Por: Ana María Domínguez Cruz
Recién salido del horno, pudiera decir, está el disco Coral Way, del pianista y compositor cubano Alfredo Rodríguez, listo para escucharlo y seguir las rutas que va trazando en su lógica evolución musical.
Desde el pasado 18 de agosto está disponible en todas las plataformas digitales y tras su escucha, le contacto, porque me interesa saber hasta dónde este álbum cierra o abre un nuevo ciclo en la vida de este talentoso músico; qué tantas latitudes recorre cada año, para llevar en primer lugar, su quehacer y nuestras raíces.
Afable y de rápida respuesta me mantiene al tanto de su trabajo actual, aunque a través de las redes sociales podemos tenerle cerca, incluso en sus “juegos” musicales en casa, a solas o con amigos.
“Fíjate que justamente esos videos que coloco en mis redes sociales, que los grabo para mi divertimento, se han convertido en virales, afortunadamente. A raíz de eso, he incorporado poco a poco en mis discos algunas de esas canciones. En discos anteriores, por ejemplo, incluí mi versión de “Super Mario” y de “Thriller”, de Michael Jackson, que me une a mi productor y mentor Quincy Jones, quien fuera productor de ese álbum. En Coral Way decidí entonces incluir dos arreglos que hice para los temas “Para Elisa”, de Beethoven y “La Bilirrubina”, de Juan Luis Guerra.
“Los demás temas son originales: ‘Coral Way’, ‘Blueberry Fields’, ‘Maracuyá’, ‘Distant Memories’, ‘El Llamado’ (a dúo con Cimafunk). Con Alana Sinkey, de Guinea Bissau, radicada en Madrid, hice el dúo en ‘Fidju di Lua’ (‘Hija de la luna’) y en ‘Sueño de Luz’, una canción dedicada a mi salida física de Cuba porque mi alma y mi corazón están en mi país”.
En cada tema se perciben las influencias musicales de cada vivencia que has tenido en diferentes latitudes…
—Es una suerte que he tenido, la de viajar y conocer otras sonoridades. El jazz siempre ha sido la base, digamos, la raíz de mi música, pero tengo influencias de funk, de rock, de la música de muchas culturas. Siempre me he arrimado a todas las culturas del mundo, gracias a mis viajes. He conocido a muchas personas interesantes y a los músicos que conozco siempre quiero sumarlos a mi trabajo. Justamente en Coral Way está el percusionista argentino Marcelo Woloski y el guitarrista español Juanma Montoya. Todos somos de diferentes lugares con una misma meta que es la de llegar a los corazones de las personas con un mensaje de amor y perseverancia.
“He tenido la dicha de compartir escenario con algunos de mis ídolos. Por ejemplo, tuve una bonita relación musical y de amistad con el maestro Chic Corea, con Herbie Hancock, con Esperanza Spalding, con Richard Bonna, con Quincy Jones… con muchos. He tenido mucha suerte en mi vida de compartir con ellos, grandes de la escena mundial que admiro. Cubanos también, como el percusionista cubano Pedrito Martínez, con quien grabé mi disco anterior Duologue.
“Siempre busco una justificación para compartir con los grandes en el escenario y seguir aprendiendo, mi meta principal. No solo aprender de la música sino también de la gente, las culturas, el mundo”.
¿Coral Way cierra o abre un ciclo diferente en tu vida musical?
—Mi música está bien influenciada por todas mis experiencias cotidianas. Estamos en constante movimiento, no solo en la parte artística y musical, sino también en la vida personal. Motivaciones e inspiraciones nos llegan constantemente.
“Este disco nace de una decisión de mudarme a Miami. He vivido en Florida los últimos 4 años después de casi 15 años en Los Ángeles. También soy papá de una niña de 4 años y me inspiré durante ese tiempo de aislamiento al que debimos someternos por la propagación de la COVID-19. Estuve aislado de los escenarios, no pude compartir mi música como me gusta hacer. Decidí escribir la música de Coral Way, este disco que lleva el nombre de la calle donde vivo.
“Es un álbum de celebración, suena festivo por la influencia de la música cubana y africana. Es mi esencia, realmente. Compuse el disco pensando en un momento como ahora, que sí puedo estar en el escenario, que es de las cosas que más feliz me hace en la vida.
“Tuve la dicha de compartir con grandes músicos cubanos como Michael Olivera en el drums, Yarel Hernández en el bajo, Carlos Sarduy en la trompeta, Regis Molina en el saxofón, Denis Cuní en el trombón.
“Coral Way es, entonces mi proyecto actual, mi nueva vida. Hace poco salió el álbum, por lo que estaré inmerso en su promoción. Comencé una gira extensa el 19 de septiembre por varias ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Denver, Boston, Sant Louis, Chicago y Miami, entre otras. Luego estuve en algunos países de Latinoamérica y en Europa, y me presentaré en Asia en noviembre”.
¿Proyectos a largo plazo?
—El año que viene volveré a viajar hacia diferentes latitudes como parte de la promoción del álbum y tengo previsto realizar algunos conciertos con formato de música sinfónica, que estoy escribiendo ahora.
“Solo puedo decirte que el 2024 viene con nueva música, con nuevas colaboraciones, con momentos muy especiales”.
Sugiero entonces seguir la trayectoria de Alfredo. Tocororo (2016), Sounds of space (2012), The Invasion Parade (2014), The Little Dream (2018), Duologue (2019) y Coral Way (2023) son los fonogramas que nos ha ido dejando, a medida que sus inquietudes y creaciones se conectan de manera coherente. El disfrute está garantizado en todos, pero lo más importante es notar en cada uno las esencias cubanas y universales, magistralmente entrelazadas.
(Tomado de La Jiribilla)