“Los personajes de villana me apasionan”

Por: Rubén Rodríguez González

“Los personajes de villana me apasionan”, confiesa Amelia Fernández Ferreras a propósito de su rol de Esther de la Osa, en la telenovela cubana El derecho de soñar, que se trasmite actualmente.

Sobre su papel en la novela de Ángel Luis Martínez y Alberto Luberta, quien la dirige junto a Ernesto Fiallo, conversa la joven actriz con Ahora; y también habla acerca de su vocación, experiencia, expectativas, sueños y de su incipiente carrera cinematográfica, que la colocó en películas laureadas como Nido de mantis, de Arturo Soto, e Insumisas, de Fernando Pérez.

Favorecida por una peculiar apariencia angelical, que le granjeó los roles de “niña buena, la engañada” durante sus estudios, y recién graduada, los papeles positivos en los espacios dramatizados de la televisión, Amelia revela que deseaba un vuelco en su carrera:

“Una vez llegó el primero con un poco de malicia, se destapó la caja de Pandora, hasta llegar a Esther de La Osa, que teje un sinfín de enredos. El reto principal al interpretar este personaje, o cualquier otra villana, está en entenderla, en saber qué la lleva a hacer cada cosa, de dónde viene cada actitud, qué la provoca, porque simplemente ‘hacer de mala’ no tiene sentido; hay que estar del lado del personaje, aunque cueste, nunca en su contra. Espero lograr que los espectadores la vean real, que la odien, pero la quieran. Es un honor que el personaje llegue al final de la novela interpretado por una actriz como Verónica Lyn, a la que admiro desde que empecé en esta carrera y que ha sido un referente siempre”.

Interpreta a una mujer malvada en medio de un elenco de gran calidad, ¿cómo logra estar a la altura?

—Creo que, precisamente, estar rodeada de un elenco tan experimentado y profesional me ayudó muchísimo. Me sentí apoyada siempre, tuvimos varios ensayos previos al rodaje; ahí, junto a Luberta y Yailín Coppola, fuimos dándole forma a cada escena. Conocía a casi todos los actores con los que comparto escena, con excepción de Delvis Fernández, pero él tiene un carácter tan espectacular, que no fue difícil crear rápidamente una armonía. Siendo así, el trabajo se hace muy fácil. Entre todos, nos ayudamos mucho durante el rodaje, nos dimos ideas, fuimos acomodando cada momento, pensando siempre en el trabajo conjunto.

¿Cómo trabajó un personaje tan inquietante como Esther de la Osa, cuya fragilidad confunde?

—A los personajes hay que entenderlos, estudiar sus porqués; ni Esther ni nadie hacen las cosas porque sí. Como este personaje es parte de una ficción, le podíamos crear la historia de vida que quisiéramos. Yo creo que su vida hasta este punto no ha sido fácil; tal vez, la respuesta está en su crianza, su familia, sus padres, las enseñanzas que le dieron o no, cómo la han tratado o maltratado, a quién quiere demostrarle hasta dónde puede llegar. Los personajes no son en blanco y negro; hay tonos, matices y hay que saber encontrarlos.

¿Qué experiencia le deja este personaje en lo profesional y respecto al público?

—En lo profesional, representa un crecimiento, que no está ligado obligatoriamente al éxito en el trabajo, sino al aprendizaje, a qué hice bien o no, qué falta, qué sobra; es ganar en experiencia. Viéndolo así, siempre se gana, y claro, espero poderle haber regalado al público la Esther que se quería.

Ha participado en varias telenovelas, ¿qué opinión le merece el desarrollo del género en Cuba?

—Creo que las telenovelas son un espacio necesario, que no se debe dejar morir; el público lo espera con ansia, por eso es que debemos siempre esforzarnos por superar las expectativas de los televidentes, contar historias interesantes, entretenidas, que ayuden también a educarnos como sociedad, que hagan el bien.

Entró al cine por la puerta grande, ¿qué significa para una joven actriz?

—El cine es uno de mis amores. Me encanta ver cine y trabajar en cine, su sinceridad me cautiva, y poder empezar mi carrera haciendo cine fue un regalo de la vida y un deseo cumplido.

Al parecer el éxito le acompaña, me refiero al también premiado video musical “El mambí”.

—Fue un reto. Aprender a montar a caballo en tiempo récord; aprender a montar bien, no más o menos, fue una locura que se logró. Mi cuerpo se lo sintió muchísimo, me dolía todo el cuerpo, estaba llena de hematomas, arañazos, quemaduras por fricción, pero son sacrificios que se hacen por la profesión, que en algún momento tendrán su recompensa. Aun así, he de decir que aprender a montar caballo ha sido una de las experiencias más ricas que me ha dado mi trabajo.

A propósito, ¿cómo recibe Amelia el éxito?

