia, los discípulos de Nicolás Vives tendrán que ir con todo ante uno de los mejores equipos del torneo y con mayores resultados en los últimos años.
En el siguiente trabajo, más allá de valoraciones de lo que se ha visto sobre la cancha, de los aciertos, desaciertos y ajustes a realizar; los acercamos a las carreras deportivas y la vida de dos jóvenes que destacan por su versatilidad en esta generación que hace soñar a seguidores y especialistas: el opuesto Miguel David Gutiérrez y el pasador Iyvan Taboada Díaz.
Ambos, accedieron gentilmente vía WhastApp a la solicitud de Cubadebate, en medio de la tensión que impone una lid como el Mundial.
“Seguiremos con sed de lograr grandes cosas”
“Mis inicios en el voleibol fueron inesperados, aunque ya varios miembros de mi familia lo habían practicado. Mi madre, mi abuela, mi tío y mis abuelos estuvieron en la selección nacional.
“Uno de mis abuelos fue el reconocido entrenador David Suárez, quien jugó varios años en el equipo Cuba. Luego, se desempeñó mucho tiempo como entrenador de la selección nacional de Venezuela. Lamentablemente, ya murió.
“Pero, en mi caso, aún en la primaria no me había decidido por el voley. Estando en la escuela, en una de las clases de Educación Física nos pusieron a jugar. Todo empezó con el entrenador Rolando Salas, de Villa Clara. Vivía frente a mi primaria, la Ramón Ruiz del Sol.
“Él se percató de mis condiciones y, sin dudarlo, fue hasta donde yo estaba. Pidió directamente hablar con mis padres para explicarles la situación y hacerles entender mis potenciales en el deporte.
“Luego de aceptar la propuesta empezamos a entrenar en un área que quedaba bastante lejos de donde estudiaba. Todos los días, él me llevaba en su bicicleta. A medida que pasaba el tiempo, se hacía más complicado, porque crecía rápido y mis pies eran muy largos para estar montado en la parrilla de la bici”.
–¿Cómo fue el tránsito por los diferentes niveles de enseñanza?
–He transitado por todos. Primero empecé en las áreas deportivas, las provinciales y las nacionales. Teniendo siempre buenos resultados y diplomas. Luego, me captaron para la EIDE, donde estuve cinco años. Después, me llamaron para selección nacional.
“Estando en el equipo Cuba, siendo todavía cadete, participé en mi primera competencia internacional. Alcancé dos premios individuales y terminado ese evento, asistí al Norceca juvenil, desempeñándome como jugador de cambio.
“Terminada la edad de cadete, empecé en el equipo juvenil, en el que también obtuve varios reconocimientos. Fue la época del ‘grandioso mundial’ donde alcanzamos el segundo lugar, siendo escogido como el mejor opuesto.
“En mi último año de juvenil, ya empezaba en el sub-23 y en el equipo nacional de primera categoría. Al finalizar el sub-23, era regular en el conjunto de mayores, que es prácticamente el mismo que está ahora”.
–¿Cuándo llegaron las contrataciones?
–Luego de varios años en la selección nacional empezaron las contrataciones. Mi primera liga como jugador profesional fue en el Italia- Ravenna, donde tuve una discreta participación.
“Al acabarse la temporada en Italia, el próximo año fui a jugar a Argentina con el club Gigantes del Sur. Y en la primera semana de entrenamiento sufrí una lesión en el hombro derecho. No obstante, me dio chance a terminar la liga, mediante tratamiento y fisioterapias.
“Posteriormente, la lesión se agravó y terminé con una cirugía en el hospital Frank País. Apenas, terminé la temporada.
“Fui operado por el doctor Ricardo Tarragona. La intervención quirúrgica fue todo un éxito, en un tiempo de dos horas.
“En el proceso de recuperación se me presentaron varios problemas y tardó mucho. Me mantuve fuera del equipo Cuba por dos años y medio.
“Después de recuperarme, empecé nuevamente a entrenar y buscar mi mejor forma. Hasta hoy que me encuentro listo para empezar una nueva etapa, además de poner todo mi potencial en el club Al Khowildiah, de Arabia Saudita”.
–¿Cómo han logrado en tan poco tiempo el team work en la selección nacional?
–Ya sabemos quiénes somos y dónde estamos ubicado en el primer nivel del voleibol. Nos llevamos muy bien, es como dije antes: “un equipo que viene junto desde cadetes”. Por lo menos yo, en lo personal, me llevo excelentemente con todos.
–¿Qué consideras del Mundial de Eslovenia?
–Estamos dando el máximo. Después de esta experiencia, sea cuál sea el resultado, seguiremos con sed de lograr grandes cosas.
–¿Qué hace en sus tiempos libres?
–Casi todo el tiempo estoy practicando voleibol. Y cuando no, estoy por completo con mi familia, en especial junto a mi hija de dos años.
–¿De no ser voleibolista, a qué se hubiera dedicado?
–Es algo que nunca tuve la oportunidad de pensar. Siempre ha sido mi elección el voleibol. Sí o sí desde los 11años que empecé.
El opuesto Miguel David Gutiérrez resultó el jugador más valioso del l Challenger Final Four Norceca 2022, celebrado en Pinar del Río en el mes de junio.
“Me gustaría estar entre los pasadores más destacados del mundo”
“Me inicié en el voleibol en séptimo grado. Antes, había practicado tenis de campo, pero en sexto lo dejé.