—Creo que nunca pienso en él, o sí, pero no de una manera egoísta. Para mí, el éxito está en que, al menos, una persona aprenda o se sensibilice con lo que haces, en lograr cambiar algo en alguien, en ayudar.

¿Qué le ha dado el grupo de teatro El Público?

—Teatro El Público me regaló muchísimas enseñanzas: la posibilidad de graduarme con una obra como Harry Potter o se acabó la magia, hacer teatro profesional por primera vez; me enseñó el rigor del teatro y me abrió puertas para luego trabajar con otras directoras y directores teatrales.

¿Cómo han influido en su carrera el trabajo en el cine, la televisión y el teatro? ¿Cuál prefiere?

—Cada medio ha influido de manera particular, cada uno es diferente y, a la vez, todos tienen puntos en común. No podría elegir uno, como tampoco quisiera elegir entre un personaje u otro. En cada uno he aprendido y he intentado crecer un poco más.

¿Cómo surgió la vocación?

—Llegué un día a mi casa y dije que quería estudiar en la ENA (Escuela Nacional de Arte), que quería ser actriz. Dos años después, en el primer año de la ENA, cuando hice mi primer examen de semestre de actuación y felicitaron a mis padres por mi buen resultado, fue que ellos terminaron de entender que lo mío iba en serio. La verdad es que no me puedo quejar, tengo unos padres que me apoyan muchísimo en mi carrera, aunque al principio hayan pensado que se trataba de un pronto mío.

Como egresada de la ENA y el Instituto Superior de Arte (ISA), ¿qué le ha aportado la academia?

—La academia aporta muchísimo. No es la única vía para llegar; sobre todo, porque estamos en constante aprendizaje, pero allí te dan muchas herramientas para tu formación y te puedes permitir tropezar y explorar.

¿Maestros e influencia?

—Muchos, no podría decirlos todos.

¿Actores favoritos?

—Tom Hanks, Meryl Streep, Viola Davis, Anthony Hopkins…

Hábleme de su “librito”, las normas y reglas para el trabajo

—Soy muy organizada en mi trabajo. Me gusta estudiar, me gusta llegar a mi casa y dedicarles tiempo a mis personajes, a mis escenas; por tanto, me gusta que se respete el trabajo que hago, mi espacio. Cada quien tiene su “librito” y es muy respetable, pero no puede interferir en el trabajo del otro. Siempre soy muy respetuosa con mis compañeros y exijo lo mismo de ellos.

Hace publicidad y tiene presencia activa en redes sociales, ¿cuáles considera sus pros y sus contras, se considera una influencer?

—Las redes sociales son otra forma de llegar al público, son otra vía para promocionar nuestro trabajo y funcionan como entretenimiento. No me considero exactamente influencer, pero sí creo que algunas personas confían en mi criterio y, por tanto, a veces puedo servir como referencia sobre algo.

“Las redes son una responsabilidad. Cuando tienes cierta cantidad de seguidores, llegas a muchas personas diferentes entre sí con tu contenido; por tanto, yo siento que hay que ser consecuente con ello; trato siempre de mostrarme cómo soy, aunque tampoco me gusta mostrarme desastrosa.

“Evito los filtros, tengo fotos muy maquillada en sesiones de trabajo, pero también tengo fotos naturales sin nada de maquillaje, porque así soy. Estoy bien clara de lo que quiero expresar, de mi forma de pensar y por ahí van siempre mis redes”.

¿Es la fotografía su hobby?

—Me encanta que me fotografíen, empezó como hobby, pero se convirtió también en trabajo. Además, tener un esposo fotógrafo influye. La cuarentena fue más llevadera y divertida gracias a eso; admirar su trabajo y confiar en su criterio lo hacen todo más fácil.

¿Podemos saber su nombre?

—Yaas Valdés… Aún me es raro decir esposo. Hace solo un mes éramos novios.

¿Puedo publicarlo en la entrevista?

—Claro.

¿Qué papeles prefiere encarnar, roles soñados, algún personaje icónico?

—No podría decir, pero me encantaría hacer algo biográfico, encarnar a un personaje real. También quisiera hacer una película de acción.

¿Planes y proyectos inmediatos?

—Hay muchos proyectos y sueños de los que aún no puedo hablar, pero sin dudas seguiré trabajando.

¿Superstición?

—Digamos que cada cosa tiene su momento para saberse.

¿Cómo es la Amelia real?

—La Amelia real es de todo un poco, solo aseguro que no se parece a Esther. Mi abuela dice que soy dulce, pero quizás otros no digan lo mismo, depende de las circunstancias. Creo que estamos hechos de un poco de todo.

¿Cómo desea ser recordada?

—Mi mayor meta es ser feliz y deseo ser recordada así. Mi padre siempre ha querido eso para mi hermana y para mí, su orgullo siempre será que seamos buenas y felices, da igual a dónde lleguemos o a lo que nos dediquemos. Entonces, quiero eso: ser recordada como alguien que vivió feliz.

(Tomado de Ahora)