“Gracias a mi papá comencé en el voly. Él había jugado béisbol y voleibol. Siempre le gustó la idea de que yo practicara deportes y mucho más, el voleibol.
“Un día me llevó a la Ciudad Deportiva, porque somos del Cerro. Ahí empecé a entrenar y poco a poco me fui familiarizando”.
–¿Cómo fue entonces el tránsito hacia la Escuela Nacional de Voleibol?
–A finales de séptimo grado me llevaron a un concentrado en la sala polivalente Ramón Fonst, con vistas a la preselección para la EIDE Mártires de Barbados, pero no pude entrar porque a esa edad aún no era muy alto.
“Entonces, seguí entrenando en diferentes áreas deportivas de la Ciudad Deportiva, en La Habana Vieja, el Pontón de Centro Habana…, hasta décimo grado que entré en el pre.
“No obstante, me mantenía entrenando voleibol por las tardes, hasta que logré entrenar como invitado en la EIDE, a principios de décimo grado.
“En esa etapa gracias al entrenador Miguel Armenteros, “el chino”, pude entrar a la EIDE, a mediados de décimo y estuve ahí hasta doce.
“Terminando el doce grado fui invitado a una copa que se hizo en la Escuela Nacional de Voleibol, en la que tuve buen desempeño. Como le gusté al entrenador que en ese tiempo estaba al frente de la categoría cadetes, Jesús Cruz, me dieron la matrícula y desde el 2016 pertenezco al centro.
“Al cabo de los años me he desarrollado como atleta. En 2021 jugué en la liga rumana, fue mi primera temporada como profesional. Este 2022 volveré de nuevo a ese club”.
–¿Cuáles fueron sus referentes?
–En mis inicios lo fue Raydel Hierrezuelo, pasador del equipo Cuba. Me gustaba mucho como jugaba, independientemente de que existían otros armadores de calidad en el mundo.
“Además, te puedo decir que mi papá siempre fue mi motor impulsor en el deporte. Me inculcó a nunca bajar las ganas, a intentar ser mejor cada día”.
–Teniendo en cuenta sus actuales resultados, ¿cuáles son sus aspiraciones?
–Durante estos años hemos alcanzado muchos resultados: el subcampeonato mundial juvenil, bronce mundial sub-23, títulos de torneos Norceca y Copas Panamericanas, además de la plata en los Juegos Panamericanos, de Lima 2019.
“En estos momentos mis aspiraciones son ser medallista mundial y olímpico. Es lo que nos va faltando. Estamos en la puerta, a la entrada de esos niveles, que son los primeros a escala global.
“Personalmente, me gustaría estar entre los pasadores más destacados del mundo y jugar en las mejores ligas del planeta”.
–¿Cómo han logrado en tan poco tiempo el llamado team work, teniendo en cuenta que están contratados en diferentes ligas?
–Diría que no ha sido en tan poco tiempo. Desde 2016 cuando entré, hasta la fecha, hemos mantenido prácticamente el mismo equipo. Han existido muy pocos cambios.
“La base se ha mantenido unida y hemos compartido dentro y fuera de la cancha. Hemos pasado juntos por problemas, situaciones y alegrías. Eso ha provocado que cada vez más la comunicación, confianza y hasta el cariño de todos se haya hecho más fuerte”.
–¿Quiénes son sus amigos en la selección nacional?
–Todos lo son. Nos llevamos muy bien. Pero si te tuviera que mencionar a los más allegados, con los que tengo mayor confianza, digo que Roamy Alonso, Miguel Ángel López, Javier Concepción y Marlon Yant. Entre esos cuatro podría estar mi mejor amigo. Y si tuviera que elegir uno, me decido por Roamy Alonso”.
–¿Cómo hace para mejorar en su posición?
–Mi posición, la del pasador, es la que más tarda en madurar, porque requiere de disímiles elementos durante los partidos. Como es tan complicada, tienes que hacer hincapié en la precisión y en orientaciones tácticas que te da el entrenador, además de las cuestiones generales.
“Trabajamos mucho con bolas que nos tiran y las pasamos, teniendo exactitud en el pase. También, enfatizamos en la táctica de pasar en el momento indicado y a la persona necesaria. Son diferentes y muy interesantes los ejercicios para madurar como pasador”.
–¿Qué cree del campeonato del mundo?
–Están los mejores equipos y voleibolistas del planeta. Estamos jugando al máximo nivel que existe.
“En estos momentos el voleibol mundial ha evolucionado mucho respecto a años atrás. Se juega a un 60 % diferente a épocas anteriores”.
–¿A qué se dedica cuando no está en la cancha de voleibol?
–En mis tiempos libres estoy en el barrio con los amigos, me quedo en casa con mi novia y mi madre, visito a mi padre, salgo con las amistades…
–¿De no haber sido voleibolista, a qué te hubieras dedicado?
–Para mí el voleibol es lo más bonito que existe. De no haber sido voleibolista, no sé qué hubiese sido de mi vida. Recuerdo que cuando era niño, mi madre, mi familia me preguntaban qué sería de grande, o, incluso las personas en la calle y yo respondía. “Voy a ser deportista. Si no, no sé qué seré”. Es que no tengo otra preferencia en la vida que no sea el deporte y más por el voleibol.